08: Secretos Revelados

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Valentina Copper.


El despertador estaba sonando hace varios minutos pero lo ignore ya que no quería levantarme y salir de mi habitación, estire mi mano con la intención de apagar la alarma pero mi cuerpo cayó directo al suelo. Rodé por el mismo cubierta con las sábanas y me acomode de forma que seguiría durmiendo, estuve toda la noche analizando la situación y no pegué un ojo.

— ¿¡Qué pasó!?.— Escuché la voz de Jackson al mismo tiempo que abría la puerta y todo mi cuerpo se tensó.

— Váyanse.— Respondí luego de ver que estaba con Alex.

— Levántate, tenemos instituto.— Respondió Alex mientras intentaba separar la sábana de mí.

Me levanté de mala gana y los empujé fuera de la habitación, en momentos como éste, era más furia que persona.

— ¿¡Qué te pasa ahora!?.— Gritó Alex.

— ¡Tú!.— Lo acuse.

— ¿Ah?.

— Como sea, fuera.— Respondí al ver la confusión de ambos y cerré la puerta.

Al parecer no fui la única molesta ya que al bajar las escaleras me di cuenta que los chicos se fueron antes, dolió un poco. No desayune y salí de la casa para comenzar mi camino, conecté los audífonos a mí móvil y fruncí el ceño al ver un mensaje de mi padre.

Papá: ¿Cómo estás? Los chicos me dijeron que estabas molesta esta mañana.

Yo: Oh, estoy bien. Es sólo que me dolía la cabeza

Mentira.

Fruncí el ceño cuando un Audi negro aparcó a mi lado, en caso de emergencia podría gritar o comenzar a correr hacía el local más cercano por lo que apreté las tiras de mi mochila.

Eran dos chicos altos que se parecían en su apariencia, ambos estaban tatuados, tenían perforaciones y lograban intimidar a cualquiera.

Pero no lo demostraría.

— Disculpa, ¿sabes si por aquí hay un instante?.— Preguntó un castaño de ojos cafés, tenía un corte militar dándole una apariencia madura y asentí.

— Estamos a cinco cuadras, pueden seguirme en el coche ya que voy al mismo.— Dije insegura sobre mis palabras y parecieron notarlo.

— Podemos alcanzarte.— Comentó el pelirrojo de ojos grises, sus rizos caían a los costados de su cabeza como si fuera una palmera.— No somos secuestradores ni asesinos.

Asesinos.

¿Acaso la desgracia me perseguía?.

Ambos chicos me miraron suplicantes y me negué, después de todo no los conocía.

— Soy Liam, ¿y tú?.— Preguntó el pelirrojo sin darse por vencido al mismo tiempo que me extendía su mano como saludo.

— Valentina Copper.— Respondí y los miré expectante.— ¿Van a estudiar aquí? No recuerdo haberlos visto antes.

— Nos mudamos hace dos días.— Respondió el castaño.— Soy John.

Pequeño Demonio: El Comienzo ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora