Especial 1

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ESPECIALES:

Los especiales tienen un distinto espacio de tiempo, o sea, no hay una línea de sucesos organizadas. Son realmente distintos acontecimientos que no incluí en el libro.


1-Una mejor relación.


Mikaela decidió sentirse bien en el momento en que diviso a su hijo corriendo con un lapicero en su mano hacia él. Pues, sabe muy bien lo que le espera como su padre, y le enorgullece esa actitud del pequeño de ojos azules.

—¡Papá! ¿Estoy en lo correcto? —Señaló el niño, enseñando la hoja de líneas con algunas letras y números en ella. Las mejillas del pequeño lucen coloradas y su humor esta estable, alegre incluso.

Mikaela sólo sonríe, observando los ejercicios matemáticos que el niño a su temprana edad, de cuatro años, ya conseguía hacer. Ah, las divisiones. ¿Qué le dio de comer a su hijo para que sea así? Mikaela no puede dejar de hacerse una pregunta en su mente, pero eso no evitó que él asintiera, afirmando que se encuentra correcto.

El niño sonrió energéticamente, como si de alguna manera cree que ha ganado algo muy importante, incluso la posición de sus hombros demuestra una clara dominancia. En realidad, al rubio le interesa muy poco el hecho de que su hijo pueda ser un omega. Más bien, le parece interesante, pero bueno… Parece como si tuviera más actitudes de un alfa.

El mayor decido acariciar suavemente el cabello de su hijo, sintiendo sus delicados hilos negros entre sus dedos. El pequeño parece totalmente triunfante y orgulloso, pero en el fondo Mikaela no pudo evitarse sentir algo mal.

¿Es un mal padre? ¿Tal vez es muy estricto? ¿Su hijo no tendrá traumas futuros por su culpa?

Esa y muchas más preguntas lo están carcomiendo lentamente.
El niño, para este momento, se encuentra mirando curiosamente a su progenitor, pues este está mirando hacia la nada, con una expresión aterradora y perdida, lo que hace que el más pequeño comience a carraspear un poco. De inmediato, el rubio retiró su mano y le sonrió, intentando ocultar sus dudas.

—¿Qué haces, papá? —Inquirió curiosamente el niño, mantenido cierta distancia y un tono de respeto.

Cosa que alarmó aún más al rubio.
¿Qué tipo de niño de 6 años no hace berrinches y llora en el centro comercial cuando sus padres no le quieren comprar algo? ¡Nunca había visto a su hijo quejarse de nada! ¿Cómo es que se ha dado cuenta hasta ahora?

—Estoy revisando unas cosas de la casa, Michirou. —Superficialmente explico. En otra situación, le fuera dicho explícitamente que se encuentra haciendo cuentas de su rendimiento familiar, y revisando en que han gastado dinero últimamente, después de todo, Mikaela siempre ha sido muy responsable con su dinero.

—¿Hablas del rendimiento familiar, papá? ¡Oh! ¡¿Quieres que te ayude?! —El niño exclamó, sonriendo abiertamente, acercándose con ganas hacia su padre, quien, al obtener tal reacción, se levantó de la silla y…
Salió huyendo.

Para cuando Yū, quien estaba antiguamente tomando un baño, salió de su habitación con el cabello húmedo y una toalla en sus hombros, se percato de que su hijo se encontraba sentado en la mesa del comedor, de espaldas a él. Puede verlo atreves del vidrio. Sonriendo, decidió caminar suavemente hacia allí, buscando con la mirada a su marido el cual… No está. Lo que le pareció raro, pero no lo detuvo.

Borracho de amor [𝓜𝓲𝓴𝓪𝓨ū/Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora