- ¿Enserio que Guindelia sería capaz de arrasar las costas con tal de conseguir la piedra?
- En realidad el poder del tridente disminuirá porque no tiene la perla ni sabe dónde se encuentran las algas que le dan el poder a esta. Dormel no se lo dirá, por eso Reed intentaba sacarte información. Por nada del mundo podremos permitir eso.
- ¿La perla tiene algún poder por sí sola? - pregunto.
- Sí, pero eso solo sabe Dormel como funciona.
Nos vamos a dormir. Los ojos de Aslan son negros, oscuros, se nota que algo malo está pasando en el mar porque, aunque sea de noche, nunca se los había visto así.
- Si tienes alguna visión, despiértame - me pide Aslan - buenas noches - y me da un beso.
Me duermo enseguida, estoy cansada. Mis párpados me pesan mucho.
He tenido una visión. He visto nítidamente y sin dolor cómo Reed robaba la perla y se escapaba.
Me levanto corriendo. Ya ha amanecido. Busco a Aslan en su habitación. Está dormido.
- ¡Aslan!
Él abre los ojos.
- ¿Qué pasa?
- Reed ha robado la perla.
- ¿Qué? - exclama abriendo mucho los ojos - ¿pero qué vigilantes tenemos?
- Es que creo que Guindelia le ayudó, porque he visto como abría las puertas mágicamente.
- Tenemos que irnos ya.
Regreso a mi habitación a cambiarme el pijama. Cuando estoy lista bajo, Aslan está esperándome en la puerta.
Mientras prácticamente volamos a la velocidad en la que nos dirigimos a la playa agarrados de la mano, Aslan me explica lo que vamos a hacer.
- Parece sencillo.
- Pero no lo es - continúa la frase.
Nos tiramos al agua. Veo como Aslan se convierte en awor. Me da la mano para nadar más rápido. Es increíble como puedo respirar debajo del agua.
Ahora el océano es gris, como cada vez que me meto en el agua, como cada vez que pasa algo debajo del mar. Un tono entre lo que parece la tranquilidad de la superficie y la turbación de las profundidades del océano.
Aslan me guía con tanta velocidad que casi no veo ni por donde vamos.
Llegamos a Bimble, para nuestra sorpresa, la cúpulo que protegía y hacía invisible la ciudad, ya no está. Guindelia ha dejado desamparada a toda la ciudad.
Vamos hacia donde se encontraba la perla, en el castillo.
Bimble ya no lo veo como la primera vez, ahora ya non se ve el colorido de antes, la ciudad y las personas que habitan en ella están apagadas, tienen miedo, saben que Guindelia está a un paso de conseguir el poder absoluto y conseguir gobernar todos los océanos, mares, ríos, lagos...
Los consejeros del rey están armando tal escándalo que se les escucha gritar en mi casa. Le ordenan a los vigilantes que vayan de aquí para allá, ni ellos mismos se entienden.
- Hola - habla Aslan, nadie le hace caso - hola - lo intenta de nuevo.
- ¡Eh! ¡Pensáis que volviéndoos locos vais a solucionar el problema? ¡Tenemos que organizarnos! - todo el mundo se calla ante mi grito.
- Vaya genio, Cloe - dice Aslan riéndose - vales para dar órdenes.
Aslan les explica un poco de lo que vamos a hacer mientras que yo me acerco a la cápsula en la que antes se encontraba la perla, al momento veo dónde están las algas, unas algas doradas que desprenden un brillo alucinante.
- ¡Aslan, ven!
- ¿Has visto algo?
- Sí - nos alejamos de la gente y le digo en bajito - están en una cueva de color verdoso, las he visto junto a un cartel que ponía: /ba an cli an pli oh de sen/, y una señora con vestido largo, ya mayor.
Le preguntamos al hombre que nos enseñó la perla el primer día que vine a Bimble. Él hojea varios libros hasta contestar:
- /ba an cli an pli oh de sen/ es una lengua antigua que significa "solo conseguirá el poder aquel que lo use correctamente".
- ¿Entonces Guindelia no puede obtener las algas porque no lo usará para hacer el bien? - pregunto.
- No exactamente - dice el señor - la verdad es que podrá usarla, pero no podrá sacarlas de la cueva.
- ¿Intentas decir que es mejor dejarlas en la cueva?
- No - habla Aslan que llevaba un rato pensando - haremos una cosa, Cloe y yo iremos a por las algas, vosotros tenéis que engañar a Guindelia haciéndole pensar que las algas están en otro lado, protegiendo una cueva que no contenga nada.
- Buena idea. Vamos allá.
Aslan y yo buscamos en mapas y creo que ya sabemos dónde encontrar las algas.
Varios awors fingen preparar una defensa en otra cueva bastante alejada.
Espero que lo que guarda la cueva no sea muy peligroso.
- ¿Lista sirena mía? - me pregunta Aslan.
- Lista.
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Hoy el océano es gris
FantasyCloe estaba surfeando como otro día cualquiera de verano, pero a diferencia de otros días, el océano era de color gris, lucía enfadado. Cloe se cae de la tabla y se lleva un fuerte golpe en la cabeza. Sus amigos no la creen, pero ella ha visto algo...