Capítulo 5

31 1 0
                                    

Sentí su mano fría sobre mi frente, me hiso estremecerme ante su simple toque, mientras se acercaba más a mí, con una de mis manos me sujeté del costado de su torso, logrando tomar una parte de su uniforme con fuerza

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Sentí su mano fría sobre mi frente, me hiso estremecerme ante su simple toque, mientras se acercaba más a mí, con una de mis manos me sujeté del costado de su torso, logrando tomar una parte de su uniforme con fuerza.

—Por favor márchese— implore con voz débil.

No podría lidiar con mi conciencia, por mi inestabilidad y deseo.

—Pero…

—Estaré bien, solo márchese— jadee por falta de aire.

Apenas y pude verlo a los ojos en forma de súplica y con eso basto para que hiciera caso a mi petición, pude ver la duda en su mirada, con pesar solté mi agarre de su uniforme permitiéndole que se fuera, mantuvo pasos lo delataban, al cerrarse la puerta, deje caer mi cuerpo contra el suelo, mientras jadeaba con mas frecuencia, estaba muy cansada de contenerme, con dificultad me puse de pie y camine hacia un costado de la escalera para adentrarme en la habitación, estaba completamente a oscuras como el resto de la casa, camine hasta llegar al escritorio, me arrodille debido a que debía buscar en los cajones, abriendo el primero para sacara la llave que estaba debajo de unos papeles y poder abrir el siguiente que era más espacioso.

—Mierda— murmure—¡Mierda! —grite.

La maldita llave no estaba, necesitaba abrir el otro cajón lo mas antes posible si las cosas empeorarían para mí, saque todos los papeles que estaban en el cajón dejándolos encima del escritorio, para revisar todo el interior de este, encontrando la llave hasta el final, al tomarla cerré de golpe y abrir el otro con desesperación, haciendo que tomara uno de las pequeñas cajas y abrirla encontrando seis ampolletas, de los cuales dos de ellos  estaban vacíos, en el recipiente de la inyecciones automática se podía observar el contenido liquido los cuales tenían cierto color, que tenían una función determinada, tome uno verde, para tomar la jeringa y colocarlo en su interior y inyectarme en el muslo externo, sentí dolor debido al espesor y sus efectos no tardaba más de cinco minutos en hacer reacción.

Las jeringas eran totalmente diferentes, era una pistolilla metálica por completo, la aguja era un poco más corta pero gruesa debido a tipo de piel en el que se manejaba.
Deje todo de lado mientras me recostaba en el suelo haciendo respiraciones largas hasta sentirme completamente relajada, estaba cansada, solo podía estar así, de lo contrario terminaría en el suelo si me ponía de pie.


(…)


Me había despertado de golpe, debido a la impresión de ver sido abofeteada y con un terrible miedo, la sensación fue tan real que lleve mi mano en mi mejilla del lado izquierdo, solo era un viejo recuerdo de un dolor causado, mire mi alrededor, me sentía confundida, yo no dormía fuera de la habitación, hasta que recordé, guarde todo en su lugar, fui a la cocina a beber un agua, había poco reflejo de luz indicando que estaba oscureciendo.
Al terminar fui al segundo piso, el silencio era abrumador, ni siquiera mis pisadas se percibía, a mi lado izquierdo estaba otro pasillo que me llevara directamente a una puerta de frente, entre a la habitación que era de Logan, así que tome todas sus pertenencias las cuales eran pocas y las guarde en una maleta, la cual deje afuera de la casa, no me importaba en lo más mínimo si esta terminaban siendo robadas, no quería que hubiera un pretexto para que regresara en caso de que lo hiciera, pero dudaba que sucediera en realidad.

Tenía que hallar una manera para entretenerme, ya había pasado mucho tiempo estando encerrada, pero tampoco quería hacer demasiado, siendo honesta no tenían ninguna motivación ni la sentía.
Termine tomando una ducha rápida, no me gustaba demorar, en cuanto menos viera mi cuerpo era mejor, debido a que no soportaba verlo en lo más mínimo, tenía ropa deportiva algo holgada, e inclusa la blusa que usaba era de manga larga de color gris, al momento de cepillar mi cabello lo hacía de manera lenta, eso me había hecho recordar las veces que mi madre, el recordar me había puesto melancólica al punto de empezar a llorar.
Era tan desagradable este sentimiento que tenía, y tantas veces que intentaba reprimir esto me afectaba aun más, porque tarde o temprano se acumularían todos aquellos sentimientos que no me gustaba sentir, terminaba saliendo, provocando que sea inevitable no pasar de ello siendo que fuera terriblemente aún más para mí. Frustrada y molesta limpie todo rastro de lágrimas con el dorso de mi mano, terminando de cepillar mi cabello dejando todo en su lugar.

Realmente había estado tan siega, para no verme dado cuenta de lo afortunada que había sido tener de mi antigua vida, ahora que ya no tenía absolutamente nada de ella.

Tal vez el accidente, el cinco de enero del dos mil dieciocho no hubiera pasado, no estaría aquí lejos de casa.
Podía recordar perfectamente como si hubiera sido ayer, una simple salida en familia sin la presencia de mi hermano de Tomas, se volvió un caos, aun recuerdo lo molesta que estaba porque mi padre no estaba en casa cuando se supone que debía estar, creí que había olvidado su palabra de dedicarnos tiempo, su trabajo lo consumía y cada vez era menos la frecuencia con la que salíamos los cuatro, era frustrante como dejábamos de ser prioridad. Al final solo había tenido que regresar a la fábrica porque los demás trabajadores estaban estropeando el producto que debían sacar, necesitaba resolver el problema y evitar mas perdidas con un producto defectuosos desde fabrica.
Regreso a medio día después de hablar seriamente con los trabajadores, pedimos salir, Tom no pudo acompañarnos, así que mamá, papá y yo fuimos los que salimos al final. La salida no se disfruto tanto por la ausencia de mi hermano, pero aun así se sintió como antes, de regreso a casa durante la tarde fue la tragedia, un auto se impacto en el nuestro provocando que nos volcáramos, mis padres salieron casi ilesos mientras yo termine en coma.
Seis meses donde perdí contacto con mi entorno y realidad, donde permanecí inconsciente sin siquiera moverme de aquella cama. No tenía idea de la amenaza que se avecinaba, ya había perdido a alguien que aun dolía el corazón, no podía perder a más personas importantes en mi vida.

Al cerrar los ojos, el fuego de una guerra. L1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora