Bastardo Sin Reflejo

Mis pensamientos

Quería saber qué pasó conmigo ¿en qué momento ataqué a ese pobre animal? Juro que no recuerdo haber tomado las tijeras, no tengo permitido tocar nada de mi madre y no soy capaz de romper esa regla para hacer algo tan descabellado. No entendía lo que sucedía conmigo... ¿Será que ya me estoy transformando finalmente en un monstruo? Esa es la única respuesta que le encontraba sentido, finalmente mi verdadero rostro saldría a flote y no tendré que verlo, después de todo un terrible monstruo no muestra conciencia de nada, su sombra me tragará y no quedará nada de mí. Tendré ya mi tan esperado final, podré descansar de todos y ya no tendré que lidiar con Kaled, y ahora que lo menciono no quiero que me vea, sé que es una buena persona y por eso es mejor que no vuelva a cruzarse conmigo. Aunque me pregunto qué ocurrirá cuando ese día llegue ¿que hay de él? ¿que pasará con mi madre?

Mis pensamientos fueron interrumpidos cuando escuché que algo pesado cayó, sin ponerme en duda me levanté del suelo y salí de la habitación encontrándome a mi madre en el suelo, su cabeza casi chocaba contra mis pies, esto me indicaba que intentaba ir a la habitación y es claro que no lo logró. Se veía tan... vulnerable, si la pateaba dudo que en la mañana lo recuerde ¡no! ¡Un minuto! ¿Qué estoy pensando? Yo no soy así, nunca antes había pasado por mi mente querer lastimarla a pesar que ella lo hacía innumerables veces... ¿Hará daño en imitarla?

"Rompe su cabeza"

"Destrúyela"

"MÁTALA"

¿Mátala? ¿De nuevo esa palabra? Usualmente nunca se repetían pero volvió a emerger de la oscuridad... "Mátala" ¿eh? ¿No sería ir demasiado lejos?... No, ella lo merece. Ella merece también su castigo, no es justo que ella salga impune de sus malos actos, no es justo que solo ella pueda reír en esta casa mientras yo lo tengo prohibido, no es justo que ella pueda comer lo que quiera sin restricciones y yo solo una vez al día, no es justo que ella pueda vestirse bien mientras yo uso sus sobras, no es justo que ella pueda olvidar los malos momentos con alcohol y yo los tengo presente ¡NO ES JUSTO QUE SIGA VIVA!

Todas esas palabras creí que las había pensado, pero no fue así, las grité, por primera vez en la vida había elevado la voz y se sentía tan bien, no sé qué era esta sensación de calma, no creí que gritar haría algún bien pero me sentí tan relajado que de un momento a otro caí en el suelo y quedé dormido.

El despertar fue horrible, me dolía todo a pesar que no era la primera vez que dormía en el suelo pero lo que más recalcaba era la incomodidad de tener a mi madre cerca de mí, nunca había dormido con ella así que antes de que ella despertara me levanté y cuando bajé la mirada noté que había muchísimas manchas rojas en el suelo, específicamente debajo de donde mi madre reposaba su cabeza. Entonces miré mi cuerpo que también estaba manchado de aquel líquido, no solo era mi ropa, eran mis manos, brazos, torso y piernas... Esas manchas se volvieron un recuerdo de ese día, ese maldito día puse a dormir para siempre a mi miserable artista.