Embriagante

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«Llama por mi nombre. Cuando lo hagas, podrás ver en mí, cuanto te adoro. »


Narrativa: Tercera persona


El de bellos ojos verdes está bastante perplejo, inmovilizado

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El de bellos ojos verdes está bastante perplejo, inmovilizado.

A pesar de que el alfa no parece ser alguien con malas intenciones o algo por el estilo, se ve de alguna manera amenazante. Y por supuesto, triste. Es una combinación muy perturbadora.
Por lógica pura, Yūichirō no puede saber la razón por la que ese hombre está aquí afuera, sentado como un perro mojado. El omega no sabe la razón, pero puede percatarse de que aquel rubio está claramente borracho.

—¿Quieres algo?

A pesar de que sus palabras fueron cortantes, de alguna manera, no sonó molesto o irritado, sino más como alguien sin ganas, deseoso de irse a la mierda o algo por el estilo, si, es una mejor interpretación. Yūichirō es muy bueno para leer el comportamiento de las personas, por lo tanto, se dio cuenta de que el Alfa no está ciertamente molesto.

El omega se encuentra a si mismo sintiendo alivio ante la repentina pregunta, suspiró de simple alivio al sentir que aquel alfa no desprende feromonas dominantes o de desagrado. Parece estar en una situación neutral. Lo cual es bueno.

—No, sólo me venía a sentar… —respondió como pudo el de menor estatura. Terminando de dar los pasos finales hasta llegar a la banca.

No ha roto alguna de las reglas que le impuso su hermano antes de venir y no es que le haga caso de igual forma, pero por alguna extraña razón, Guren siempre termina adivinando cosas. Así que, para seguridad propia, por lo menos tiene que tenerlas en mente.
Como aquella vez que Guren le hizo un pequeño Photoshop a el hijo del director de la escuela, poniendo a Michael Jackson a su lado y a Kendall Jenner como su puta con un montón de mierda y ratas en el fondo, Yūichirō recuerda como es que su hermano le dijo: “No se lo envíes a alguien, ya sabes que puede pasar”...


Yūichirō no sabe exactamente qué se le pasó en ese momento por la cabeza, pero, se lo terminó enviando al propio director dos minutos después de que Guren abandonará su cuarto. De  verdad se arrepiente de eso.

Sí… Casi los expulsan de la escuela.

Por eso, y mucho más, lo primero que le dijo Guren antes de salir fue: «No hables con extraños. No se sabe quién es realmente. »

Esta advertencia es un tanto obvia, es como si se tratara de conocimiento general. Pero aunque Yūichirō lo sepa, aquí está, respondiéndole a un alfa que está borracho pero aún así, parece que está lo suficientemente lúcido como para preguntar  cosas.

A ver; mala, mala, la situación no lo es. Fuese peor si fuera un alfa completamente borracho y con un terrible carácter.

El de cabello oscuro no espero una respuesta del alfa, simplemente sentó su trasero en aquella banca y listo. Al darse cuenta de que aquel rubio no parece que nada le importa, se sintió un poco aliviado. No es una amenaza. El omega es una persona muy curiosa, y por supuesto que cualquier curiosidad es más grande que sí mismo. No puede dejar de ver ese cabello rubio, que es tan claro, tampoco puede apartar su vista de las pálidas manos entrelazadas de ese hombre. Vaya que parece un Alfa fuerte, y desprende un olor agradable.

Hablando de olores, Shinoa suele comentar que su olor es parecido al de los chicles estos de fresa. Por lo menos es agradable ¿No?

—¿Qué haces tú aquí? No pareces alguien famoso… Ni te he visto en alguna parte. —Pregunta el rubio, arrastrando las palabras. Por lo menos se entienden. Y bueno, hablando de Yūichirō, cualquiera le diría que es un estúpido al sentarse al lado de un alfa que en cualquier momento lo puede atacar. Pero bueno, el gas pimienta que tiene no es de broma.

Aun así, simplemente no podía evitar sentirse de manera tranquila. No podía intuir algún tipo de amenaza ante la presencia del rubio, y sin duda era mejor que estar adentro del local.

El de piel morena se percata de que el rubio enderezó su posición, y lo empezó a mirar fijamente. Allí sí que se sintió extraño, no con presión, simplemente su boca pareció haberse cocido de la nada. No salía alguna respuesta, pero sus ojos se ven obligados a ver aquel rostro. Un sentimiento muy extraño le invade, como si fuese algún tipo de atracción extraña y sorprendentemente enferma, nada fácil de explicar.

Simplemente está allí.

—No soy famoso… Vine a por una amiga. —revela el más bajo. —, si fuera famoso, no creo que igualmente pasaría para allá adentro. —murmura, suspirando.

Ya ha visto muchas cosas, y eso que está aquí afuera. No se quiere imaginar siquiera como sería estar allá adentro. No. No. Prefiere quedarse aquí con este alfa deprimido.

—Eres un chico bonito. Los chicos bonitos no pueden estar aquí.

El de ojos verdes asintió varias veces, como si estuviera afirmando algo. Pero sus ojos párpados están bien abiertos. Hay de dos,  ¿Le está coqueteando o le está advirtiendo? Realmente no sabe cuáles son las intenciones de sus palabras. Pero, por los momentos, hará como si entiende.

Sus cejas están alzadas y su expresión neutra, además de una sonrisa algo incómoda. Por el momento prefiere simplemente no responder.

Todo fuera sido diferente si Guren fuera omega, y este hombre le fuera dicho eso… aunque de igual forma duda que su hermano se fuera sentado ahí.

El omega se muestra bastante confundido. Las palabras del rubio pueden ser tomadas como coqueteo, por supuesto, pero nada que ver. Eso lo tiene en claro, se nota que el joven lo dijo con otras intenciones.

O es lo suficientemente tonto como para malinterpretar la situación. Pero esas cosas no pasan.

El aire alrededor de ellos no es pesado o incómodo. A pesar de que no se conocen en nada, los dos están allí, sentados, en el medio de la noche como si se conocieran.

—Me preguntó si te han dicho lo bien que hueles.

Si, eso sí que le puso en estado de alerta. Yūichirō ahora mismo, está pensando en una estrategia para salir de aquí con vida, por lo menos. Los pensamientos de Yūichirō dejaron rápidamente de ser positivos. Ahora, se puede ver a si mismo siendo metido en una camioneta y desapareciendo para siempre.


Uf. Tener esos ojos azules encima de su persona, simplemente le hace tragar fuerte. El japonés está increíblemente nervioso. Un sólo comentario lo pone de esa manera, ¿En serio? Tiene que mantener la calma. No puede atacar al alfa con un gas pimienta de la nada, además, seguramente es una persona poderosa. 

—Se parece a él olor de una madre, que busca proteger a algo o a alguien. Quisiera oler así.

Oh, tal vez no.

Parece una persona despechada, en realidad, un alfa que naturalmente para estar aquí debe de tener mucho dinero y por supuesto que el menor se dio cuenta de que es la misma persona que canta aquella canción que le mostró Yoichi. Pero sería muy, muy estúpido de su parte hacer algún tipo de escándalo, además de que jamás haría tal cosa incluso teniendo a su cantor preferido a su frente.

—¿Por qué no me acompañas allá dentro? Apuesto a qué tu amiga no va a llegar pronto.

Una de las tantas cualidades del rubio es ser una persona que rápidamente consigue convencer a los demás. Pero, esta vez, no la está haciendo con alguna intención oculta. Simplemente le nació.  Y es que, se ha interesado en el chico de la banca. Porque, aunque lo quiera negar, le atrae, sus palabras y su presencia, su voz.

Si, los dos sintieron aquella corriente, pero el silencio lo fue reemplazar por una confirmación.

Borracho de amor [𝓜𝓲𝓴𝓪𝓨ū/Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora