35. No me fui

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Detrás de un grueso vidrio estaba el erizo de vetas rojas, inconsciente, golpeado, con heridas abiertas; con varios cables que iban y salían de la gran cápsula en donde estaba.

Por otra parte, así se encontraban Silver y Sonic, en sus respectivas cápsulas, inducidos después de la pelea del otro erizo a un estado de letargo temporal. La transformación que hacía la eriza rubia requería de utilizar gran parte de la energía del cuerpo al que replicaría, y el haber tomado la forma, junto con el poder y la fuerza de ambos, había acabado prácticamente con los chicos.

—Juré que era en serio que había muerto— habló el erizo verde.

—Él y su gemelo fueron creados para ser las más letales y peligrosas armas de destrucción. Le hicieran lo que le hicieran, no iban a poder acabar con él nunca. Ventajas de la inmortalidad de ambos— le contestó el lobo.

—Pero que sea inmortal no lo hace invencible—.

Erizo y lobo se encontraban de regreso en la "enfermería" de la estación espacial. Dentro de todos los años que el erizo verde se mantuvo en secreto trabajando como mercenario, debido al excelente desempeño de Scourge en su puesto, fue suficiente para que Wolf lo tratara como a un hijo más. A parte, él más que nadie conocía el origen del de orbes azules.

Scourge se encontraba acostado en una larga tabla de metal, mientras O'Donnell hacia curaciones a sus heridas, que gracias a usar la tecnología habida en el ARK, estaban casi por completo cicatrizadas; aunque viéndolas bien, jamás se borrarían del pecho del menor.

—Míralo, no es un milagro que siga vivo. Es su extraña genética manipulada, podría ser casi una divinidad, pero...— interrumpió Scourge.

—Pero lo sacaron de aquí y lo llevaron a vivir una vida normal de un niño de 12 años—.

—Iba a decir que lo convirtieron en todo un cobarde, mimado y jamás experimentó todo ese poder que se le fue obsequiado. Todo porque tu padre quiso ser el héroe y nos traicionó, llevándoselo a darle una "vida digna que cualquier erizo pequeño debía vivir". Él hubiera sido perfecto para los mercenarios: lo pude haber entrenado de la manera más perfecta en la que jamás he entrenado a nadie—.

—Uno: no es mi padre, yo ni siquiera tengo familia. Y dos: no lo hubiera hecho así de mal como anoche—.

—En efecto—. Terminó la curación, dejándole a Scourge una venda nueva y limpia sobre sus heridas. —Ya quedaste... Nunca tuve la oportunidad de ver cómo luchaba. Al que lo entrenó, apenas le di pena de muerte por supuestamente haberlo matado, junto con Silver y contigo. El problema es que no puedo regresar ni dar la orden del juicio para que acaben con él. Tengo que estar ahí presente y me metería en muchos problemas, ¿sabes? He ahí también la razón por la que no regresarás a casa—.

—O sea, ¿no pueden matarlo mientras no estés presente?—.

—Exacto—.

Mientras toda esa plática se llevaba a cabo, esos dos no se habían dado cuenta de que había polizones en el mismo lugar donde ellos se encontraban. Desde una pequeña rendija, María podía escuchar cada detalle del que platicaba ese par, junto a un equidna rojo y a la murciélago blanca de grandes orbes azules que recién llegaban a la estación espacial.

¿Y cómo es que esos dos están ahí? Vamos allá...


Horas antes, en la base subterránea del G.U.N...

Un rápido flash se hizo presente en el lugar, y luego los erizos desaparecieron. Tiempo después, Knuckles no se hizo esperar, el prospecto a novio de Rouge, según el padre de la misma, se encontraba ahí en la base junto a los varios agentes.

Welcome to my lifeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora