Trato hecho | Jamie y Dakota

Capítulo 13

Dakota abrigó bien a Dulcie y luego la acompañó al pasillo donde Jamie esperaba impaciente, se había cambiado de ropa y llevaba un caro abrigo, pantalones oscuros y los zapatos impecables, aún en su forma de profesor remilgoso no se podía comprar con los remilgos de Jordan que no usaba nada que no estuviera perfectamente planchado, nuevo o recién salido de la tintorería.

-¿No podías ponerle algo menos llamativo?

La pequeña llevaba botas para la lluvia color amarillo chillón, unas medias gruesas de estrellas y su abrigo rosa, todo coronado por un gorro de lana rojo con un gran pompón.

-Hace frío y es una niña.

-Es un arcoíris andante.

-Así me aseguro que no la pierdas de vista -le tendió la manita de la niña. -Cuídala con tu vida Dornan, si algo le pasa no quedará suficiente de ti para que tu maravillosa madre lo reconozca.

-Estará bien -muy seriamente tomó la mano de la niña, y asintió. -Confía en mí.

Vio la duda en sus ojos azules, era una mujer que había perdido la confianza no solo en los demás, sino también en ella misma.

-Soy la jefa de este equipo, yo mando.

-Mandona.

Se quedó boquiabierta un segundo y luego se cruzó de brazos.

-Estaría feliz de esa nueva palabra pero veo que no estás aprendiendo como debes.

-También le daré clases de lenguaje, pero debes confiar en mí.

-Ya veremos, cuando regreses con ella completa -se agachó para quedar a la altura de su hija. -Sé buena cariño, no lo pierdas de vista, siempre dale la mano y no quiero que golpees a otras personas, solo a él.

-¡Oye!

-Solo por si acaso -la besó en la mejilla con fuerza y cuando se enderezó lo señaló con un dedo. -Olvídate de que pase algo entre nosotros si...

-Ya entendí, ya quedó todo muy claro -comenzó a caminar hacia el elevador. -Volveremos pronto, tienes mi número de móvil.

-Ni un solo cabello de su pequeña cabecita debe faltar.

-No lo hará -llamó al elevador.

-Nada de caramelos, nada de sodas, lleva jugo y galletas en la mochila.

-Por todos los cielos -las puertas se abrieron y entró deprisa. -Te hará bien separarte de ella unas horas.

-¡Lleva también pañales por si acaso! -gritó ella cuando las puertas se cerraron.

Jamie miró a la niña pequeña que le devolvió la mirada con los ojos entrecerrados.

-Nada de pañales, cuando debas ir, avisas.

La pequeña se encogió de hombros haciéndose la desentendida, usaron el auto de Dakota para dirigirse al Guinness Storehouse, el proyecto para el evento de aniversario había sido entregado pero quería ir a supervisar cómo iba quedando todo, aparcó y se puso el gafette que lo identificaba para entrar, la niña miraba el sitio girando la cabeza en todas direcciones, había un gran grupo de visitantes que seguían a un guía que les iba contando la historia del lugar, pasando junto a ellos fueron a una zona que estaba cerrada para le público pues ahí se llevaría el evento especial, tras enormes cortinas que separaban esa zona, entraron y fue como una explosión de colores dorados, rojos y verdes.