Capítulo 11

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-¡¿Qué carajos quieres?!

Todo empezó con ese grito mientras le dejaba pasar (si a empujar la puerta para dejarlo afuera por tres minutos se puede decir "dejarlo pasar", claro). Después vino el "Naha" cuando le ofreció mostrarle la clase de biología que al parecer no entendía del todo. Luego llegó un libro sobre otro, golpes con los cojines del sofá y un intento de huida por parte del gordito que se cansó apenas subiendo las escaleras lo más rápido que podía.

Ahora, ahí siguen, sentados en el suelo, con la mesita de sala cerca de ellos y con sus libretas sobre la misma. Kyle intenta no romperle la cara después de que prácticamente le pudo ahogar con los cojínes en su rostro. Cartman intenta distraerse con algo o encontrar una verdadera excusa.

-Tengo planes.

-Ver la televisión no es un plan. –le refutó sabiamente mientras revisaba la libreta del otro. Lo escuchó refunfuñar mientras se ponía de pie e iba por algo a la cocina.

Bueno, la discusión había sido amena y le había levantado los ánimos bastante. Sus manos repasaban las hojas y sentía como la tinta era forzada, Cartman presionaba mucho su pluma contra la hoja para escribir, sus letras eran redonditas y utilizaba tantas tintas encontraba. Nada cerca a lo que era él, con su letra diminuta, ligera, rápida y con solo cambio de tinta rara vez y por ocasiones especiales.

Pero lo que en verdad había dejado con ese estado de mutismo era el hecho de verle apuntes. Si bien no tenía la mejor técnica, los estaba haciendo. ¿Por qué? Hace mucho que lo conoce y antes podría haber apostado que no los hacía, que siempre estaba enfocado en otras cosas. Sí que todos cambiaban. Una vez se lo había dicho ¿no? Ahora lo recuerda. Le había dicho que lo único que no cambia es que todo cambia. Es tan cierto.

Con divertida curiosidad, echó un vistazo por sobre su hombro, asegurándose de que no estuviera cerca el otro, hojeó las hojas del final y efectivamente se encontró con un montón de cosas más interesantes que sus apuntes mal hechos. Encontró notas de tareas y rayones que parecían fungir para hacer que la tinta regresara a la punta del bolígrafo. Dibujos terribles de maestros y de compañeros. No tardó mucho en encontrar uno de él siendo electrocutado por un rayo en una nube diminuta.

Luego notó otro que parecía un retrato de ellos cuatro. Los cuatro. Le dio gracia referirse así, incluso ahora, cuando todo estaba fragmentado en ellos. Cartman los había dibujado intentando repasar sus mayores defectos, imaginó mientras notaba los trazos, él estaba vestido como un judío prisionero, Stan tenía rastas y una botella de alcohol, Kenny parecía estar pidiendo limosna... y él... estaba flotando con alas y areola. Frunciendo el ceño, tomó una pluma y le puso cuernos y una cola de demonio.

-Así está mejor. –se dijo a sí mismo pero su sonrisa se borró al notar otra vez el trazo. Pasó sus dedos con cuidado, por ambos lados de la hoja. No se sentía la tinta. Cartman no presionaba con fuerza cuando estaba relajado. O sea... que... en verdad le sufría en clases.

No es que se sienta particularmente privilegiado pero con tantas personas hablando de lo mal que se la pasan en clases, que las materias son difíciles, que todo es frustrante, Kyle a veces se siente un poco solo. A él no le parece difícil, de vez en cuando se le presentan retos pero jamás se ha sentido tan angustiado con una clase, con una lección... ni siquiera en deportes. Pero cuando dice algo relativo a esto, termina pareciendo un presumido o un ñoño, un nerd. Por eso prefiere callarse últimamente. Hoy entiende un poco esa molestia que puede generar, imagina, poniéndose en los zapatos del gordo...

Que por cierto, ya se tardó.

-¡Mas te vale que no te hayas ido! –le amenazó con los ojos cerrados. Segundos después, mientras acomoda las libretas para quitar sospechas, él aparece con dos refrescos en lata. -¿Qué tanto hacías?

Como cuando vas creciendo y el "yo nunca" se convierte en un "¡Joder!"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora