¿Acaba de decir "cuando piensas que vas a perder algo QUE AMAS"?
Me sonrojo. Él me sonríe y me abraza.
¿Acaso me estoy enamorando de Aslan? ¿El chico que me parecía un idiota y que me ha salvado la vida dos veces?
- Tengo que ir a por la perla y preguntar cómo podemos controlar tus poderes o hacer que sean menos dolorosos, cualquier cosa que nos pueda ayudar, ahora corres peligro ¿estarás bien en mi ausencia?
- Sí, ahora me iré a casa, quiero alejarme de esta embrujada playa.
Kim se acerca y recoge su toalla.
- ¿Nos vamos? - le pregunto - puedes cambiarte en mi casa, aquí nos congelaremos.
- Vale - se envuelve en su toalla y coge su mochila. Yo hago lo mismo.
- Buenos chicas, vuestra compañía me encanta, pero tengo que irme. Hasta luego.
Nos guiña un ojo y se va. Nosotras lo saludamos con la mano.
En cuanto se aleja unos metros, Kim se gira y empieza a hablar:
- ¡Awww! ¡Parejita! ¡Aslan es un amor! ¡Te ha salvado! ¡Parecía sacado de una peli romántica llamada " Amor luchando contra el mar" protagonizado por Cloe y el chico más guapo de la ciudad (rubio, alto, fuerte, ojos azules)! Dios mío, me encantáis...
- Kim, Kim, relájate.
Las dos empezamos a reírnos como locas y nos dirigimos a mi casa.
Nos duchamos y nos cambiamos y nos tumbamos en mi cama.
Como unas niñas pequeñas, cogemos galletas oreo, las comemos como debe ser y las untamos en la leche y mientras leemos una revista y criticamos la forma de vestir de algunas famosas. Estos momentos a los que nosotras les llamamos Cloim son mejor en las tardes de invierno en las que nos refugiamos del frío en mi casa o en la suya mientras nos bebemos un chocolate y comemos gominolas.
- Cloe, mañana mis padres me van a llevar a la ciudad dónde viven mis tíos, están de fiesta, ¿te apetece venir?
Me gustaría ir, pero creo que Aslan vendrá informarme de lo que descubra más tarde.
- No, que va, tus padres ya me llevan a muchos lados, no quiero ser un estorbo.
- Para nada, en serio.
- No, da igual.
No insistas más por favor. Pienso.
Se acerca a mí y me mira a los ojos como un detective.
- Ya sé lo que quieres tú, quieres que mientras yo esté un día fuera, tu salgas a solas con Aslan. ¡Te he pillado!
Yo no hablo, esto es mejor que contarle que Aslan es medio pez y yo media vidente.
- Bueno - dice - creo que tengo que irme, es mi deber hacer la maleta.
- ¿Para un día?
- Claro, un conjunto para la mañana, otro para comer, otro para por la tarde, otro para la noche...
- Ah... - me río - No eres presumida ni nada...
Nos despedimos con un abrazo.
- Pásalo bien mañana - le digo.
- Igualmente - me guiña un ojo.
La verdad es que preferiría estar en esa fiesta y olvidar el resto de los problemas.
Cuando se va me acuesto en la cama porque me vuelvo a sentir mareada. Como ya me ha pasado, me empieza a doler la cabeza como si me pegaran con un martillo. Lo que ahora veo es a Aslan, en su forma de awor peleándose con una especie de tiburón. Me asusto bastante y me levanto de golpe. Mi cabeza va a estallar. Solo espero que no le haya pasado nada. Me pongo de pie y me caigo al suelo. ¿Por qué no me quedé en la cama? No lo sé con tanta tortura no controlo mis actos. Me he quedado inconsciente.
Me despierto. Estoy tumbada en mi cama con hielo en la cabeza. Intento sentarme cuando siento una mano que me agarra.
- Quédate quieta, sino te dolerá más.
- ¡Aslan!
- Sí. Me prometiste que ibas a estar bien en mi ausencia, y cuando llego te encuentro desmayada en el suelo con un golpe en la cabeza. Me has asustado.
- Tú sí que me has asustado, tuve una visión en la que estabas peleando con un tiburón.
Se queda con la boca abierta.
- ¿Enserio? Así que también puedes ver el presente... No te preocupes, a sido culpa mía, me he colado en su territorio para llegar antes y se ha enfadado. Son inofensivos si no te metes con ellos.
- ¿Y bien? - le pregunto levantándome despacio y sujetando la bolsa de hielo en mi cabeza - ¿Qué te han dicho?
- Vamos a ver. Me han dicho que tengo que llevarte allí. No me dejan traer la perla porque es peligroso, podrían asaltarnos y robarla, haciendo aún más poderoso a quién tiene el tridente. Así que, mañana por la mañana iremos a mi ciudad submarina, tocarás la perla, nos dirás dónde están las algas que la hacen tener magia e intentaremos descubrir el gran enigma.
Me quedo con la boca abierta.
- Espera, espera. ¿Quieres que me meta en el mismo mar que por dos veces intentó matarme?
- Sí, pero no te pasará nada, irás con el valiente chico que te salvó dos veces y lo volverá a hacer las veces que haga falta.
Me acuesto otra vez en la cama.
- Esto es una locura. ¿Te ha dicho algo de como evitar estas jaquecas?
- No, nunca hemos conocido a nadie con tu poder, solo farsas que hacen creer a las personas que son aduvinas para que les den dinero, así que no sabemos como funciona tu mente. Debes de ser tú quién lo controle.
- Madre mía, esto es demasiada presión. Ojalá nunca me hubiera ido de vacaciones con mis padres.
Aslan me mira con cara de tristeza.
- Pues yo me alegro de que esto haya pasado, porque sino no te hubiera conocido.
Me acabo de dar cuenta del tremendo error que he cometido.
- No - me acerco a Aslan, que está sentado en la cama a mi lado - no es eso, me alegro de haberte conocido, pero no en estas condiciones, tienes que entender que es complicado, todo está pasando muy rápido y que salvar al rey una ciudad submarina esté en mis manos es complicado...
- Pero yo estoy contigo.
- Lo sé, gracias.
Me acerco y lo abrazo. Sus brazos son musculosos, en ellos te sientes segura, como si nadie te pudiera hacer nada mientras permanezcas ahí.
- Una pregunta, ¿no me tendré que convertir en pez o algo así, verdad? - le pregunto.
- Claro que sí, tienes que transformarte en un precioso besugo.
Lo empujo y se cae de la cama.
Se rie a carcajadas.
- ¿Qué pasa? No te gustan los besugos.
- No te burles, sireno tonto - le digo un poco enfadada y le doy la espalda.
Él se levanta y me agarra de la cintura.
- Nunca me burlaría de ti, era solo una broma, sirena preciosa.
Me sonrojo. Él acerca mi cara a la mía. Yo pongo mis manos en sus hombros y lo beso.
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Hoy el océano es gris
ФэнтезиCloe estaba surfeando como otro día cualquiera de verano, pero a diferencia de otros días, el océano era de color gris, lucía enfadado. Cloe se cae de la tabla y se lleva un fuerte golpe en la cabeza. Sus amigos no la creen, pero ella ha visto algo...