En medio de la noche, me despierto gritando, he vuelto a tener otra visión, solo he visto unas algas doradas, pero tengo grandes dolores de cabeza y me siento muy mareada.
- ¡Cloe! - llega Aslan corriendo a mi habitación y se sienta a mi lado en la cama - ¿Estás bien? Te he escuchado gritar.
- ¿Por qué me parece que me vaya a explotar la cabeza cada vez que veo algo?
- Cuando pase un tiempo, ya no te pasará eso, ya verás. ¿Qué has visto?
- Unas algas de color dorado, que brillaban mucho.
- Tranquila - me abraza.
- Una pregunta, ¿por qué eres tú el que está aquí?
- ¿Qué pasa, preferías a otro "sireno" ?
- No, solo pregunto.
- Porque yo fui el único que se atrevió a venir. Vivimos en las profundidades porque les da miedo la superficie.
- ¿Por qué?
- Desde hace mucho tiempo. Cuenta la leyenda que hace siglos, unos awors salieron a la superficie, se toparon con un barco y los pescaron, haciéndoles sufrir. Después, llamados por la atención de estes extraños seres, muchos barcos salían en la busca de alguno. Los awors se escondieron en las profundidades y los humanos nos pusieron el nombre de "sirenas". Otro cuento más para hacerse los valientes.
- Ah.
- Venga, vuelve a dormir. ¿Sigues mareada?
- Solo un poco, ya estoy bien.
- Bueno, hasta mañana - sale por la puerta.
Pronto me vuelvo a dormir.
Por la mañana, veo como una ligera luz atraviesa las cortinas de mi habitación. Cuando me levanto, veo a Aslan acostado cerca de mis pies.
- Buenos días - me dice.
- Buenos días, ¿qué haces ahí?
- Hace unas horas has vuelto a gritar, pero era en sueños. Vine aquí para que supieras que no estás sola.
- Gracias.
Hoy sus ojos lucen en un color azul claro.
Pego un brinco para levantarme de la cama y Aslan se va para que pueda cambiarme.
Me visto con unos pantalones cortos vaqueros, una camiseta azul y unas sandalias marrones con detallitos azules también y una coleta alta.
Por debajo me pongo mi bikini rosa con lacitos.
Llamo a Aslan y bajamos a la cocina y preparamos unas tortitas y un batido.
- ¿Qué coméis vosotros?
- Algas, peces, crustáceos, todo crudo.
- ¡Puaj!
Él se ríe al ver mi cara de asco.
- Pero me gusta más esta comida.
Hoy el día está más claro, igual que el mar. Parece que la tormenta haya pasado, aunque no estoy del todo segura.
Llamo a Kim. Hemos quedado para ir a la playa. El sol calienta bastante. El clima está demasiado cambiante, es imprevisible el tiempo que va a hacer.
Salimos por la puerta. Vamos a timbrar en la casa de Kim, que está unos metros más adelante.
- ¿Va a venir también tu amigo?
- ¿Eddie? - le pregunto sorprendida.
- Sí.
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Hoy el océano es gris
FantasyCloe estaba surfeando como otro día cualquiera de verano, pero a diferencia de otros días, el océano era de color gris, lucía enfadado. Cloe se cae de la tabla y se lleva un fuerte golpe en la cabeza. Sus amigos no la creen, pero ella ha visto algo...