Mi artista

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No recuerdo cuando mi madre terminó de descargar todo el odio pero sé que duró mucho tiempo. La miserable artista había arruinado su lienzo, creó fuertes pinceladas que opacó por completo el blanco, el color rojo era lo único que se notaba y de lejos era posible de echarse de ver los enormes grumos rojos, que era mi carne expuesta, el pincel era la botella rota, la pintura era mi sangre y el lienzo era yo.

¿Por qué sé estas palabras? Verás dije al principio de este relato que todo lo que sé es lo que escucho de mi madre, y ella era una aspirante a artista pero nunca tuvo el valor de mostrar sus pinturas al público por miedo a ser criticada así que cuando está ebria y calmada toma sus pinturas, pinceles y un gran lienzo para empezar a crear arte, un arte bastante macabro pues en todas sus obras solo veo monstruos, gente deforme o sin cabeza, mujeres devorando hombres, extremidades con rostros... Pero ella era feliz con eso, solo así podía verla sonreír.

Era extraño ponerme a pensar sobre sus pinturas en un momento como este pero al menos eso me distraía mucho del dolor y como si ella me hubiera leído la mente sacó un enorme lienzo de su habitación, lo colocó en el suelo justo frente a mí y luego se marchó a buscar los demás materiales. Cuando regresó se sentó en el suelo y de un rápido movimiento giró a tomar mi pie izquierdo y luego así me atrajo hacia ella, con algo de brusquedad colocó mi cabeza sobre su pierna, no entendía lo que quería hacer pero no tenía la fuerza necesaria para poder moverme aunque sea un poco. Ella no volvió a verme, sus ojos estaban concentrados en el blanco del lienzo, estudiando cautelosamente el material.

- Hmm... ¿Qué debería hacer pequeño bastardo?- Me preguntó sin enfocar su mirada hacia a mí.- ... ¡Ah! ¡Ya lo sé! Haré mi peor error.

Una idea cruzó por su mente e inmediatamente buscó su pincel y hundió la mecha en el envase de la pintura color verde oscuro para luego colorear violentamente el lienzo. Yo solamente observaba sus movimientos a pesar que me sacudía la cabeza por culpa de estar apoyado en su pierna que se movía al mismo tiempo que su mano pero al menos no con tanta brusquedad. Al terminar de pintar de verde, ella acariciaba mi cabeza mientras intentaba escoger qué otro color tomar y cuando al fin se decidió volvió a sacudirse mientras hacía sus pinceladas.

Pasaron unas cuantas horas y yo seguía siendo el espectador de cómo su obra cobraba vida, y para ser honesto no entendía bien lo que dibujaba ¿por qué? La respuesta era completamente simple, no era grotesco, era el retrato de un muchacho y no era de ninguno de los que había pisado un pie dentro de nuestra casa, era alguien completamente nuevo.

- Mira maldito bastardo, eres la mismísima mierda que tu padre ¿por qué no saliste hermoso como yo?

Levanté la mirada para ver nuevamente su obra e inmediatamente recordé la descripción de Kaled que encajaban completamente con los rasgos del niño en la pintura.

- Todo hubiera sido mejor si te hubiera abortado... Mejor dicho, todo hubiese sido muchísimo mejor si nunca me hubiera cruzado en el camino de tu padre.

Con aquella última frase ella rompió en llanto pero nunca soltó el pincel, comenzó a hacer más detalles que le dieron inicio a lo grotesco. Las mejillas del niño de suave tono melocotón palidecieron, los llamativos ojos color verde tenían grandes ojeras debajo de unos ojos saltones a causa de lo chupado que se encontraba el rostro que también se veía estirada como si los pómulos fueran a rasgarla en cualquier momento. El cabello negro estaba revuelto y unos cuántas mechas descuidadas se adherieron a la frente. Pasó de ser un lindo niño a otro con un aspecto demacrado y frágil que daba horror... Esa era mi imagen, ese soy yo.

Bastardo Sin ReflejoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora