Capítulo 18

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-No olvides que pasará tu padre por ti en la tarde. No te irás a ningún lado, Kyle.

-Está bien. –cerró la puerta del auto y vio a su madre conducir por la calle principal de su escuela. Se giró y algunas personas le veían pero no parecía ser diferente a otros días. Jaloneó su suéter y se acomodó la ushanka mientras caminaba para regresar a un día más en la escuela. Había faltado tres días, dos los había pedido él, el tercero fue decisión de su madre al verlo tan nervioso.

Decirles a sus padres había resultado ser un arma de dos filos. No se sentía tan solo y el cariño y consideración eran algo que estaba valorando muchísimo pero también tenía problemas como el hecho de no recibir libertad extra, de ida y de regreso sería en auto, con ellos. Estaba alterando sus horarios, especialmente los de su padre pero eso no le importaba a ninguno de sus progenitores que estaba incluso considerando en sacarlo un año para que se tranquilizara en casa de unos tíos, lejos de toda esta situación.

Al principio se asustó y lo negó con desesperación pero luego de unos días en que veía las noticias y revisaba sus libros, se dio cuenta de que no estaría tan loco como pensó. Ahora solo estaba esperando a lo que la vida le decía que hiciera, como dijo su padre en la cena haca dos días.

Salió de dirección escolar después de entregar el papel para que validaran sus faltas por salud y se colgó la mochila en un solo hombro. Las personas eran las mismas, nada se sentía tan extraño como se imaginó. Nadie sabía nada. Suspiró aliviado sabiendo que se había preocupado de más.

Llegó a clases, hizo sus actividades y le costó entender algunas lecciones pero estuvo callado y manteniendo la calma, vigilando su respiración. No pudo interceptar a Leopold en todo el día, las únicas clases que compartía con él estaban tan difíciles ahora que su mente solo pudo concentrarse en una cosa. Las gracias tuvieron que esperar.

Estaba guardando sus cosas tratando de recordar si había un libro en casa que le permitiera hacer esa tarea de historia universal (porque sus padres sí que lo habían castigado, nada de internet) o tendría que pedirles que lo llevaran a la biblioteca. De repente, sintió un vuelco en su estómago por ese llamado:

-Kyle, ¿podemos hablar?

Se giró, lo miró, estaba más desalineado que se costumbre, con sus manos sosteniendo su anterior mochila, esa que quedó en su casa aquella vez. Miró los pasillos, apenas unos cuantos de otros grados yéndose, desinteresados, ignorando lo que significaba este encuentro entre ellos. Kyle se pegó a los casilleros a su espalda.

-Vete.

-Olvidaste tu mochila. –le dijo y estiró las manos. –No saqué nada, te lo juro. –La mano seguía estirada sosteniendo todo. –Vamos, tómala.

-Vete. –repitió mientras un eco se volvía estruendoso y molesto. Se sentía expuesto.

-Kyle... es que... quiero hablar sobre lo que pasó en mi casa. –Harvey no podía verle a los ojos. –Yo... no sé por qué lo hice, en serio.

-Yo sí.

-¿Qué?

-Porque eres un imbécil hijo de puta sin respeto por nadie. –debía cerrar su casillero e irse pero tenía miedo de darle la espalda. Estaba temblando, ocultó sus manos detrás de su espalda para no verse tan vulnerable.

-Kyle, es que... no entiendes. –bajó la mano y dejó la mochila a sus pies. –Tú me dijiste que así te gustaban, valientes.

-Tú no fuiste valiente, idiota. –le respondió sorprendido de tener que decírselo. –Te imaginaba más inteligente... o mejor dicho, menos imbécil. –conforme hablaba, las palabras salían mejor. –Pero bueno, la vida está llena de decepciones. –miró hacia la derecha, por el pasillo ya estaba llegando Dominic e Ian como si se tratara de intimidarlo.

Como cuando vas creciendo y el "yo nunca" se convierte en un "¡Joder!"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora