8. Amigos, palabras y accidentes

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El segundo día de escuela fue un poco más cansado, y el tercero y cuarto ni se diga. Pero al fin era viernes y todo fue tranquilo y relajado. Ese día siguió siendo de presentaciones, juegos, una siesta y desayunos; y amigos... Pues... Yo sólo esperaba ver a Rouge entrando en mi salón para platicar y jugar.

El día comenzó con todos los Dark Rose llegando más temprano del horario normal, gracias a que en ese entonces Tikal, como era la mayor, tenía que llegar antes a la escuela. Después, entre Sonic y yo, quienes éramos los que seguían de Tikal (nos llevábamos por tan sólo 9 meses de edad), fuimos a dejar a Scourge, Amy y Silver a sus respectivas casas. Luego, el erizo azul y yo nos separamos; junto a él iba un halcón verde, un poco más alto que Sonic. Se saludaron de puño y se fueron caminando juntos. A mí me tocó ir sin compañía, aunque lo disfrutaba. Esos casi 6 años de mi vida había aprendido que la soledad era lo mío a veces. Sin embargo, también adoraba la compañía. Pero eso ya es otro asunto.

Entré al salón y me senté en uno de los tapetes de colores que adornaban el piso. La paz reinaba por todo mi salón de clases, ya que mi alma era la única que habitaba ahí. Unos minutos más tarde entró eufórica la murciélago blanca a saludar y a sacarme de mis pensamientos.

—¡Shadi— gritó corriendo hacia mí. Sus grandes ojos turquesa en verdad me tenían loco, y sólo contaba con 5 años. No sabía lo que era el amor.

—Hola linda— contesté, y me levanté a abrazarla.

—Debo contarte las cosas que hice ayer: fui con mi hermano Rage al centro comercial y entramos a una tienda donde nos confundieron por gemelos, pero no. Ah, y en esa tienda compré listones y algunas blusas y vestidos para ponerme hoy cuando vaya a tu casa, ¿sí recuerdas que iré a comer, no? ¡Ah! Y también fui a mis clases de tennis y ...—

Recargué mi cara sobre mi brazo izquierdo mientras contemplaba cómo me contaba todo. Realmente era muy linda, y cada que me contaba de su día, sus ojos se llenaban de luz. La cara se me llenó de una media sonrisa mientras la veía embobado, cosa que notó y se empezó a reír. Acercó sus manos a mi cara y dio unos aplausos para que regresara de ese lugar muy muy lejano a donde mi mente se había ido a viajar.

—¿Sigues ahí?– preguntó divertida

—Prométeme que algún día, tú y yo, nos vamos a casar— pensé, en voz realmente alta

Ella soltó una carcajada. Fue ahí justo cuando pude regresar en sí. Podía sentir calor subiendo por mis mejillas hasta la frente. Había dicho algo que no correspondía.

—Lo-lo siento Rouge, no era mi intención...—tartamudeé

—Te lo prometo. Palabra de amigos, futuro... Ammm... ¿Esposo?—

—Promesa— terminé por decir después de un momento de silencio

Y no, no era amor. Sólo era inocencia, aún.


A la hora de la salida, todos nos reuníamos en la explanada principal que conectaba a todas las "casas". Ahí cada quién llegó con varios amigos, y bueno, yo llegué caminando con Rouge. Sonic iba acompañado del halcón verde del inicio, Jet. Tikal llegó sumamente emocionada hablando de temas sociales junto con una iguana de escamas moradas y azules mayor que mi hermana, buen amigo de ella. Scourge llegó junto con un lobo con pelaje blanco como la nieve y una zorro/a (les dejo a su criterio cómo llamarla) con una coleta en alto y flequillo; sus nombres eran Drago y Fiona, respectivamente. Silver estaba platicando cosas de videojuegos y tecnología junto con un zorrito amarillo de dos colas, llamado Miles Prower; al verlo podías imaginar que era todo un bebé, pero estaba en el mismo año que Silver a pesar de su edad, ya que tenía un IQ bastante elevado. Y por último Amy, quién junto con una ardilla de pelaje crema, corrían y bailaban hacia nuestra dirección.

—Espero que ya todos estén listos para ir a la casa hoy— dijo el erizo azul

—Nos espela la mejol de las taldes chicos!—gritó eufórico Silver

Ahí en la entrada de la escuela se podía ver una bolita de niños pequeños caminando emocionados por el disfrutar el primer viernes de sus vidas en compañía de amigos. Cada quién iba con su pareja conversando, planeando de qué iría su tarde, preguntando qué películas verían, qué juguete sería su preferido y los varios sabores de helado y pizza que se pedirían. Eso de mis padres de tener tantos hijos era un completo alboroto y una total locura porque cada uno pensaba distinto, pero eso era lo que más nos unía como familia.

Llegó papá en la gran camioneta, hablando con los padres de todos los niños que irían a la casa. Subimos en conjunto, peleando los asientos y luego esperando la partida de la camioneta a la gran mansión Dark Rose. Ese sería el comienzo de algo grande.

Al llegar a casa, todos bajaron emocionados del coche. Con ganas de despojarse del uniforme escolar y listos para empezar esa soleada tarde de viernes del verano. La pequeña Cream, al enterarse de que habría visita, se despertó de su siesta; mamá la llevaba en brazos con un vestidito veranal, unas muy lindas sandalias y unos grandes moños en cada una de sus orejas. La dejó un momento conmigo mientras iba a hacer unas cosas en la cocina para la hora de la comida. Y bueno, la tragedia comenzó ahí...

Estábamos en el jardín. Mientras mis hermanos jugaban a "Las traes", las niñas estaban jugando en la sala de la televisión, papá había salido de urgencia por "cosas del trabajo" y yo estaba con Cream, jugando con unas piedrecillas y unos peluches. Realmente la serenidad entre ella y yo reinaba hasta que pasó: Silver corría detrás de los demás chicos, y al pasar por donde nosotros estábamos, tropezó y su cabeza fue a dar contra una de las piedras de un pequeño estanque del jardín. ¿Y el resultado? Una cortada sangrante de 7 centímetros en la frente. El erizo empezó a gritar y a maldecir a todo.

—¡MAMAAAAAAÁ!—

Welcome to my lifeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora