Valentina Copper.
Estaba sentada en el sillón de la sala mirando una pared como si fuera lo más interesante que había en la casa, mordí una de mis uñas con nerviosismo mientras recordaba las palabras de Alex aquella noche.
No estaba lista para conocer a su padre, a penas había asimilado el hecho de que estaban involucrados en negocios turbulentos como para creer que conocería a su padre, el hombre no era una persona común y corriente, más bien, era un mafioso y seguramente otro sociópata que debería agregar a mi lista.
No quería conocerlo, para ser sincera, le temía a la idea de verlo en persona y conversar con él. Mis alocados pensamientos me decían que sacaría un arma y me apuntaría con la misma para obligarme a terminar mi relación con Alex.
¿Y si debía separarme de él a la fuerza?.
Oh no.
— ¿En qué piensas?.— preguntó Jackson sacándome de mis pensamientos y lo miré expectante.
— Tengo miedo.
— ¿Creés que el fantasma saldrá de la película y te comerá?.— comentó burlón mientras señalaba el televisor que teníamos frente a nosotros.
Me había olvidado que estábamos viendo una película.
— Claro que no, me refería a otra cosa.— dije revolviendo mi cabello y elevó su ceja.— Hoy vendrá el padre de Alex y no tengo un buen presentimiento, es decir, es el líder de una mafia.
— Tal vez te matará durante la cena, quién sabe.— respondió con una sonrisa y lo golpeé suavemente en el hombro.
— No bromees con eso, Jackie.— me quejé haciéndolo reír.— Voy a prepararme.
Corrí escaleras arriba para vestirme con un short de Jean celeste y una camiseta negra que combinaba con mis zapatillas, me peine el cabello castaño que comenzaba a verse revuelto para luego recogerlo en una media coleta.
— Lista.— susurre luego de pasar el labial rosado por mis labios.— Tu puedes, Valentina.
El reloj marcaba las siete de la tarde cuando bajé las escaleras y me detuve en seco cuando vi que todos los chicos se encontraban en la sala conversando, de pronto se pusieron de pie y se formaron uno al lado del otro conformando una fila similar a la de soldados.
En comparación a ellos, mi padre parecía un niño esperando por su regalo de navidad por lo que me detuve junto a él. Me dolía el estómago de los nervios y creía que en cualquier momento me caería al suelo.
— Pero que belleza.— comentó mi padre sonriéndome y le devolví el gesto.— Yo estaba igual el día que tu madre me presentó a sus padres, pero créeme que tu tienes suerte de que la familia Collins sean leales y nobles.
— ¿Tú creés?.
— Claro que sí, hija. Después de todo soy el mejor amigo de su padre.— respondió y suspire.
Algunas veces en la vida es mejor dejarte llevar por las palabras de aliento que sólo un padre puede darle a sus hijos, y así hice. Creí en sus palabras, al menos ellas me habían calmado y mi pobre corazón no estaba tan alborotado como antes.
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Pequeño Demonio: El Comienzo ✔
RomanceSe supone que a los dieciséis años una chica debe estar de novia y ser feliz, pero no es su caso. Ella no es cualquier chica, ella rompe los estereotipos de una adolescente y destruye las reglas. Tras mudarse con su padre, quién no ve hace años, to...