Conóceme

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No sé mucho de mí, con solo decirte que no sé ni mi nombre. Lo poco que sé se debe a que escucho a mi mamá hablar cuando se está ahogando en alcohol y habla consigo misma o cuando está con uno de los tantos hombres que trae a lo que llamo hogar, que no es más que un nido de ratas, cucarachas y demás animales que no quiero mencionar.

Mi madre mantiene las ventanas cerradas para que nadie me viera, ella me decía que soy demasiado repugnante y que la gente no merecía el disgusto de verme, que vomitarían con solo echarme una mirada, por eso cada vez que un hombre entraba yo me escondía dentro del ropero, no debía revolverle el estómago con mi apariencia... Por ese mismo motivo le tuve miedo a mi reflejo, nunca me vi en el único espejo que está en la habitación de mamá, tenía pánico de ver el monstruo que soy.

A pesar que nunca vi mi rostro sé que daba asco al igual que mi cuerpo que estaba plagado de manchas violetas y un sinnúmero de líneas inflamadas y rojas que aparecían cada vez que mamá me golpeaba pero ella se justificaba diciendo que era mi castigo por ser un espanto y lo aceptaba, tengo una mala vida porque soy un monstruo que nunca debió existir.

Mi mamá era la única que me repetía lo asqueroso que soy, pero recuerdo que una vez me lo dijo otra persona, otra más que me odió al momento de verme.

Lo que recuerdo de ese día fue que estaba limpiando el suelo, estaba tan sucio que me costaba muchísimo quitar las manchas con un trapo pero si no lo hacía mamá se enojaría, debía de serle útil en lo que podía. Mientras intentaba limpiar alguien abrió la puerta con mucha violencia, creí que era mamá así que había girado y a quién vi no me lo esperaba, era un hombre enorme con un traje negro que me miró por unos segundos y luego se quedó en ese lugar, quieto mirándome con asco. A los segundos entró una mujer quien arrastraba a mi madre del cabello que forcejeaba sin parar.

- ¡¿Donde carajos está ese mocoso?!- Gritó la desconocida.

Inmediatamente supuse que estaba hablando de mí, era la primera vez en la vida que alguien preguntaba por mí. Esa mujer seguía demandando mi aparición así que el enorme hombre se dirigió hacia mi y me tomó del cabello llevándome frente a esa mujer. De inmediato tomé la muñeca de ese hombre intentando que me soltara, mis intentos de pelear eran en vano.

- Creo que usted se refiere a este niño, señora Silver.

En cuanto el hombre dijo eso la mujer soltó a mi madre y se acercó a mí mirándome con desprecio puro... Era de esperarse.

- ¿Este es el maldito bastardo? De verdad no puedo creer que MI ESPOSO haya tenido un hijo con una prostituta a mis espaldas.- Habló la mujer mientras llevaba su mano hacia mi mejilla y me exploraba con su mirada.- No creí que él, siendo el director ejecutivo de una de las compañías más exitosas tuviese un gusto tan... barato.

Esa última palabra la soltó con tanto asco que su mano dejó de tocarme. La mujer se enderezó dándome la espalda y soltó un grito mientras pateaba a mi madre.

- ¡Tú no nos vas demandar por esa mierda que tienes de hijo! ¡¿Me estás escuchando maldita zorra?! ¡Ese mocoso no arruinará mi vida! ¡No manchará mi nombre!

Con cada palabra que salía de la boca de esa mujer ganaba más fuerzas en sus patadas que mi mamá terminó escupiendo sangre.

- Si la noticia de ese niño sale a la luz te haré la vida más que imposible así que mejor asegúrate de cuidar tus acciones. ¡Michael, vámonos de este lugar!

Aquel hombre me soltó y yo corrí hacia el colapsado cuerpo de mi madre y con mucha desesperación la llamaba, no porque me importaba su estado sino porque quería saber si seguía viva, y sí que estaba más que viva pues a los segundos de estar cerca de ella se levantó a darme una bofetada que me obligó a caer golpeando mi cabeza en el suelo, justo al lado del trapo que hace unos minutos usaba.

Bastardo Sin ReflejoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora