El dulce sonido del piano producido por el suave y rápido desliz de sus cortos dedos sobre las teclas del instrumento, resuenan por todo el auditorio acompañado de su melodiosa voz que hipnotiza al único espectador allí presente, sentado en primera fila, justo en frente del pianista y cantante que lo enamora cada vez más a cada segundo que va pasando allí dentro.
Yoo Kihyun está a punto de dar su primer recital como solista en ese pequeño grupo que había formado por diversión con otros cuatro chicos. Entre ellos, Lee Jooheon: su actual pareja. Los ensayos y la organización lo mantuvo durante todo este tiempo en secreto. Ni siquiera su novio pudo tener una vaga idea acerca de lo que él tocará en unos pocos días dado a que tenía la intención de una enorme sorpresa para sus amigos. La emoción de Kihyun, tan radiante y contagiosa, impidió que soportara un mísero segundo más guardando la canción que compuso él mismo. Las notas, la letra, el tiempo. Todo salió de su alma de artista. Años fallando en intentar escribir al menos una canción por fin dio frutos. Vaya que está orgulloso del bellísimo resultado que ha conseguido por cuenta propia. A alguien debía mostrárselo porque su emoción acabaría por consumirlo. La espera lo está matando lentamente, necesita urgente que ya sea el día del recital.
Jooheon lo mira enternecido, dejándose llevar por la preciosa voz que posee Kihyun. Cerrando los ojos, con la canción acariciando sus oídos con total ternura, siendo bendecido por ser la primera persona en oír lo que tanto había trabajado el joven castaño. Se deja llevar por la canción, por el cantante, por su novio. Sumergiéndose en un mar de tranquilidad mientras el mayor de los dos llega a una perfecta nota alta que opaca el dulce y lento sonar del piano. La voz de Yoo se va volviendo más baja, agudizándose de a poco hasta finalmente apagarse. Jooheon abre los ojos al oír que ya no se emite ningún ruido. Ya no hay una bella voz inundando el vacío salón lleno de asientos con un tapizado de color bordó y detalles en dorado, ni un piano acompañándolo.
El silencio lo saca de su hipnosis, despertándolo de un posible sueño al que hubiera llegado debido a la paz que siente ahora. Se encuentra con el perfil de Kihyun mirando fijo a las teclas del piano en silencio, dándole dramatismo a la escena. Jooheon sonríe orgulloso, enamorado, poniéndose de pie para comenzar a aplaudir con euforia. El chico que se encuentra sobre el escenario, sentado en un banco de madera de roble con un acolchado asiento azul frente al enorme instrumento, mira con alegría y orgullo a su pareja que lo alienta desde abajo. Kihyun se para para hacer una tímida reverencia en agradecimiento por el tiempo que se tomó Jooheon en oírlo.
Sus cortas piernas se mueven sobre el piso de una gruesa madera cubierta por una fina tela negra hasta llegar al borde del escenario. Allí se sienta, mientras el peliblanco se va acercando a él, extendiendo sus brazos mientras más distancia va rompiendo entre ellos, entonces lo ayuda a bajar tomándolo de sus angostas caderas. Los dos mirándose a los ojos con ternura, como si sus deseos estuvieran en manos de la otra persona. Tan en su propio mundo, en su irrompible burbuja donde sólo existen ellos dos. Donde sólo serán ellos dos.
—No estuvo nada mal para ser la primera canción que haces completamente solo—dice Jooheon con una engreída sonrisa en su rostro, bromeando un poco mientras deja que los pies de Kihyun toquen el suelo.
—Te encantó y lo sabes—espeta con total orgullo el mayor.
—Mmh... tal vez sólo un poco.
Un suave golpe en su pecho hace que suelte una carcajada mientras ve ese juguetón brillo asomarse por las oscuras orbes de Kihyun. Ambos ríen porque los dos son conscientes de que bromean. Bastante bien lo conoce a Jooheon como para saber cuándo algo le gusta, cuando algo no, cuando le encanta y cuando lo desprecia con tan sólo gestos en su rostro. Kihyun notó la paz en el silencio de su novio, esa paz que comparten los dos cuando están juntos y por mucho lío que tengan en la cabeza siempre se lo terminan contagiando el uno del otro, capaces de llevarse a otro mundo con sólo mirarse. Los dos saben con total claridad que encantar la canción de Kihyun queda bastante corto.
—Voy a disfrutar demasiado reprocharle a Hoseok que escuché tu canción y él no—ambos salen del recinto en el que el vocalista principal de la banda pronto dará el concierto en solitario. Tomados de la mano, dirigiéndose al auto de Jooheon estacionado a una cuadra.
—Lo haces y al siguiente que le voy a mostrar algo hecho por mí será a él primero—amenaza Kihyun, con algo de seriedad y broma corriendo por su voz.
En parte habla totalmente en serio. Sin vacilar en lo más mínimo. Shin Hoseok siempre ha sido la primera persona en admirar todo lo que ha hecho Yoo Kihyun desde que son niños, el primero en ver todos los logros. Hasta que conoció y se enamoró de Jooheon, entonces su mejor amigo pasó muy dolorosamente a segundo plano. Hoseok siempre ha estado para Kihyun, Kihyun comenzó a hacerse a un lado. Pelean como pequeños inmaduros para ver quién es el preferido del vocalista, como si fueran hermanos peleando por el mismo juguete. El castaño odia que sigan con ese juego tan absurdo, incluso sabiendo perfectamente quién de los dos obtendría la total victoria. No es por poner favoritismo, pero es lo que está haciendo.
—¿No me dejas incluso molestarlo una sola vez?—suplica Jooheon haciendo un puchero al que Kihyun, por algún milagro, ignora y rechaza. El menor lleva su mano al corazón al ver la indiferencia de su pareja, sintiéndose ofendido por ello—Yoo Kihyun, no me ignores de esa manera.
—Lee Jooheon deje de comportarse como un bebé.
—Soy tu bebé, tu único bebé—espeta con autoridad—. Así me quieres, así me quedo.
El castaño suelta una sonora risa llena de ternura echando su cabeza hacia atrás. Algo tiene Jooheon que consigue que cualquier cosa le saque alguna sonrisa, alguna risa. Por muy mínima o estruendosa que sea. Ríe y sonríe como estúpido cada dos malditas palabras odiando así, por un breve momento, esa enorme felicidad. Como si temiera que acabara algún día.
—No voy a decir nada al respecto—niega Kihyun.
—Exacto, y como no hay nada que puedas añadir a la discusión, me declaro el ganador. Quiero mi premio—Jooheon tira de la mano de Kihyun atrayéndolo a su cuerpo. Pecho con pecho, cadera con cadera. El menor mira con deseo los rojizos belfos del castaño sin borrar esa estúpida curva en sus labios. Entonces sin más, el mayor acerca su rostro al encaprichado niño que es su novio para besarlo.
El viaje de regreso a la casa del mayor, con música, bromas y típicas caricias que ni en sueños dejarían de darse.
Diversión, amor, felicidad. Risas, cantos y hermosas anécdotas para compartir entre los dos.
Pequeñas y ridículas discusiones para que ambos se sumerjan entre sus estruendosas risas por lo estúpidos que se ven gritando idioteces, peleándose como dos niños pequeños.
Un beso de despedida, dulces y tiernas palabras que salen de sus labios como si fuera la última vez que van a decirlas. Kihyun sonrojándose por los tiernos te amo que suelta Jooheon con un ligero rubor en sus gordas mejillas que son adornadas por hermosos hoyuelos producidos por su amplia sonrisa de joven estúpidamente enamorado.
Un auto en marcha y un solitario chico que espera a llegar a casa para así seguir hablando con su pareja.
Un segundo. Ese breve segundo de distracción que lo cambia todo.
Gente intentando ayudar, el sonido a lo lejos de la ambulancia sonar. Dos heridos, un muerto. Un llamado desde el hospital a Kihyun que no aporta nada más que malas noticias. Lágrimas, desesperación, tristeza. Todo en el transcurso de menos de media hora. Gritos, pataleos, resistencia total al dejar ir a Lee Jooheon que descansa eternamente en paz bajo una blanca sábana que lo cubre de pies a cabeza.
Un recuerdo que se convierte en una pesadilla que Kihyun sueña despierto cada momento de su vida. Su duelo se vuelve cada vez más pesado de sobrellevar. La realidad lo golpea bastante fuerte cada mañana cuando abre sus ojos y se da cuenta de que es un día más sin que Jooheon amanezca abrazado a él.
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Train of Time [Kiheon/Kiho] [Monsta X]
FanfictionUna dulce melodía que deja de sonar para Yoo Kihyun. No vuelve a oírla, no vuelve a tocarla. El tiempo pasó demasiado rápido para él, arrebatándole a Lee Jooheon de sus brazos. La obsesión por el duelo que aún no consigue superar lo lleva a querer v...