Un nuevo mundo

277 23 2
                                    

Estar dentro de un auto era nuevo para mí, de hecho ahora todo era nuevo para mí. El viento golpeando mi rostro, las enormes construcciones, las personas que veía... Nada era igual a lo que mi madre describía, no había monstruos, no había gente matándose entre sí, no había sangre pintadas en las calles, ni una de las palabras que usó para describir el exterior se parecía a lo que yo veía. Supongo que sí hay dos maneras de ver el mundo.

Kaled exigió mi atención haciéndome que mi vista se centrara en sus desordenados cabellos que el viento agitaba, había un espejo pero por mí mismo temor evité verlo a toda costa.

- Niño, a tu lado hay un suéter. Puedes usarlo si quieres no tengo problemas con eso.

Justo como él dijo había una prenda al lado de mi pierna derecha y claro que la usé, la tela era muy suave que quería tenerla cubriendo parte de mi cuerpo que llegué al punto de subir mis piernas en el asiento y meterlas dentro de la prenda. También me gustaba como olía, no sé qué era, solo sé que me gustaba. Fue cuestión de segundos para que Kaled notara mi conducta y por supuesto que la señaló.

- Pareces un pequeño saco de papas. Te queda bastante bien pero no mejor que a mí.

Seguido escuché su risa, yo no dije nada solamente me quedé abrazando mis piernas mientras mi mirada se maravillaba con lo que había afuera. No sé cuánto tiempo pasó que lo único que recuerdo fue que el auto se detuvo y Kaled me dijo que podía salir. Dudé en un instante pero recordé que él por el momento no me ha mentido como lo hizo mi mamá, así que le hice caso.

Después que salí del auto no pude evitar ver a mis lados pero no pude hacerlo más puesto que Kaled tomó mi mano y ya me estaba arrastrando con él porque no había escuchado su orden de seguirlo. De todas maneras, no me quejaba con él ya que cubría mi mano con suavidad a comparación de mi madre. Mientras me dejaba llevar por él pude darme cuenta que tenía la misma extraña expresión cuando me sacó de casa, parecía estar enojado y preocupado... No tengo idea de cómo ser capaz de explicar pero sé que feliz no se encontraba a pesar que cada vez que me veía sonreía. Kaled era un muchacho extraño.

Entramos a una pequeña casa, si por fuera era linda por dentro era mejor, era cálida, limpia y tenía un montón de cosas que jamás en mi vida había visto. Me quitaba el aliento y no iba a mentir, me hubiese gustado vivir en un lugar como este.

- Niño ven tienes que asearte, tengo que tratarte esas heridas. Sígueme por favor.

Nuevamente sin decirle nada le seguí hasta un pequeño cuarto donde supuse que era el baño por razones obvias, pero había algo que me inquietaba.

- Kaled... ¿donde está el balde?

- ¿Qué balde?

- El balde para bañarme ¿dónde está? No lo veo ¿como me bañaré sin el balde?

- Oh... Yo no uso un balde.

- ¿Entonces qué?

Kaled no me respondió y solamente dio unos pasos acercándose a unas cosas de color metálico que estaban en la pared y giró de ella haciendo que de una cosa cuadrada cayera el agua como lluvia, nunca había visto eso y siendo honesto me daba desconfianza. Tras unos segundos Kaled volvió a girar la cosita metálica y la pequeña lluvia se detuvo.

- ¿Qué es esa cosa?

- Es donde te bañarás.

- No... esa cosa no me gusta.

- No te pregunté si te gustaba niño, debo curar un poco esas heridas y así de sucio como estás no puedo. Te bañas solo o te baño yo.

- Pues no entraré a esa cosa.

- Eso lo veremos.

Puedo decir con certeza que jamás pensé que en mi vida conocería a alguien tan necio como Kaled, tampoco me hubiera imaginado a alguien siendo bueno conmigo, ni en mis sueños mas descabellados. Lo único que veía para mí era la misma desgracia de siempre... Será que ¿el mundo me está sonriendo? ¿Es eso? ¿Nadie me volverá a lastimar? ¿Verdad?... ¿es verdad? ¿No?

Bastardo Sin ReflejoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora