Capítulo 11

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Los días pasaban y empezaba a adaptar a pasar tiempo sin probar algo de comida, tanto que el hambre no me molestaba, pero tomar algo de agua era esencial para mí

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Los días pasaban y empezaba a adaptar a pasar tiempo sin probar algo de comida, tanto que el hambre no me molestaba, pero tomar algo de agua era esencial para mí. Estos días había sido cansados, era muy difícil adaptarme estos cambios repentinos que estaba sufriendo, mis oídos no dejaban de ser altamente sensibles al más mínimo ruido que hubiese a mi alrededor.
A pesar de lidiar con esto y el dolor adicional que sentía con mis huesos, había captado la presencia de alguien merodeando a mi alrededor y algunos lugares a los que iba, era una mujer de quien se trataba, sembrándome una alta desconfianza más de mi entorno. Debía admitir que estas dos semanas que había pasado desde mi escape era desgastante seguir en la calle sin ningún lugar seguro en donde estar, había logrado verme en algunas ventanas de tiendas mi apariencia reflejada por el vidrio, estaba más delgada que de costumbre, estaba más sucia y tenía unas terribles ojeras que se marcaban en mi piel algo pálida.

No dure en los otros sitios, me causaba escalofríos, debido a la concurrencia de las personas y más los hombres que estaban en aquellos lugares, pocos de los que no tenían un hogar había sido amables y otros había intentado sobrepasarse, así que volví aquel parque que encontré de casualidad, estaba durmiendo cuando una voz a lo lejos se escuchaba.
Al abrir los ojos, estar despierta y ver aquel rostro, no pude ocultar mi miedo, la misma chica de días atrás estaba frente mío mientras me veía atentamente, no dude retroceder aun estando en el suelo con temor y desconfianza, logrando ver su gesto de tristeza. Me enoje al ver aquella mirada, como se atrevía a verme con aquellos ojos llenos de lastima, no había perdido nada y tampoco significaba que no tuviera familia, así que no merecía que nadie sintiera lastima.

—¿Estas bien? —su voz era delicada mientras la veía atentamente—¿estás sola? —delataba preocupación al decir aquellas palabras.

Por mi parte permanecía callada sin apartar mi vista de ella, no podía creerle, mis manos lentamente empezaron a ponerse calientes.

—Tranquila— expreso después de ver la reacción luego de intentar acercarse—no quiero hacerte daño.

No pude evitar dejar salir una risa de incredulidad y burlesca al mismo tiempo al escuchar aquella frase, no era idiota para creer, cualquier podía hacerse pasar por una oveja inofensiva cuando por dentro estaba el mismo diablo en busca de su presa, sin embargo, la mirada cambio de ella, pasando a mostrar su entre cejo fruncido mostrándose confundida.

—Supongo que puedes entenderme, ¿cierto? —relajo su rostro al ver aquella mirada de recelo que le mostraba aquella joven—estoy segura de que has estado pasando días muy difíciles, no has pasado por desapercibido para nadie de esta calle.

Aquel gesto burlesco de mi rostro desapareció para mirarla con molestia, yo solo había querido estar tranquila estos últimos días, pero tenerla a ella detrás de mis pasos había sido un fastidio. 

—Esta mas que claro que estas siendo bastante hostil con tu mirada— admitió, mientras se ponía de cuclillas sin apartar su vista de ella—mi intención no es molestarte, solo quiero ayudarte un poco.

—¿Ayudarme? —dije irónica—quien en su sano juicio quisiera ayudar a alguien como yo y en plena noche— hablé enojada.

—Me alegra saber que hablas— las comisuras de sus labios se elevaron, mostrando una pequeña sonrisa sin mostrar sus dientes—pero respondiendo a tu pregunta, eres demasiado joven para estar en la calle, y no pareces tener el habito que una persona sin hogar.

—¿Cuál es la diferencia de ellos y yo? —seguí cuestionando.

Ella permaneció callada por un momento, de manera repentina empezó a hacer algo de viento, logrando a percibir el olor que desprendía, sin dejarla de verla, empecé a olfatear discretamente, logrando percibir mas de un solo olor, como el olor dulce de cereza que desprendía su cabello, como si se tratase de su jabón para bañarse, el otro olor que desprendía era a la corteza de los pinos cuando era mojada por la lluvia y a miel también.

—Tu apariencia— dijo con simpleza.

Sus palabras me sacaron de mi concentración, logrando captar mi atención mientras fruncía mi entre cejo.

—Estas un poco sucia, sin embargo, no pareces ver vivido siempre en la calle, pero tu exposición al sol a dejado marcas, además de que no luces mal alimentada, es claro que algunas personas han sido generosas contigo al darte un poco de comida— pronto levanto su mano mostrándome una bolsa que tenía— tómala, es comida de seguro tienes apetito.

A pesar de sentir hambre en este momento, incluso sentí algo de malestar en mi estómago, haciendo que llevara mi mano en aquella área, no me atreví a tomarlo, seguía sin confiar, quien me podía asegurar que no tenía algo que podría en riesgo mi vida.

—Ya veo— bajo su mano dejando la bolsa a en el suelo, mientras la habría y sacaba un burrito—daré el primer bocado por ti— lo cual hiso, tomo una gran porción y la empezó a masticar hasta pasárselo— la comida esta muy buena— dijo mientras se sentaba finalmente— si no comes, lo are yo.

No pude dejar de salivar mientras la veía comer cómodamente enfrente mío, e incluso pude ver sus gestos de satisfacción. En todo caso, ¿estaba intentando chantajearme?, pero aun así no cedi, no importaba, podía aguantar más días sin probar bocados, de eso no moriría, sin embargo, era mucho mas vital el agua que la comida.

—Por el amor de dios— dijo frustrada mientras dejaba de comer al verme—solo come.

No pude reaccionar cuando ya la tenia frente mío mientras tomaba mi mano y deja un burrito en el, para luego regresar a su lugar.

—Solo debes de comer— dejo salir un resoplido— no te has movido de aquí en dos días, y si, eres muy evidente, todos podemos verte, si alguien desconfiara tanto de ti, desde el mismo día que llegaste aquí hubieran llamado a la policía para quitarte de aquí— empezó a hablar con mucha mas confianza—por favor da una mordida a eso, no siempre permanecerá caliente, frío no sabrá bien.

Estaba incrédula ante su conducta tan confiada, su familiaridad de hablarme como si me conociera desde hace mucho, tener la capacidad de acercarse y darme en la mano la comida. El aire seguía corriendo, la noche estaba fresca, bueno, solo un poco, aun podía sentirse la humedad, miré por un instante la comida que tenía, la miraba a ella y la comida en mi mano varias veces, antes de finalmente comer, realmente estaba bueno, un burrito de carne, ni siquiera pude saborearlo, cuando ya tenia casi todo en mi boca intentando masticar.

Al cerrar los ojos, el fuego de una guerra. L1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora