Capítulo 24

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Había estado durmiendo todo este tiempo, mi cuerpo se sentía tan pesado como mis parpados, ni siquiera recordaba los sueños que llegaba a mantener, varias ocasiones hicieron lo posible por mantenerme despierta para que comiera, pero les era imposible

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Había estado durmiendo todo este tiempo, mi cuerpo se sentía tan pesado como mis parpados, ni siquiera recordaba los sueños que llegaba a mantener, varias ocasiones hicieron lo posible por mantenerme despierta para que comiera, pero les era imposible.

Mi cuerpo por fin había colapsado, sabia que estuvieron checándome y haciendo cambios de los sueros, no tenia que ver para darme cuenta, el ruido y los movimientos me hacían volver a la conciencia por un par de minutos antes de que volviera a un sueño profundo.

Este era uno de esos momentos en los que había vuelto a la conciencia, no había abierto mis ojos, pesaban demasiado los parpados como para lograrlo, el cuarto se había impregnado al olor de chocolate y perfume masculino, un olor dulce pero varonil, y él único hombre aquí era Damon, no había vuelto entrar ningún hombre más.

—¿Aun sigue dormida? —preguntaba una voz femenina.

—Si, no a despertado desde hace unas tres horas—aclaro Damon, mientras estaba sentado.

—Es demasiado, no sé ha suministrados más sedante ni mucho menos anestesia, debería estar despierta desde hace tres días.

Podía notar una ligera preocupación de la voz de ella, sabia que era la doctora Luz Hills, desde que había llegado aquí se hiso cargo de mi salud, no podía atenderme ningún médico desde entonces. Sus pasos se acercaron hasta sentir su presencia a mis espaldas, había permanecido acostado sobre mis costados solamente debido al dolor e incomodidad de mi espalda.

—Yadira, es momento de despertar— llevo una de sus manos al rostro de su paciente para abrir el parpado—necesito hacerte chequeos y estando dormida, debes estar consciente.

Tan pronto como abrió mi parpado, mi ojo la siguió al instante, viendo su reacción de susto, pero después paso a usar la linterna para checar el reflejo, probando que me doliera demasiado al punto de gruñirle haciendo que se alejara.

—¿Qué mierda? —fue su reacción al recibir eso como respuesta.

—¿Qué sucede? —pregunto confundido.

—Me a mirado fijamente, pero no sabia si era un reflejo o no, así que e usado la linterna para verificar y a gruñido, pero note la dilatación de pupila.

Hubo un silencio después de esa pequeña conversación de esos dos, intente abrir mi ojo, pero no veía absolutamente nada.

—Yadira— su voz sonaba tranquila—¿puedes verme?

—¿Cómo podría verte idiota? —dije con algo de dificultad estando irritada.

Lentamente me estire sintiendo lo entumecido que estaba mi cuerpo por permanecer en una posición por mucho tiempo, moví mi cabeza intentando que quedara en dirección para ver el techo, al abrir mis ojos solo veía con el derecho mientras que el izquierdo permanecía sin distinguir nada, ni siquiera la silueta, la iluminación del cuarto era muy baja, siendo tolerable para mis ojos.

—Usar esa maldita linterna me ha dejado ciega de un ojo—exprese molesta mientras dejaba salir un resoplido.

Como pude tome asiento mirando mi alrededor, solo estábamos nosotros tres aquí, me tomo desprevenida que Damon tomara entre sus manos mi rostro haciendo que lo viera a la cara.

—Tu pupila no se dilata en absoluto.

—¿De que diablos hablas? —quite sus manos después de hablar.

—Yadira, tu cuerpo no esta reaccionando a los medicamentos ni las vitaminas que se te han suministrados por la intravenosa, a pesar de que han sido varios no hay mejoras, ni siquiera las heridas han empezado a cicatrizar, ¿hay algo de que necesitemos saber?

—Si usted que es la médica aquí, no sabe la respuesta, ¿qué le hace creer que yo la tendré? —dije de mal humor.

Mi boca la sentía tan seca, así que busque algo de agua, el cual estaba en una pequeña jarra de vidrio en el mueble de a lado, no tarde en tomar directamente de este.

—No lo hagas— intervino la doctora, intentando quitármelo.

—No te entrometas— hable dejar de beber mientras mostraba ligeramente mis dientes de mi lado derecho.

—No necesitas beber agua cuando estas siendo hidratada.

—Que importa si lo hago, tengo la maldita boca seca y demasiada sed como para tenerme que aguantar.

—Se más amable—intervino Damon.

—Cállate, que nadie te hablo—fui brusca al dirigirme a él.

Termine de beber lo ultimo que quedaba de agua, sentía malestar en mi estómago, era extraño, deje el recipiente en su lugar y lleve mi mano a ese lugar, se sentía muy vacío. Por un momento me quede viendo a mi mano derecha por un momento antes de reaccionar, necesitaba ir al baño así que intente pararme, pero mis piernas estaban demasiado débiles como para sostenerme, me prepare para sentir el golpe, pero en cambio estaba siendo sostenida firmemente contra el pecho de él.

Estar tan apegada él era aun mas extraño, el aroma era aún más fuerte teniéndolo tan cercas, era tan fuerte al estar mi rostro muy sercas a su pecho, incluso era demasiado el calor que desprendía asiéndome sentir muy incómoda con su cercanía. Me queje al sentir como una de sus manos presionaba con firmeza mi espalda contra él, mientras su otro brazo estaba envuelto en mi cintura.

—Debes tener cuidado y tomar con calma el levantarte, has estado dormida por tres días y la falta de movilidad estarás demasiado débil— explico Damon sin siquiera tener la intención de soltarla.

—Está bien, solo suéltame— coloque mis manos en su pecho intentando alejarme, pero no lograba nada.

A pesar de traer camisa, podía sentir su pecho firme y aún más caliente se sentía las palmas de mis manos. Me hiso retroceder hasta dejarme sentada de nuevo en la camilla.

—Pediré que te traían comida.

Capto mi atención la voz de la doctora, viendo como nos terminaba dejado solos, por otro lado, Damon seguía estando cercas de mí, sintiendo que su cuerpo se había convertido en una barrera entre mi camino y yo.

Al cerrar los ojos, el fuego de una guerra. L1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora