El escape

302 26 3
                                    

Debía de ocultar el cuerpo, así que en mi desesperado intento de cumplir esa tarea probé con arrastrar su cuerpo hacia la habitación pero por desgracia no tenía las fuerzas necesarias apenas y pude levantar su pie. La voz de Kaled me estaba tocando los nervios pues me estaba apurando y gracias a eso me desesperaba con más rapidez así que miré a mi alrededor, no encontré nada útil hasta que miré el suelo y visualicé la alfombra que era lo suficientemente larga así que pensé que podía cubrir el cuerpo con ella y eso hice, fui corriendo a tomarla y de manera inmediata cubrí el cuerpo, obviamente se notaba el bulto pero podía mentir acerca de ello, de todas maneras no iba a dejarlo entrar así que cuando abra la puerta él verá el bulto y no el cuerpo.

Di largos respiros para intentar relajarme un poco o los nervios me delatarían, después de tomarme un poco de tiempo finalmente abrí la puerta mostrándome por completo a Kaled y su sonrisa se desvaneció y no entendí el porqué hasta que me tomó de los hombros viéndome fijamente sin decirme nada y la expresión de su rostro era extraña, nunca pensé que lo vería ¿triste? ¿Qué esta pasando aquí?

- Niño... estás lleno de sangre y muy malherido, estás peor que ayer, no me digas que fue por mi culpa que te hicieron esto.

Cierto, la sangre. Lo había olvidado por completo que no supe cómo responder así que opté por el silencio.

- Niño tu silencio me preocupa.

- ¿Y qué quieres que diga Kaled? Mira esto es normal en esta casa. Simplemente fui castigado y ya, nada de importancia.

- ¡¿Nada de importancia?! ¡Niño tienes heridas por todas partes! ¡Las personas cuerdas no castigan así al menos no en esta época!

- ¿No? ¿No lo hacen?- Sus palabras me confundían con todo lo que decía mi madre, no sabía qué creer.

- ¡NO! ¡Quién te hizo esto cometió un crimen! Y créeme que irá a la cárcel... Ven conmigo niño, aléjate de esta casa.

No me dio tiempo a procesar sus palabras cuando tomó mi mano y me arrastró con él, yo miré hacia atrás viendo la entrada y bajo el marco de la puerta estaba mi madre meciendo de izquierda a derecha su mano al aire mientras cerraba lentamente la puerta de la porqueria al que llamaba hogar la que por primera vez observé cómo se veía desde afuera.

Cuando devolví mi mirada al frente sentí que mi corazón iba a explotar por el miedo que me provocaba el exterior, mi madre siempre me decía que habían personas que querían matarme y que lo harían si salía de casa pero ¿por qué nadie me ha atacado? ¿Será por Kaled? ¿Es por él que nadie me ha puesto un dedo encima?

De pronto Kaled se detuvo y soltó mi mano para luego palmear sus bolsillos hasta toparse con un tintineo y metió sus dedos sacando unas llaves, después de eso le resté importancia ya que miraba a detalle mi alrededor pero no lo terminé de hacer ya que Kaled exigió mi atención.

- Niño entra al carro, necesitamos salir de aquí porque no permitiré que te sigan maltratando.

Por estar viendo a mis lados no me percaté que delante de nosotros había un pequeño carro la cual tenía las dos puertas abiertas y Kaled se había adelantado a entrar, en cuanto a mí me aseguré que nadie nos estuviese siguiendo pero no había ni una sola señal de vida aparte de nosotros dos. Nadie nos estaba cazando, finalmente iba a salir de este extraño lugar.

Bastardo Sin ReflejoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora