Tom Holland (PEDIDO)

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Título: “Nunca estarás sola”
Parte 1
Dedicado a: LHolland18

La sociedad subestima a los jóvenes muy seguido creyendo que por ser menores de edad o tener menos experiencias no pueden estar pasando malos momentos, es una gran equivocación los jóvenes también son personas pasan buenos y malos momentos este es el caso de Laia, con tan solo diecisiete años sus días no son los mejores sus días se resumen en la casa y el instituto cualquiera diría que es una chica feliz.

-Laia ¡Baja a cenar!-habló Jane, madre de Laia-
-Ya voy ma...-ni siquiera se molestó en gritar, después de todo quién oye-

Pov. Laia

Estaba en mi escritorio, solo miraba la oscura noche por mi ventana una suave brisa movía las hojas de cada planta existente en el lugar, y del otro lado veía la casa de la familia Holland somos vecinos desde que tengo memoria pero nunca fuí cercana a ellos lo único que sé es que son una familia de seis, padres felizmente casados e hijos bastante correctos, muy diferente a mi familia.

Cuando oí a mi madre gritar bajé lentamente a cenar, encontré un plato sobre la mesa y una pequeña olla al lado no me sorprende, siempre desayuno, almuerzo y ceno sola.

Llevé la primera cucharada a mi boca cuando escucho una puerta cerrarse bruscamente.

-Tarde otra vez Dylan-escuché hablar a mi madre-
-No empieces Jane, apenas entro y empiezas
-Solo digo la verdad, ya casi dan las diez de la noche
-¡Y a esta hora pones a cenar a Laia! No creas que no la ví ahí
-¡No la metas en esto!
-Dime ¿Al menos cenas con ella?
-Oh ¿Yo? Y tú ¡Dime!
-¡Es suficiente!
-Oh no, no hemos terminado

Tenía la mirada fija en la pared los gritos se iban alejando, los llevaban arriba, por impulso solté los cubiertos y apoyé mi cabeza sobre mis brazos jalandome el cabello era algo que siempre hacía ya era como una costumbre y no, no era una buena.

Pov. Normal

Laia no terminó su cena tomó los cubiertos y el plato y los dejó en el fregadero.

Lágrimas caían dejando un rastro en sus ahora rojas mejillas, corrió lo más rápido que pudo llegando así a su habitación cerrando la puerta y dejando esos gritos afuera.

Una adolescente pasando por todo esto estando en su propia casa, sumando el estrés escolar no era un buen resultado, dejando su último recurso como alivio, llorar solo llorar dejar que ese líquido transparente ante la vista pero tan oscuro para el alma la ayudara de alguna manera, no era la mejor en casos de calma y ayuda moral, esas lágrimas eran su escape y la noche estrellada que observaba por su ventana, aunque para ella no existan esos destellos de gases a miles de kilómetros solo había un manto oscuro sin sentimiento alguno tal y como ella.

-Vaya, algunas personas sí que tienen suerte al estar rodeados de una familia unida...

Pov. Tom

Como cada noche me encontraba en mi habitación, solo veía como la suave brisa movía lentamente mis cortinas giré un poco posando mi vista en el reloj que colgaba en la pared 10:00 pm. Un silencio cubría todo el lugar hasta que unos segundos más tarde unos gritos llegaron y arrastraron toda la tranquilidad como un tornado, una vez más nuestros vecinos discutían era triste oir eso cada día y no me quiero imaginar como la pasa Laia, la única hija del matrimonio.

Mi cuerpo se encontraba liado por una sábana ahora y mi teléfono frente a mis ojos captaba toda mi atención hasta que un ruido hace que me levante, abro un poco la cortina y alcanzo a ver a una chica llorando, Laia, una vez más noto como cada discución le afecta y muy mal.

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