Cuando su celular vibró sobre su mesita de noche, el sonido estridente logró sacarlo del mundo de los sueños; lo sostuvo y lo revisó de manera automática, se talló los ojos y contestó mientras buscaba la hora con la mirada puesta en su reloj despertador.
–¿Stan?
–¿Estabas dormido, amigo?
"Amigo".
Stan había adoptado esta particular señal de auxilio hace unos años ya. Kyle la entendió en seguida desde esos inicios. Cuando Stan le llama "amigo" generalmente necesita de él. Cerró los ojos agotado.–Supongo que debería estar despierto, después de todo son las dos cuarenta de la madrugada. Debería estar haciendo algo productivo. –Le comentó sarcástico mientras se quitaba las sábanas y se estiraba un poco manteniendo la voz baja.
–Lo siento. –murmura del otro lado del teléfono. –Solo... Quería saber si dejaron tarea.
–Claro que dejaron tarea. –Responde malhumorado y abre la ventana de su cuarto. La lluvia se ha ido y la frescura termina por quitarle el sueño. –¿Me dirás por qué marcaste o quieres que me escape a buscarte? –Saca su mano y algunas gotitas rezagadas de su techo le caen confianzudas a la palma suave y tibia, presiona como si las reuniera y las hiciera parte de él.
–Era eso, en serio. –le dice riendo tan falsamente que Kyle frunce el seño. Es ofensivo, es tan putamente ofensivo que lo trate como si no lo conociera.
–... Sí. –Busca paciencia. –Stan...
–Cartman tenía razón ¿Eh? –le interrumpe con voz temblorosa. –Es bueno para saber estas cosas. –Intuye con un leve quejido al final de la última sílaba. Inhala sonoramente esperando la respuesta del pelirrojo.
–El gordo... –No puede evitar verlo en su mente: lanzando una bola de papel hacia el cesto de basura, no llegando a él y enojándose por su mala puntería mientras culpa al cesto, a los negros y para no perder la costumbre, a él por ser judío. –Es un bueno para nada. –Niega con la cabeza y no puede detener la sonrisa pero sigue con sueño y recarga su frente en uno de los lados del marco de su ventana.
Stan no dice nada, sigue esperando más de él pero Kyle no sabe qué más darle.
–Wendy y tú... son... es que a veces... –Jamás ha tenido novia, no sabe qué decirle. –Stan... –le ruega cerrando los ojos por el estrés.
–... Me... Me refería a que... ¡Sí van a servir leche pero de cabra! ¡Hermano, pero qué mierda! ¿No crees? –le explica, grita, habla eufóricamente y su actuación es tan mala que Kyle se molesta pero le comprende, le está ayudando al notar que no es bueno para estas cosas.
Y sí, qué mierda. Qué mierda más grande y apestosa, siempre se ha caracterizado por hacer buenos discursos moralistas. Y aquí está, vacío de cabeza.
Bueno, no. Quisiera decirle que la mandara a volar lejos, que dejaran de lastimarse y molestar a los demás, que no solo ellos dos sufren cuando discuten o se hieren así.
¿Pero cómo le vas a decir eso a tu super mejor amigo?
–Stan... Claro que duele y está bien si quieres... No sé... llorar. Pero, amigo no te pongas así. –Le interrumpe cuando lo escucha hacer de todo para escucharse tranquilo y despistado.–¿Quieres que vaya a tu casa o vamos a otro lado? –le repite fiel.
–... No. –Responde tras unos segundos. –No, estoy bien. Me hace falta dormir y... Mañana...
–Hablaremos mañana, sí. –Se adelanta con ardor en la mirada por el cansancio. Sabe que se notó la urgencia.
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Como cuando vas creciendo y el "yo nunca" se convierte en un "¡Joder!"
أدب الهواةEl término adolescencia puede interpretarse de distintas formas pero una que le gusta resaltar a Stan es el de "dolencia", una etapa en la que la persona sufre, le duele vivir. A Kyle no le gustaba esta interpretación pero comenzaba, poco a poco,a a...