Capítulo 12

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-Es una lástima que tengan que irse ya, nos restaban dos días maravillosos por aquí.

-Lo sé, pero volveremos pronto.

-Ven a pasar las navidades aquí con las niñas, sería maravilloso mostrarles cómo pasamos las fiestas por aquí.

-Ya lo veremos mamá -Jamie la interrumpió para darle un beso en la mejilla y tomar el bolso de la bebé que Dakota tenía colgado al hombro. -Ahora si nos disculpas, debemos irnos ya.

-Parece que lleva mucha prisa -Lorna no notó el rubor que le subía por el cuello. -Conduce con cuidado cariño, llevas dos pequeñas niñas contigo.

-Las cuales debemos subir ya al auto -echó una mirada a Dulcie, que estaba abrazada con sus dos manitas al espantapájaros del jardín delantero, de mala gana fue por ella y se la echó en el hombro haciéndola quedar de cabeza. -Gracias por el desayuno, te llamaré cuando llegue.

-Gracias por eso, espero noticias tuyas Dakota -la abrazó una vez más. -Lamento que Jim no esté aquí, Huddell se ha puesto de parto antes y prometió que estaría con ella en su quinto parto.

-Pues podrá añadir otra marca a su cuenta de bebés.

-Lo hará apenas llegue -luego bajó la voz en tono cómplice mientras le hacía unos mimos a Phoebe que permanecía mirando todo desde los brazos de su madre. -No tienes porqué irte sino quieres, te llevaremos para que pases aquí el fin de semana, te vendrá bien ayuda con las niñas.

-De verdad agradezco la propuesta, pero será en otra ocasión, y no dejaré que Jamie se lleve mi auto sin mí, no desconfío de él, pero...

-¡Que nadie se vaya aún! 

Todos miraron hacia la calle, Andrew iba corriendo a toda prisa arrastrando detrás de él a una niña que le seguía el paso con sus cortas piernas, Jamie que había terminado de atar a Dulcie en su silla lo miró un intante antes de pasar su vista a la pequeña acompañante, debía tener unos siete u ocho años, tenía el cabello claro como la miel, las mejillas rojas por la carrera y entre los mechones despeinados se notaban sus pequeñas orejas algo sobresalidas, las cejas pobladas y los grandes ojos castaños sin duda eran herencia de su padre.

-Se me ha pinchado un neumático así que tuvimos que correr -dijo el recién llegado entre jadeos tendiéndole un sobre a Jamie. -He traído esto para ti, para que puedas revisarlos con calma ahora que tengas oportunidad.

-Lo haré -Jamie los tomó y miró a la niña. -No la veía desde que nació.

-Déjame que la presente, esta es mi hija, Olivia.

-Hola Olivia -Dakota le extendió la mano y la niña la tomó con una sonrisa a la cual le faltaba un diente de abajo. 

-Tienes los ojos azules -dijo la niña soltándose y tomando la mano de su padre.

-Herencia de familia, los tuyos son iguales a los de tu papá.

-Mi mamá tenía los ojos azules, ¿verdad? -tiró de la camisa de su padre.

-Así es, pero los míos son más bonitos, por eso te has quedado con ellos -le pellizcó la nariz juguetonamente. -Y este es Jamie, te hablé de él ¿te acuerdas?

Ella asintió y bajó la vista, parecía intimidada por él.

-Pues nos tenemos que ir ya, hablaremos en otra ocasión.

-¿Puedo ver tu bebé?

-Claro -Dakota acercó a Phoebe a ella, la niña sonrió mientras tocaba con la punta de su dedo una de las mejillas de la bebé que le regaló una desdentada sonrisa. -A Phoebs le gustas.

Trato hecho | Jamie y DakotaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora