Capítulo 18.2.

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EL DÍA DE LA BODA

Aitana se despierta temprano. Tiene peluquería y no muy lejos del hotel gracias a Amaia. La boda es a media tarde y por eso le ponen un poco de laca para fijar el cabello, aunque eso para ella sea toda una novedad. Hace años que dejó de utilizar productos para el pelo más allá de la mascarilla. 

A las 12 del medio día Alfred llegar a por ella con una furgoneta de alquiler. Él coge con cuidado el vestido de ella y lo deja extendido en el asiento de atrás. Ella coge una pequeña maleta donde lleva la ropa y algo de maquillaje, aunque allí una maquilladora hará su trabajo con ella, Amaia, y Ana.

Ya en el coche, Alfred empieza a hablar. Ella está algo distraída y él lo nota.

-Aitana... Qué pasa? -Ella niega con la cabeza, quitándole importancia a su problema, pero Alfred decide parar a medio camino. Están rodeados por un bosque cerca aún de la M-30, cerca también del lugar donde se celebraba la boda dentro de unas horas.

Aitana intenta que no se noten las lágrimas y mira hacia la ventanilla para no aguantar la mirada de su amigo. 

-Aitana, sea lo que sea me lo puedes contar.

-Y qué va a ser, Alfred? Qué será? -Dice ella algo desesperada.

-Es por Luis...

-Perdón por hablarte así, Alfred, lo siento. Estoy un poco nerviosa.

-Entiende sus dudas, se que es difícil pero él no quiere volver a pasar por lo mismo. Tiene miedo.

-Si lo entiendo, Alfred, lo entiendo. Yo no se si me perdonaría y él lo hizo. A mi también me cuesta confiar en mi, porque la cagué, pensé que la solución estaba en dejarlo a él, a vosotros, a Madrid, y no... Fui una idiota.

Se quedan en silencio. Él le tiende un pañuelo que ella acepta sin rechistar. Al cabo de un corto periodo de tiempo algo incómodo, Alfred vuelve a hablar.

-Qué tienes pensado para que confíe en ti?

-De momento no vuelvo a Madrid, no hasta la semana que viene. 

-Así que no te vas mañana.

-No... Y he llamado ya al trabajo para decirles que quiero irme. A partir de mañana buscaré trabajo aquí.

-Entiendo... Pero... Él sabe algo de todo esto?

-No.

-Entonces, como vas a hacer para...

-No me escucha, no me habla así que no lo se.

Alfred mira hacia delante, pone las manos en el volante y sonríe.

-Tengo una idea... -Aitana se gira para mirarle con atención. -Ana le ha pedido a Amaia que cante una canción, yo llevo la guitarra para acompañarla. Podrías tu cantar algo... Bueno, no lo se, algo para él.

-Pero es la boda de Roi y Ana...

-Ahora hablamos con ella.

Llegaron al hotel donde se celebraba la boda. Una casa enorme rodeada por árboles. Amaia les espera abajo en la puerta y les lleva hasta donde está Ana. Les acaban de traer una ensalada y algo más para comer, pero Ana dice que no le cabe nada en el estómago. Amaia se sienta y coge un plato de pasta y empieza a comer.

Alfred llama en privado a Ana y le explica la situación. Aitana espera con Amaia, a la que le cuenta brevemente la idea de su novio. Ella sonríe con la boca llena, no le parece una mala idea, pero hay poco tiempo para ensayar ahora una nueva canción.

-Tienes ya la canción que vas a cantar hoy? -Le pregunta Alfred con una Ana sonriente al lado, dando por aprobada la idea.

-Creo que sí.

-Cual es?

-La he compuesto yo.

-En serio? Que guai, Aitanix, si sabía yo que tu también llevabas una artista dentro. -Le abraza Alfred, con palmas de Amaia sonando desde atrás. -Y de qué va?

-De segundas oportunidades.

Alfred la mira y sonríe.


Unas horas más tarde, Amaia y Aitana ayudaban a la familia de Ana a colocarse entre las filas. Amaia iba con un vestido rojo de tirantes gruesos, el pelo medio recogido y ondulado le caía por la espalda medio descubierta. Aitana llevaba un vestido dorado que se ajustaba completamente a su cuerpo, de tirantes y escote. Su pelo simplemente estaba ondulado, tirabuzones ya algo deshechos pero con ese toque que solo ella sabía darle colocándose la parte de la coronilla hacia un lado.

Faltaba media hora y de los chicos aún no se sabía nada. El ala donde estaban ellos era la sur y la que ocupaban las chicas era el norte. La casa donde se celebraba la boda era una auténtica mansión. Preciosa, con camareros dispuestos a la entrada que recogían las chaquetas de los invitados, un porche alumbrado por antorchas con fuego, la sala donde se iba a celebrar la boda decorada de forma elegante y el salón era enorme, con una gran pista de baile junto a la orquesta.

Aitana y Amaia vuelven a marcharse para correr junto a Ana. Esta está en su habitación, dando largas bocanadas de aire, intentando no fumar. 

-Ya es la hora? -Casi grita la canaria.

-Falta nada, 10 minutos.

-Tienes ganas?

-Muchísimas! Quiero tener delante mio a Roi, dar el sí quiero y que empiece la fiesta!

Las tres se ríen. Es entonces cuando Ana saca de una bolsa dos pequeñas cagitas.

-Tomen. Esto es de mi parte. Por estar a mi lado y aguantarme tanto tiempo.

-Ana, no hacía falta nada más.

-Ay, que bonito! -Exclama Amaia. Tiene en sus manos una pulsera de perlas plateadas. -Me lo puedo poner ya?

-Claro! Pónganselo! 

Las dos se colocan la pulsera y les cuesta mucho no llorar, pero el maquillaje se echaría a perder y solo faltan 5 minutos para que empiece la ceremonia.

Tras unas fotos, unos abrazos y unos cuantos achuchones, las puertas se abren y una mujer les dice que ya pueden ir saliendo. El novio ya está en el improvisado altar.

Ana las mira a las dos y sale risueña delante de ellas. Nunca se ha visto a una novia más feliz y más guapa que esa.

Esto acaba de empezar. INCLUYE 2nda TEMPORADA TERMINADA. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora