-No tienes que quedarte aquí muchacho, ve con tu familia, te esperan por allá.
-Le agradezco señor Burne, pero ellas están bien ahora, un hombre de familia tiene que dar lo mejor de sí por ellas.
-No te puedo negar eso -echó una mirada por la oficina. -Parece que necesitas más espacio por aquí, quizá pueda arreglarse.
-No es una prioridad, señor.
No tendría que arreglarse, pensó él, cuando tuviera el ascenso y se moviera a la oficina de Gibson tendría espacio suficiente para tener incluso una zona donde tomar el té y detrás de la repisa para su colección de botellines y latas, tendría una caminadora plegable para cuando necesitara sacar energía, cambiaría la horrenda alfombra desgastada roja que tenía su jefe y puliría el piso de madera original que se escondía debajo y junto a la gran ventana que daba hacia la estación de autobuses colocaría un jardín zen rectangular lo suficientemente alto para que las pequeñas manos de Dulcie no lo arruinaran, también...
¡Alto ahí! Sacudió la cabeza de la idea de que la pequeña niña visitara esa oficina, ¿qué clase de pensamiento era ese?
-Sigue entonces con lo tuyo Jamie, por cierto ¿tienes ya los caramelos para Halloween? Decorarán la tienda de regalos de la planta baja y ahí los repartirán.
-Los tengo señor, mañana los traeré aquí.
-Bien hecho, te dejo trabajar entonces, tengo aún varias cajas que llenar hoy -le dio unas palmadas en el hombro antes de salir por la puerta.
Se puso al día con los trabajos pendientes, luego pasó por los departamentos de diseño, producción y se tomó un café con Brianna mientras ella parloteaba del evento el cual cada vez estaba más cerca, la escuchó atentamente mientras se daba crédito de todo lo que había hecho, era sin duda su forma de decir "también estoy en la lucha por el puesto" pero le hacía falta seguridad, la cual compensaba con sus cortas y ajustadas faldas además de los tres botones que llevaba siempre desabrochados mostrando el canalillo de sus pecosos pechos, no es que se hubiera fijado demasiado, solo le recordó cuando descubrió las pequeñas pechas que salpicaban los pechos de Dakota, eran más sutiles como si estuviera salpicada de gotitas de miel que a él le encantaría limpiar con la lengua.
Y ahí estaba de nuevo pensando demasiado en esas mujeres de nuevo, cuando acabó el café se disculpó y volvió a su oficina, tenía que enfocarse en lo importante, en el trabajo, el el puesto de su sueños y el gran evento que estaba a la vuelta de la esquina, abrió su bandeja de correo y de reojo miró la solitaria foto que adornaba su escritorio.
-Mierda, soy un fantoche.
-Papá nunca me lleva a cortarme el cabello -Olivia fijó su vista en la peluquería infantil que estaba al final del pasillo del centro comercial, la misma donde Dulcie había montado un escándalo poco antes. -Deja que lo haga una señora en donde vive la abuela.
-Eso puede arreglarse -miró a Dulcie que empezaba a poner mala cara cuando se acercaban. -Llevaremos a Livvy, tu puedes jugar con la caja de arena.
Cuando salieron Dakota se sintió con ganas de que Dulcie creciera seis años de golpe, todo era más fácil con una niña que entendía que las tijeras no eran un enemigo mortal y que incluso le daba las gracias al peluquero, no sabía si a Andrew le molestaría que ahora su hija llevara un flequillo de lado y el cabello en un corte recto por encima de los hombros lo que le daba un mejor aspecto pues las suaves ondas más cortas acentuaban más sus dulces rasgos, también la dejó elegir unos jeans con piedrecitas brillantes a los lados y una chaqueta rosa, Dul había elegido una camisa de Wonder Woman que incluía una banda para la cabeza y que evidentemente se había puesto apenas la pagaron en la caja; al volver a casa las dejó cambiarse mientras le daba el pecho a Phoebe en el sofá, cuando acabó y se la echó al hombro Livvy se sentó a su lado mirando a la bebé.
ESTÁS LEYENDO
Trato hecho | Jamie y Dakota
FanfictionJamie Dornan está a punto de conseguir el puesto que he deseado en la empresa Guinness desde que comenzó a trabajar ahí, luego de siete años de esfuerzo y trabajo duro ve la oportunidad a tan solo unos pasos de él y ahora necesita un empujón que lo...