Mi final feliz

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Yo salí de ese pequeño espacio y me dirigí a una silla con unas ruedas, no sé porque pero me sentí atraído por esa rara silla y me senté, al hacerlo ésta comenzó a dar vueltas que a los segundos Kaled detuvo.

- No es momento de jugar niño, tu padre entrará en cualquier momento.

Tras decir eso escuché una puerta abrirse y vi como Kaled se enderezó viendo lo que sea que estaba a mis espaldas. Yo no quise ver, me dio miedo por el cambio de actitud de Kaled.

- Señor, como me pidió le he traído a su hijo. Está un poco enfermo pero así que le sugiero que le busque ayuda médica de manera inmediata.

Las palabras del castaño fueron suficientes para darme a entender quién estaba detrás de mí y sentí que mi corazón no latía, mis manos estaban heladas nuevamente  y nada de mí podía responder. Fue entonces cuando la silla giró y frente a mí se encontraba un hombre vestido de una manera tan elegante que encajaba con el lugar, su cabello tan negro como la noche y peinado hacia atrás dejando ver su fino rostro el cual destacaban sus penetrantes ojos verdes y justo debajo del ojo derecho había un lunar. El hombre era justo como Kaled lo había descrito, él no era un monstruo sino un hombre apuesto pero lo único que no encajaba era la expresión del hombre, miedo, asco e incredulidad que luego pasó a la ira desquitándose con Kaled.

- ¡¿Qué demonios es esto?!- Gritó el hombre tomando el cuello de la camisa de  Kaled.- ¡¿Qué clase de broma tan sucia es esta?!

- ¡¿Cómo qué qué es?! ¡Es su hijo!

- ¡Míralo bien Kaled! ¡MÍRALO!

El dedo del hombre me apuntó, yo solo me levanté del asiento y fue entonces que vi como su dedo traspasaba mi pecho, no dolía, en realidad no sentía nada y fue cuando entré en pánico que cuando quise llamar la atención de Kaled me impactó ver al castaño tan pálido como una hoja en blanco. No entendía que estaba pasando pero vi en dirección de donde él veía y pude entender el porqué de su expresión. Yo pasé a tener la misma cuando vi que en la silla estaba yo sentado, pude ver que ese era mi cuerpo porque reconocí la ropa, sin embargo en el rostro había una gran mancha negra pero pude ver que todo alrededor del cuello había una gran herida.

Negué, negué y negué creer que ese era yo, que a los pies de mi cuerpo estaba Kaled llorando. Quise huir y lo intenté, mi pecho estaba helado y podía sentir el dolor de mil agujas clavándose en mí, mi mirada se iba cristalizando y mis gritos perforaban mis oídos. Quería que esta pesadilla terminara, pero solo era el comienzo.

Estaba corriendo sin dirección alguna hasta que choqué con algo que me obligó a detenerme y observarle, era una figura muy conocida... Era mi madre.

- Ah~ Mi pequeño asesino finalmente has vuelto a los brazos de mami.- Con decir eso ella me abrazó hundiendo mi rostro en su pecho.- Comenzaba a sentirme sola en este lugar.

- ... ¿Por qué me haces esto?

Ella levantó mi rostro y comenzó a reír, con cada carcajada que salía de sus labios ella se iba deformando tomando un aspecto escalofriante: Sus mejillas se hundieron, sus ojos eran solo unos huecos y su contorno lo conformaban millones de cicatrices, sus labios se habían partido dejándome ver con facilidad sus afilados dientes.

- Amor mío, tú nos hiciste esto, tú eres el culpable de todo esto. ¿Quién me mató? Fuiste tú ¿quién se colgó luego de matarme? También tú.

- ¡No! ¡Eso no es cierto!

- Claro que sí~ luego de haberme sacado las entrañas te fuiste a tomar una soga y terminaste con tu linda vida, pero por alguna razón tu egoísta alma quiso aferrarse a la vida por un poco más justo cuando la soga se rompió, pero como vez, ya no pudiste ser un muerto viviente y terminaste aquí con mami. Fue mucho más fácil esperar a que ir por ti pues la última vez fracasé.

- ¿Última vez...?

- ¿Recuerdas hoy a lo que le llamaste pesadilla? Esa era yo intentando arrastrarte a este infierno.

Las tétricas manos de mi madre me obligaron a darme la vuelta viendo de nuevo la imagen de Kaled llorando, no podía verlo así, quería regresar y abrazarlo... Pero no podía, yo ya no podía volver.

- ¿Creías que un monstruo bastardo como tú tendría un final feliz? No mi niño, te quedas a sufrir conmigo.

Las palabras de mi madre hacían eco en mi cabeza quedándose grabadas ahí dejando que su oscuridad me abrazaba sin sentir absolutamente nada mientras observaba en las sombras a Kaled que no dejaba de tratar de revivir mi cuerpo mientras que mi padre estaba arrodillado murmurando una sola palabra que no entendía pero mi madre la repitió.

- Ah~ Iskal... Hace mucho que no escuchaba la voz de ese hombre decir eso ¿tú lo escuchaste también? Iskal... Iskal... Iskal~ sí, ese era tu nombre. Pero un monstruo como tú no merece ser nombrado.

El espectro o mejor dicho mi madre me arrastró con ella alejándome de los tristes rostros de mi padre y Kaled. Mi madre me llevaba al infierno para ahí tener el final que un monstruo como yo se merece, y yo que pensé que podía tener una nueva oportunidad... Qué fácil es soñar y que difícil es despertar a la realidad, mi único destino era quedarme al lado de mamá al igual que en el pasado. Mi vida sería monótona incluso en el más allá.

Kaled... Lo siento, no pudimos cumplir la promesa de ir a comer helado

 Lo siento, no pudimos cumplir la promesa de ir a comer helado

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Bastardo Sin ReflejoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora