Capítulo 2

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Tenía que irme, no podía arriesgarme, hice unas cuantas respiraciones con mis ojos cerrados antes de abrirlos, estaba un poco más calmada así que pude detectar las cosas de mi alrededor, la silueta de los arboles los podía notar e incluso un poco ...

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Tenía que irme, no podía arriesgarme, hice unas cuantas respiraciones con mis ojos cerrados antes de abrirlos, estaba un poco más calmada así que pude detectar las cosas de mi alrededor, la silueta de los arboles los podía notar e incluso un poco su altura, apreté tanto como podía la empuñadura de la navaja, este objeto era una clave y no podía arriesgarme, además de que ya tenía mi ADN porque lo estaba sujetando, debía deshacerme primero antes de el antes de marcharme, fui cuidadosa hasta que encontré el blanco perfecto, era ahora o nunca, aproveche la fuerza que me quedaba para lanzar la navaja hacia el árbol más alto, escuchando el sonido que creaba al pasar unas pequeñas ráfagas de aire, terminar escuchando como este quedaba incrustado.

Cuando empecé a caminar supe que mis pies estaban desnudos, sentía la textura de algunas hojas secas de los árboles y el pasto nuevo que salía. Mis piernas aun temblaban mientras seguía sin rumbo, olfateaba cada cierto tiempo en busca de un aroma en particular que me pudiera guiar, polvo, pronto el olor a polvo se hacía presente, me dirige hacia aquella dirección, era fuerte, en ciertas distancias entre los arboles se encontraba impregnado, así que seguí, mi ropa no estaba sucia, pero desprendía ese aroma particular, así que ese rastro me pertenecía. El bosque empezó a recobrar vida, las ramas empezaron moverse por el viento, aves aleteando cercas empezaron a escucharse e incluso su canto, hasta que el sonido de hojas y algo de vegetación siendo aplastada capto mi atención, me concentré en el sonido hasta que pude percibir con exactitud lo que era.
Extendí mis manos para protegerme mientras aceleraba mi paso, habían llegado personas, por lo que alcanzaba a escuchar eran probablemente unas seis, intentando ser lo más sigilosa posible, pero siendo rápida, tenia que tener cuidado de no lastimarme mientras me alejaba lo más que podía.

—Moveros rápido, el perro nos está llevando— escucho un grito a lo lejos.

Aquellas palabras lograron que me detuviera, sintiendo empezaba a sudar por el simple hecho que podían atraparme en algún momento si no me apresuraba a salir de aquí y estar a salvo en aquella casa. Cubrí mis orejas con mis manos por el dolor que sentía en mis oídos por el sonido del silbato. A pesar del dolor no hice ningún sonido de dolor, no deseaba que nadie me encontrara.
No supe en qué momento había cerrado los ojos con fuerza, hasta que el sonido seso, e incluso había retenido mi respiración.

—Los hemos encontrado, se detiene la búsqueda— hablo uno de los oficiales, que se encontraban en la escena.

¿Qué?, ¿acaso no solo era uno?, fue lo que pensé al escuchar aquellas palabras.

—Vaya, es una lástima tenerlo que encontrar de esta manera— expreso otro con desagrado.
—Esto no acabado, el perro sigue detectando otro olor— menciono quien portaba la correa del perro, mientras este intentaba seguir moviéndose.
—Sera conveniente que lo soltéis, si el otro aroma no les pertenece a estos, probablemente pertenezca quien sea sospechoso, además tenemos otros dos registrando el perímetro, moveros.

Y sin poner objeción, fue soltado, provocando que el perro saliera corriendo mientras ladraba con fuerza y se movía con agilidad entre los árboles, mientras era seguido por tres oficiales.

Estaba lo bastante retirada de ahí, pero había escuchado todo con claridad, ¿acaso era posible que yo estuve mucho tiempo inconsciente?, fue una pregunta que se formó en mi mente, sabía que la búsqueda empezaba después de cumplir el periodo de veinticuatro horas.
Retome andar con prisa cuando deje de lado mis pensamientos, corrí entre los árboles, logrando esquivarlos con suerte, mis piernas empezaron a doler, realmente estaba en la peor condición física, debía resistir, con este incidente podría llamar la atención y empezarían con mi búsqueda de manera inmediata. Por esa misma razón había permanecido encerrada después de un largo lapso, para evitar esto.
Estaba segura de que debía estar perdida, había dejado de prestar atención al aroma. Antes de que hubiera sucedido esto, nunca me atreví a explorar el lugar en el que residía.

Cuando menos lo espere, me encontraba en el suelo mientras sentía algo de peso contra mi espalda y una respiración caliente sobre mi cabeza. Había bajado la guardia y ahora me encontraba en esta posición. Me mantuve quita sin crear ningún ruido, mientras estaba atenta, hasta que finalmente el ruido de un gruñido me hiso saber que se trataba de un perro, pero no cualquiera, sino el que habían traído los oficiales con ellos, un perro entrenado para rastrear y atacar

Debía hacer algo, porque de igual manera me encontrarían si no hacía nada.

—Sari, ¿Dónde estás? —grito el oficial.

Con eso basto para que el perro empezará a ladrar con fuerza e insistencia, sin siquiera tener la más mínima intención de salir de encima mío.

—Maldita sea— murmure entre dientes.

—Daros prisa, Sari, a encontró algo— gritaron, mientras sus pasos empezaban a secarse cada vez más.

Al moverme con brusquedad había logrado lanzarlo lo suficientemente lejos logrando poner de pie con rapidez mientras, no había pasado desapercibido el sonido de su cuerpo golpear contra el suelo. Ni siquiera mi acción le había hecho algo, ya que parecía estar mucho más enojado que en un comienzo, ladraba aún más fuerte, pude ver su silueta acercarse con prisa, estaba listo para atacarme, pero antes de que me mordiera lo tomé por el cuello mientras ejercía presión sobre este, su cuerpo se agitaba con bruscamente en un intento de liberarse, podía sentir los latidos de su corazón y como poco a poco su respiración iba bajando, hasta que dejo de mover, con cuidado lo puse en el suelo y volví a empezar a correr.

—Ya no se escucha a Sari, algo anda mal— el oficial aún estaba lejos.

(…)


Después de largo tiempo pude encontrar el camino a casa, logrando llegar desde la parte trasera, tomé impulso al corre hacia la pared alta del patio trasero de la casa, logrando escalar y finalmente saltar, la barda era lo suficientemente alta para impedir que los otros vecinos lograran ver hacia mi espacio, quería estar lejos de sus miradas y presencia, no quería saber nada del mundo exterior.

Podía sentir el largo césped del patio, al entrar a la casa por la puerta trasera corrediza me quite la sudadera y la deja en el suelo, no tenía problemas al camina debido a que conocía perfectamente cada rincón con perfección de la casa, acomode la blusa que llevaba debajo debido a que se había levantado. Mientras seguía mi camino me fue inevitable dejar salir un bostezo para posteriormente tallar brevemente mis ojos con mis manos en señal de cansancio.

—Habéis tardado— la voz masculina me detuve.

Tan quieta como una estatua empecé a olfatear con cuidado para saber de quien se trataba, mí vista se mantenía al frente, la luz baja que había me permitía ver un poco la silueta esbelta de un hombre.

— ¿Dónde habéis estado? —Cuestiono autoritario—, os no lo repetiré— sentencio al elevar más su tono de voz.

Si de por si estaba quieta, ahora mi cuerpo estaba rígido.

—No esperaba tu visita— soné hostil —tampoco es como si hubieras anunciado tu llegada con anticipación o ¿me equivoco?

Era claro el mensaje que le daba con mis palabras, tenía demasiado en no tener ningún tipo de relación con Logan, desde el incidente de hace aproximadamente un año. Podía decir que no tenía ningún tipo de relación con otras personas con las que llegue a convivir alguna vez en el pasado, pero entre él y yo, desde casi un comienzo nunca existió buena relación debido a indiferencias.

Al cerrar los ojos, el fuego de una guerra. L1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora