4.- Recuerdos.

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Castiel y Nathaniel entraron a la cafetería, se sentaron en una mesa cerca de la ventana y pidieron. 

Nathaniel sacó su móvil y empezó a escribir.

Castiel se quedó en silencio observandolo. Estaban sentados de frente y no alcanzaba a ver a quién le escribía con esa estúpida sonrisa.

-Cafés.- La mesera se acercó y dejó las tazas en la mesa. Se fue después de dedicarle una sonrisa a Castiel.

Nathaniel sonrió de lado al ver la escena.

-El famosillo en serio es conocido.

Castiel alzó los hombros restándole importancia.

-¿No lo notaste en mi concierto?

-Por desgracia... Si. Noté la horda de chicas que va tras de ti.

-Es cansado.- Castiel hizo una mueca.- Tengo que estar huyendo...

-Pero es lo que siempre habías querido ¿No?

El pelirrojo observó a Nathaniel. El rubio le sonreía de una manera que nunca había visto. Ni cuando eran medio amigos.

-Si...

Nathaniel asintió.

-... Has trabajado duro por conseguir todo esto... Disfrútalo.

Castiel asintió algo extrañado. ¿De dónde había salido tan repentino cambio?

-¡Sus platos!- La mesera dejó la comida en la mesa.- Disfrútalo.- Le sonrió coqueta a Castiel. Quién se bastó con asentir.

Nathaniel sonrió divertido y ambos empezaron a comer.

El rubio observó unos segundos a Castiel. No entendía de dónde había salido esa amabilidad... Pero le agradaba. Hace mucho no sentía apoyo y aunque viniera de su enemigo del instituto, no dejaba de ser un apoyo que en verdad parecía sincero.

Comieron durante un buen rato en silencio, hasta que el móvil de Nathaniel sonó.

El rubio se apresuró a contestar la llamada.

-¿Sucrette?

Castiel volcó los ojos tomando de su café.

-¿Con tus amigos? Paso... No me interesa... Entonces luego... Adiós.

Colgó con una mueca y siguió comiendo molesto.

Castiel tomó valor y habló.

-¿Qué quería?

Nathaniel sonrió.

-¿Por qué te interesa?

-No me interesa.

-¿Y por qué preguntas?

Castiel se cruzó de brazos. Le hartaba este nuevo Nathaniel con pose de rudo e intento de burlón.

-Solo pregunté, contesta.

-¿Crees que puedes mandarme?

El pelirrojo suspiró calmandose.

¿Cómo podía tener tantas ganas de besar y de golpear a alguien?

-¿Sabes que delegadito? Me vale un carajo lo que tú y la tabla hagan. Estaba tratando de ser amable.

Nathaniel lo observó serio.

-Eso es lo que no entiendo. ¿De dónde salió la amabilidad después de un instituto lleno de burlas y tres años de ignorarme?

Castiel observó por la ventana.

-Tal vez siempre quise ser amable contigo.

-¿Qué?- Nathaniel lo observó sin entender.

Castiel sonrió rendido.

Qué estúpida situación era esta.

Nathaniel le había gustado durante años, eso lo había aceptado hace tiempo. Pero... La idea de luchar por Nathaniel... ¿Cómo podía llegar e intentar algo? No habían sigo grandes amigos nunca. Sucrette estaba de regreso y Castiel estaba seguro que Nathaniel era heterosexual...

Sumando las nuevas actitudes del rubio que Castiel odiaba.

-Solo quería desayunar.- Observó la ventana.

El rubio ladeó la cabeza nada convencido.

-¿Solo desayunar? ¿Te da miedo hacerlo solo?- Sonrió burlón.

-Alimentar a un vago es mi buena acción del día.

Nathaniel borró su sonrisa.

-Sigues siendo ese estúpido rebelde.

Castiel observó al rubio.

-Y tú sigues siendo ese estúpido delegaducho.

Se observaron en silencio unos segundos. No pudieron evitar sonreírse. Esos apodos, esas palabras...  Los habían llevado a unos recuerdos que, sorprendentemente, los habían hecho sentir muy bien.

Nathaniel tomó su taza y tomó apartando la vista de Castiel, quién siguió observando a Nathaniel.

-¿Qué?- Preguntó el rubio después de un rato.- ¿Qué tanto me ves?

Castiel bajó la vista a los labios de Nathaniel.

Tenía años que no había estado tan cerca de él... Aún más años que no lo había tocado.

Alzó su mano y tocó el rasguño que el rubio tenía en su labios. Primero tocó el labio superior y bajó el dedo lentamente al inferior.

Nathaniel se alejó de golpe y observó serio a Castiel.

-¿Cómo te lo hiciste?- Preguntó el pelirrojo aún viendo los labios de Nathaniel.  Este se recargó en su silla lo más alejado que pudo y desvió la mirada.

-¿Qué te importa?

Castiel volcó los ojos.

¿Por qué el rubio tenía que ser tan imbécil?

-Se llama charla.

-¿Castiel, intentando charlar? Algo malo te pasó.

-Si. Me pasó lo peor.

Nathaniel observó extrañado a Castiel.

-¿Qué?- Castiel ignoró al rubio y siguió comiendo.- ¿Qué te pasó?- Repitió más alto el rubio. Pero no tuvo contestación.

-¡Chicos!- Ambos voltearon a la ventana y observaron a Amber. - Castiel. Tenemos que hablar.

Nathaniel observó serio a ambos.

-¿Hablar de qué?

Castiel se levantó y dejó dinero sobre la mesa.

-Adiós, delegaducho.

Caminó a paso tranquilo fuera del lugar.

Nathaniel observó cómo el pelirrojo llegaba a donde Amber y se alejaban juntos.

"¿Que acaba de pasar?"

Antes de que pudiera reaccionar su celular sonó. Contestó alegre.

-¡Armin!

-¿A qué se debe tanto entusiasmo? Se que soy increíble pero no es para tanto.

Nathaniel sonrió.

-He tenido unos días muy raros...

-¿Raros? Eso es preocupante, dime qué no te metiste en problemas otra vez.

-Nada de eso.

-¿Entonces?

-Ah... Por dónde empiezo.

-¿Qué te parece si nos vemos y me cuentas en persona?

-¿Estás en la ciudad?- Soltó el rubio alegre.

-Si. Estoy caminando por el viejo parque.

-Voy para allá. Te veo en unos minutos.

Amor Y Tiempo. [Castiel x Nathaniel] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora