Mi final falso

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Yo salí de ese pequeño espacio y me dirigí a una silla con unas ruedas, no sé porque pero me sentí atraído por esa rara silla y me senté, al hacerlo ésta comenzó a dar vueltas que a los segundos Kaled detuvo.

- No es momento de jugar niño, tu padre entrará en cualquier momento.

Tras decir eso escuché una puerta abrirse y vi como Kaled se enderezó viendo lo que sea que estaba a mis espaldas. Yo no quise ver, me dio miedo por el cambio de actitud de Kaled.

- Señor, como me pidió le he traído a su hijo. Está un poco enfermo pero así que le sugiero que le busque ayuda médica de manera inmediata.

Las palabras del castaño fueron suficientes para darme a entender quién estaba detrás de mí, sentía que mi corazón latía con rapidez, mis manos estaban heladas nuevamente y nada de mí podía responder. Fue entonces cuando la silla giró mostrándose frente a mí un hombre vestido de una manera tan elegante que encajaba con el lugar, su cabello tan negro como la noche y peinado hacia atrás dejando ver su fino rostro el cuál destacaban sus penetrantes ojos verdes, justo debajo del ojo derecho había un lunar. El hombre era justo como Kaled lo había descrito, él no era un monstruo sino un hombre apuesto y con una enorme sonrisa en su rostro, era la segunda vez en mi vida que había presenciado una cálida sonrisa y sin rastro de maldad. La primera vez fue Kaled.

- Mi pequeño Iskal...- Dijo el hombre en un hilo de voz.- Mi niño...

El hombre comenzó a observarme, su sonrisa comenzó a desaparecer cuando vio las heridas en mis piernas, de pronto volvió a verme, a pesar que no decía ni una sola palabra sus ojos gritaban desesperación, fue como la primera vez que Kaled vio mis heridas.

- Dime ¿tu madre te hizo esto?- Cuestionó con serenidad pero se notaba que se esforzaba por mantener ese tono.- ¿Ella fue quién te lastimó?

Yo simplemente asentí mientras que él dejó salir un pesado suspiro y su mirada se centraba en el suelo, se veía muy adolorido y no puedo explicarme bien porqué, él apenas me conoce.

- Pero no lo volverá a hacer.- Le dije en un intento de hacerle sentir mejor, no me gustaba su rostro triste.- Ella no podrá pegarme nunca más.

- Por supuesto que no y me encargaré de que pague por todo lo que te ha hecho.- Respondió dejando aquel cálido tono, esta vez se escuchaba enojado.- Un monstruo como ella merece pudrirse en la cárcel.

El hombre me rodeó con sus brazos, el olor de su colonia golpeó mi nariz por lo fuerte que era, no era desagradable pero prefería la colonia de Kaled porque era más dulce. Pero hubo un detalle más importante que me distrajo de su abrazo, él la llamó monstruo... Llamó monstruo a la mujer que me gritaba esa palabra, que lo remarcaba cada vez que podía y no sólo eso sino que le deseó que se pudriera... ¿Entonces no hice mal en herirla? Ya le dije que ella ya no sería capaz de herirme y él no me preguntó el porqué, no preguntó porqué castigué a mi madre.

Antes de que pudiera decirle lo que hice él rompió el abrazo y puso sus manos sobre mis hombros, regresando de nuevo con una sonrisa.

- Iskal-

- ¿Quién es Iskal?- Interrumpí.- Mencionaste eso antes pero aquí no hay ningún Iskal.

- ¿Cómo dices? Estoy seguro que ese es tu nombre.- Dijo el señor bastante confundido.- Entonces ¿Cuál es tu nombre?

- Señor, el niño no tiene idea de cuál es su nombre.- Interrumpió esta vez Kaled.- La madre solo lo llamaba con insultos.

El hombre se puso de pie y se acercó a Kaled, ambos se observaban con seriedad, no comprendía bien lo que pasaba por la cabeza de estos dos. Empezaron a hablar en un tono bastante bajo que era imposible escucharlos pero lo que sí logré escuchar antes que se separaran fue "buen trabajo Kaled, gracias por traerme a mi hijo." después de eso Kaled se acercó a mí y me revolvió el cabello.

Bastardo Sin ReflejoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora