Valentina Copper.
El despertador estaba sonando hace varios minutos pero lo ignore ya que no quería levantarme y salir de mi habitación, estire mi mano con la intención de apagar la alarma pero mi cuerpo cayó directo al suelo. Rodé por el mismo cubierta con las sábanas y me acomode de forma que seguiría durmiendo, estuve toda la noche analizando la situación y no pegué un ojo.— ¿¡Qué pasó!?.— Escuché la voz de Jackson al mismo tiempo que abría la puerta y todo mi cuerpo se tensó.
— Váyanse.— Respondí luego de ver que estaba con Alex.
— Levántate, tenemos instituto.— Respondió Alex mientras intentaba separar la sábana de mí.
Me levanté de mala gana y los empujé fuera de la habitación, en momentos como éste, era más furia que persona.
— ¿¡Qué te pasa ahora!?.— Gritó Alex.
— ¡Tú!.— Lo acuse.
— ¿Ah?.
— Como sea, fuera.— Respondí al ver la confusión de ambos y cerré la puerta.
Al parecer no fui la única molesta ya que al bajar las escaleras me di cuenta que los chicos se fueron antes, dolió un poco. No desayune y salí de la casa para comenzar mi camino, conecté los audífonos a mí móvil y fruncí el ceño al ver un mensaje de mi padre.
Papá: ¿Cómo estás? Los chicos me dijeron que estabas molesta esta mañana.
Yo: Oh, estoy bien. Es sólo que me dolía la cabeza
Mentira.
Fruncí el ceño cuando un Audi negro aparcó a mi lado, en caso de emergencia podría gritar o comenzar a correr hacía el local más cercano por lo que apreté las tiras de mi mochila.
Eran dos chicos altos que se parecían en su apariencia, ambos estaban tatuados, tenían perforaciones y lograban intimidar a cualquiera.
Pero no lo demostraría.
— Disculpa, ¿sabes si por aquí hay un instante?.— Preguntó un castaño de ojos cafés, tenía un corte militar dándole una apariencia madura y asentí.
— Estamos a cinco cuadras, pueden seguirme en el coche ya que voy al mismo.— Dije insegura sobre mis palabras y parecieron notarlo.
— Podemos alcanzarte.— Comentó el pelirrojo de ojos grises, sus rizos caían a los costados de su cabeza como si fuera una palmera.— No somos secuestradores ni asesinos.
Asesinos.
¿Acaso la desgracia me perseguía?.
Ambos chicos me miraron suplicantes y me negué, después de todo no los conocía.
— Soy Liam, ¿y tú?.— Preguntó el pelirrojo sin darse por vencido al mismo tiempo que me extendía su mano como saludo.
— Valentina Copper.— Respondí y los miré expectante.— ¿Van a estudiar aquí? No recuerdo haberlos visto antes.
— Nos mudamos hace dos días.— Respondió el castaño.— Soy John.
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Pequeño Demonio: El Comienzo ✔
RomantikSe supone que a los dieciséis años una chica debe estar de novia y ser feliz, pero no es su caso. Ella no es cualquier chica, ella rompe los estereotipos de una adolescente y destruye las reglas. Tras mudarse con su padre, quién no ve hace años, to...