Capítulo 16

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-¿Has leído los papeles ya?

-Hola Jess, lo siento, tu hermano no puede atender el teléfono ahora.

-¡Dakota! Que gusto saber de ti, pero antes de otra cosa ¿dónde está mi hermano?

¿Debía decirle la verdad? Algo como: Tu hermano comenzó a dar vueltas por mi casa, encontró la botella de vino tinto que uso para cocinar, la vació por completo y ahora está inconsciente en mi sofá mientras mi hija pequeña está metiendo piezas de lego por su nariz. No sonaba tan mal dadas las circunstancias, pero optó por esconder un poquito la verdad.

-Estaba un poco alterado, corrió como un millón de kilómetros en la caminadora y se ha quedado dormido.

-Oh vaya, te diría que lo despiertes pero dadas las circunstancias veo normal su reacción -la voz de Jess dudó un momento. -¿Te contó la razón de estar así?

-Sí, y de verdad ha sido muy impactante.

-Mucho, no sé porqué Sally le habrá dejado la custodia a mi hermano, la pobre Olivia cuando se enteró estaba que se moría de miedo, como te darás cuenta mi hermano no es la persona más cariñosa cuando se trata de niños.

-Sí -miró de reojo a Dulcie que ahora alineaba a sus soldados de plástico sobre el estómago de su vecino. -Lo noté.

-Pues la primera vez que lo conoció, años atrás, tendría unos cuatro años, los niños estaban ya sabes, siendo niños gritando y corriendo, él se puso algo malhumorado y comenzó a gritarles, todos se me metieron bajo la mesa para esconderse de él.

-Pobres pequeños.

-Así que comprendo el temor de la pequeña a pasar tiempo con él.

-Oh, ¿lo ha estipulado el juez o algo así?

-Ojalá fuera por eso, pero ha habido un pequeño accidente...

-¿Accidente? ¿Está él bien? ¿Y Olivia?

-No ha sido nada demasiado serio tranquila -Jess soltó un largo suspiro. -Mira, voy a contártelo solo porque creo que si tú le pasas el mensaje a él se lo tomará mejor.

-Lo dudo, pero cuéntamelo.



La espalda lo estaba matando, intentó estirarse pero estaba en alguna especie de cama compacta que lo aprisionaba, la boca le sabía a metal oxidado y cuando intentó incorporarse algo comenzó a resbalar por todo su cuerpo, literalmente hablando.

-¡Mami no!

El chillido agudo hizo que la cabeza le palpitara con fuerza, abrió despacio los ojos y vio al Gremlin mirándolo demasiado sonriente con un pijama completo amarillo que aumentaba su jaqueca.

-¿Qué haces aquí?

-Mami -la pequeña retrocedió unos pasos mismos que usó para correr e impulsarse para saltarle encima dejándolo sin aire por una fracción de segundo. -¡Mami!

-Dulcie vas a despertarlo, deja de... oh, ya despertó.

Con ojos entrecerrados vio a su vecina como si el amanecer comenzara frente a sus ojos, llevaba su habitual bata que parecía tan suave y esponjosa y desprendía un aroma a talcos y café... este último iba en sus manos dentro de una taza muy familiar.

-Espero que no te moleste que haya ido a usar tu máquina, pero creo que vas a necesitarlo.

-Lo que necesito es un bote de aspirinas y una pinta de Gui... ¡Feck*!

Trato hecho | Jamie y DakotaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora