Capítulo 9

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Desde esa tarde no volví a sentir nada parecido, porque en el fondo sabía que yo le había alegrado el día, aunque fuera por solo 30 segundos, posiblemente para Michael habría sido una tontería , pero para mí quizá fue lo más confuso. Al día siguiente volví al instituto y por primera vez tenía una razón para aguantar allí todo un día, tal vez sea por el hecho de que me encantaba saber que volvería a verlo. Recuerdo que entré al salón y una vez más me miraban los del equipo de fútbol, no sé qué rayos les pasaba conmigo, no me encontraba atractiva y mucho menos de su estilo, pero sobre todo el líder que según entiendo se llamaba Ariel, no dejaba de intimidarme, pero me sentí más incómoda cuando vi a el tipo a quien Michael había golpeado, su cara estaba toda destrozada y de hecho sus ojos estaban mirando hacia abajo por lo que provocó en mi cierta lástima que jamás había sentido hacia un hombre. Avancé un poco más hacia donde estaba Brenda y me senté al lado de ella, solo pudimos hablar un poco porque luego llegó el profesor y se apoderó del salón, todos estaban adentro menos uno, Michael, quien sabe dónde andaba éste ahora pero al profesor poco le importó porque inició la clase de inmediato, yo disimulaba muy bien pero por dentro estaba muy pendiente de que él entrara por esa puerta, hasta que por fin me despiste solo un poco y Michael entraba por la puerta, furioso una vez más, ¿Qué diablos le pasaba a este chico?, siempre estaba enojado, o a lo mejor tendría ataques de Bipolaridad, lo que es muy raro, porque en la cara no se le notaba. Ese día Michael no miraba al frente siempre con la mirada hacia abajo como si lo que buscara raramente estaría en el suelo o a lo mejor solo quería tranquilidad, por lo yo estaba dispuesta a no seguir observando todo el tiempo.

Salimos con Brenda hacia la cafetería y esta vez no era ni Michael ni los brabucones quienes me miraban eran nada más y nada menos que el club de prostitutas más barato del instituto, no sé qué les pasaba a las muy perras pero no dejaban de mirarme, hasta que por fin se levantaron y se marcharon, menos mal, porque no quería seguir aguantando esos rostros por más tiempo. Brenda y yo íbamos a clases de Matemática cuando uno de los niños más imbéciles, por así decirlo, de mi clase me dice –“Bonitos hábitos nueva, será mejor que veas lo que pones en tu casillero la próxima vez”- yo no entendía ni mierda así que cuando escuché la palabra casillero caminé más rápido y Brenda venía detrás de mí, yo solo sentía rabia en ese momento y todo sentimiento que pudiera llegar a sentir desapareció de inmediato. Cuando llegué a mi casillero estaba completamente asqueroso, por alguna razón, esos imbéciles, ¡Hijos de Perra!, sabían que amaba mi casillero y se encargaron de llenarlo de una asquerosa mezcla que quizás quien sabe que era lo que contenía pero yo deseaba matarlos con todas mis fuerzas. Encima de todo ese asqueroso casillero había una nota escrita en papel que decía, "No se acerquen la peste se avecina, se caracteriza por ser ilusa y por usar ambas manos para satisfacerte. Si buscas un buen servicio solo toca la puerta” con eso todos los del equipo de fútbol se habían ganado mi odio sin importar que hicieran después, ya sea, pedirme disculpas, cosa que dudo mucho, o alguna otra cosa. Cuando me doy una media vuelta logro a ver a ese maldito estúpido, estaba Ariel el líder de los muy imbéciles y junto a ellos estaba él, Michael miraba con atención cada segundo y lo peor de todo era que también se reía junto a ellos, una vez más la desilusión se hizo presente en mi interior y esta vez creo que era definitiva, ¡PERO QUE ESTUPIDA HABÍA SIDO! al creer que sería completamente diferente a los demás chicos, es entonces que con una sonrisa sarcástica en mis dientes me acerco a él y Brenda me seguía y apoyaba completamente, por lo de pronto le digo cuando para de reír -"Que irónico ¿No? pensar que un chico como tú, tan duro y tan rebelde no tenga idea de que significa la palabra "Padres", pero tranquilo estoy segura de que algún día se darán cuenta de que existes y entonces tu padre dejará de marcar su mano en tu cara cada vez que te den tus pataletas"- diciendo esto yo me marché y puedo jurar que jamás en mi vida me había sentido tan satisfecha con lo que había dicho, incluso mi mente estaba serena y tan tranquila que jamás podré olvidar las caras de sus amigos y de las prostitutas pero sobre todo como era la cara de Ariel mientras miraba a Michael.

Welcome to my World [EN CORRECCIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora