Bastardo Sin Reflejo

¿Qué sentir?

Los momentos de debilidades y pánico quedaron atrás sin ser recordados por petición mía, por alguna razón no me gustaba la manera que me hacía sentir tras recordar lo que sentí en esos minutos y como ya era de esperarse Kaled supo que hacer, él borró mi tristeza con su sonrisa.

Por primera vez en mi vida tuve el estómago lleno, además también era la primera vez que comí algo que tenía un buen sabor. Kaled me decía que con mi padre tendré las mejores comidas que una simple pizza de pepperoni pero no puedo imaginarme algo que tenga mejor sabor que eso, aunque siendo honesto, es lo único que he probado que no esté a punto de echarse a podrir o que no sea pan simple.

Como habíamos comido en el sofá no nos tomamos la molestia de mover la caja de pizza que descansaba entre nosotros. Ambos estábamos tan llenos que nos hundimos en la comodidad del sofá mientras veíamos televisión. Ninguno de nosotros hablaba pero no existía el incómodo silencio sino nuestras forzadas respiraciones por haber comido tanto. Después de unos largos minutos contemplando la pantalla Kaled se dirigió a mí.

- Dentro de poco te iré a dejar con tu padre. Ya hablé con él y está ansioso por verte.

Había olvidado varías cosas y la razón por la que estaba aquí era una de ellas: mi padre. No supe cómo responder a su comentario que lo único que hice fue asentir con la cabeza.

- Al menos di algo ¿no?

- Algo

- Que gracioso niño.

- Es que no sé cómo actuar cuando mencionas a ese señor, no sé qué sentir ¿miedo? ¿alegría? ¿enojo? No sé, mi mente no funciona bien... ¿Y tú cómo te sientes con tu padre?

- Hey hey hey... Mi relación con mi padre no tiene nada que ver con lo tuyo. Todas las relaciones son distintas así que de nada sirve comparar o decirte como me llevo con él. Esto se trata de ti, ahora dime ¿por qué solo te limitas a esas emociones?

- Porque es lo único que se me ocurre, tengo miedo de verlo pero también estoy feliz de que me haya sacado de ese lugar aunque también estoy enojado porque me abandonó ahí en primer lugar. Mi mente se parte en solo pensar en él.

- Bueno puedo quitarte el miedo con decirte que él no te hará daño, al menos no como cierta señora... Tu padre es alguien incapaz de ponerte una mano encima. Ahora para quitarte el enojo... Niño, él ni siquiera sabía que tú existías hasta cierto incidente que no te puedo decir. Y ya con lo de la alegría... lo dejaré así porque es lo mejor para ti, muéstrale una sonrisa a tu padre cuando lo veas.

Sus palabras barrió todo pensamiento dejándome la mente en blanco, pero entonces una pregunta ocupó gran lugar y la dejé ir sin siquiera dudarlo.

- Y cuando esté con él... ¿Ya no te veré?- Cuestioné al clavar mi mirada en aquellos brillantes ojos.

- Que estés con tu padre no significa que nuestra amistad se termina, me verás y haré lo posible para verte seguido. Es más, la próxima vez que te vea prometo llevarte a comer helado.

- Confío en lo que dices.

La promesa fue sellada con una sonrisa que luego pasó a risas... Sin embargo esa promesa de ir a comer helado no se cumplirá con facilidad, algo en mi me decía que no ocurrirá.