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Despierto cuando unas manos, lentamente, apartan el pelo de la cara. Abro los ojos encontrándome a Arthur, por su cara parece algo bebido:

-¿Otra vez bebiendo? -él solo asiente mientras fuma su puro- ¿Qué hora es?

-Las doce de la mañana, tu hermano ya está aquí -expulsa el humo lentamente-.

-¿Tan pronto? Joder -me levanto con lentitud llevando conmigo las sábanas-.

Carraspea con fuerza, por lo que me giro:

-Será mejor que te vayas, veo que te pones muy nervioso.

-Claro, claro -sale de la habitación con cierto desparpajo-.

Me visto mientras me miro al espejo, el vestido blanco ha perdido un poco de color, pasando casi al crema. Necesito comprar ropa, creo que iré a Irlanda cuando vengan los chicos. Hay varias tiendas de ropa que me gustan mucho.

Salgo de la habitación encontrándome a mi hermano serio, fumando un cigarrillo:

-Creo que tenemos que hablar seriamente.

-Hermanito, no tenemos de que hablar. No quiero volver al poblado, me encuentro muy bien aquí en Birmingham ¿A que sí, Arthur?

-Sí, ella se puede quedar con nosotros. Podemos adecentar, la habitación en la que estaba durmiendo. Puede trabajar en la casa de apuestas.

Una gran sensación de alivio me recorre entera. El trabajo en la casa de apuestas puede ser perfecto para conseguir una coartada, una tapadera.

-¿Estas acuerdo con esto? -asiento a mi hermano mientras este sonríe de forma algo sospechosa-.

-¿Qué estas pensando John Dogs? -su sonrisa es algo maquiavélica-.

-Entonces puedo vender tus caballos...

-Eres un puto cerdo... Sucio embustero. No puedes hacer eso, son míos -su cara lo dice todo- ¡Perfecto! ¡Jugaré a tu puto juego! Pero luego no te arrepientas.

Viernes

Llevo varios día en la mierda, todo es demagogia, para mi sorpresa no de mi hermano, si no que la matriarca.

Por suerte, hoy varios de mis hombres llegarán hoy para enterrar unos cuantos cajones llenos de armas, pero yo quiero mudarme a Irlanda y controlar todo desde ahí, pero para mi mala suerte creo que esto no podrá ser posible. Sé a ciencia cierta que me necesitan aquí.

Me subo con cuidado al lomo de mi caballo Dank, enredando las cuerdas que sujetan los otros caballos a su cuello. Espoleo a Dank adentrándome, con prisa, en el bosque.

Solo escucho las pisadas de los cascos de los caballos impactar contra el suelo.

Cuando llego a la zona acordada tiro de las riendas frenando a todos los caballos. Espero impaciente a que mis hombres aparezcan, pero mi sorpresa es el sonido de una bala impactando contra el árbol que está justo a unos centímetros de mi.

Los caballos salen a galope tendido, esquivando como podemos las balas ¿Quién está disparando? Este no territorio de nadie.

Con nerviosismo desato las cuerdas y los demás caballos salen dispersados mientras las balas impactan a nuestro alrededor.

Una bala impacta en mi hombro haciendo que caiga del caballo.

El caballo sale corriendo, suelo puedo mirar la sangre que inunda la hierba. Me levanto y camino apoyándome en los árboles, para no caerme.

Me siento cada vez más débil, las piernas me pesan cada vez más al igual que los ojos. De repente todo se vuelve negro mientras caigo al suelo.

Narrador omnisciente

El cuerpo de Evylen es levantado com cuidado por el líder de la familia Gold. Su hijo, Bonnie, presionada la herida de la muchacha con cuidado.

La suben con cuidado a un carro, donde la llevan con cuidado a su poblado.

Mientras tanto en el poblado de los Lee, Johnny empieza a impacientarse mientras espera a que sus hermanos le traigan noticias de su hermana pequeña. Una sensación en su interior le dice que hay algo mal con su hermana.

Los dos hermanos llegan con la cabeza baja, Johnny Dogs se acerca a ellos  con una amplia preocupación en el rostros:

-Hermano, hay mucha sangre en el suelo, había marca de balas en los árboles. 

-¿Los Gold?

-Estaba en territorio de nadie, no pudieron ser ellos. 

-No podemos perderla, tenemos que comentárselo a los Shelby.

En el frío Invierno ACTUALIZACIONES LENTASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora