Capítulo 7

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Regresé a clases al día siguiente, como si nada hubiera pasado. Sabía que de igual manera tenía que disculparme de nuevo con Michael, pero no sabía si estaría dispuesto a conversar tranquilamente. Entré a mi salón pero él no estaba ahí, no estaba sentado mirándome como si el mundo girara entorno a mí, era decepcionante no poder hablar con él en ese momento, pero no iba a frustrarme por eso.

Estábamos en mitad de la clase y cuando había un silencio absoluto se escuchó la discusión de dos personas fuera del salón, como si estuvieran en una verdadera guerra, primero eran los insultos, pero cuando sonó un golpe extremadamente fuerte, todos nos levantamos de nuestros bancos y salimos a ver. Uno le gritaba al otro –¡Eres un idiota!, Ariel y yo habíamos hablado de esto, sabía que te pondrías así–, era uno de los integrantes menos fibrosos del equipo de fútbol y quien le respondía era él –Vuelve a mencionar eso otra vez y no será un pequeño golpe para advertirte. Te mataré con mis propias manos–. El muchacho dirigió su mirada hacia la audiencia que tenían, mientras Michael caminaba en nuestra dirección, entonces le dijo –Eres igual que tu padre Ruster. No soportas que te digan la verdad y reaccionas así. Yo solo quería el bien para el equipo–.

Sus ojos estaban ahogándose, lo sabía, pues estaban ahogándose mientras me miraban, queriendo que alguien lo rescatara de esa situación en la que se encontraría poco después, entonces apretó su puño y se devolvió, lo golpeó tan fuerte que su débil cuerpo se impactó en los casilleros de nuevo queriendo no salir nunca. Tomó su cuello y advirtió –Si quieres seguir en el equipo para que tu padre no te eche a patadas de tu casa. Entonces aprende a cerrar la boca, porque no tienes idea de lo que hago con las falsas víctimas, Roberts– le dio una pequeña bofetada y se marchó como si nada.

La maestra no estaba en ese momento, pues había ido en busca del director, así que no había nadie que nos impidiera ver. Éramos pocos los que mirábamos la situación, pues muchos de los que estaban en el principio se fueron a sentar de nuevo, como si ya hubiesen visto la situación varias veces.

Terminada la pelea llegaron un par de profesores y el director del instituto para evaluar la situación, Michael se estaba yendo y lo detuvieron para poder llamarle la atención, o al menos eso suponía yo. Sin embargo, el director solo lo tomó del hombro y se lo llevó para apartarlo de todos, como un criminal peligroso, mientras seguía sin entender nada.

Exclamé en voz alta –¿Por qué nadie hace nada?–, no esperaba que nadie me respondiera –Porque ya es pan de cada día– respondió una extraña figura, miré a mi lado derecho y ahí estaba una chica. Parecía una de las invisibles, como yo, con un acento catalán muy extraño. Era la más aplicada de la clase de Ciencias, pero nunca la había tomado en cuenta. Fue entonces que pregunté –¿Qué quieres decir?–, a lo que respondió –Que aquí ya nadie se sorprende al ver las escenas de Michael. Es su manera de resolver los problemas. La violencia–, me quedé estática sin dejar de mirar la situación. Solo hasta que la maestra nos hiso ingresar de nuevo.

Salí de clases después de un rato, ahora sí estaba un poco decepcionada de él, desde que lo conocí había tenido muchas suposiciones con respecto a su rara forma ser, pero incluso viendo lo que vi, seguía teniendo ganas de platicarle, quizás para preguntar sobre qué fue lo que pasó o porque lo hiso, para mi buena suerte, ese día la maestra de Literatura, la Srta. Pearce, me dijo que fuera a hablar con el director sobre el tema de mi matricula, que como él mismo lo había postergado, no he podido matricularme correctamente y la profesora necesitaba que lo hiciera.

Me apresuré para ir a su despacho, primero debía hablar con la secretaria, pero como la oficina estaba rodeada por ventanales inmensos, podíamos ver lo que pasaba adentro. Ahí estaba él junto a los padres de Michael, con ambos, yo estaba afuera, pero podía ver todo. La madre de Michael lo ignoraba un poco menos que el padre, quien cuando se entera de lo que hiso, se dispone a darle una bofetada tan fuerte que el sonido de su palma estrellándose con la cara de su hijo, se escuchó hasta en los baños del instituto. Mi cuerpo entero saltó asustado de lo fuerte que sonó, Michael no se movía, desde un principio estaba quieto al lado de él, y sin duda se le notaba que no esperaba para nada ese golpe. Lo más extraño es que veía la situación como si fuera algo común, algo de todos los días, y si en realidad sería así, era terrible.

Welcome to my World [EN CORRECCIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora