23: Ella Está Bailando

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Valentina Copper.

Me desperté escuchando las carcajadas que provenían desde abajo, fruncí el ceño cuando escuché un grito por lo que me vestí rápidamente y bajé las escaleras corriendo. Habían pasado dos semanas y los mellizos se habían marchado, pero antes de dejarnos me dieron incontables razones por las que debería llamarlos y salir en una cita con ellos dentro de unos años.

Se habían ganado mi cariño.

Mi padre estaba conversando felizmente con los chicos, ¿Cuándo llegó?. Nick alzó su vista y esbozó una gran sonrisa para señalarme haciendo que todos voltearan.

— Papá.— dije con la voz adormilada y confundida.

— ¡Valentina!.— respondió en un grito mientras extendía sus brazos para abrazarme, al instante correspondí a su gesto.

— Tenemos algo que contarte.— siguió el hombre y miré a los chicos quienes rieron por lo bajo.

La sonrisa en el rostro de mi padre era imposible de ocultar.

— Festejaremos tu cumpleaños.— comentó el hombre y fruncí mi ceño, el último cumpleaños que festeje fue a mis seis años.

— ¿Qué?.

Tampoco recordaba que estábamos cerca de mi cumpleaños.

— Haremos una fiesta con toda la familia y tus amigos pueden venir, sólo quiero pedirte un favor.— susurró lo último de forma tímida y alcé mi ceja, mi pequeño cerebro aún no lograba procesar lo que escuchaba.— Concédeme un baile.

Sonreí.

— No tengo problema alguno, pero no sé bailar.— admití rascando mi brazo nerviosa y él rió.

— Los chicos saben hacerlo, pueden enseñarte.— respondió mirándolos y ellos asintieron al instante, nunca los había visto tan callados.— Iré a dormir un poco.

Me besó la coronilla de la cabeza y luego de despedirse con los chicos, se marchó. Observé las escaleras procesando lo que acababa de pasar y no podía creer que festejaría mi cumpleaños, habían pasado muchos años desde la última vez que le di importancia.

— Thomas, ¿Cómo festeja los cumpleaños nuestro padre?.— pregunté nerviosa.

Debía bailar con mi padre, no sabía bailar y se sentiría extraño luego de estar tantos años separados. Era como un estúpido sueño infantil que estaba por cumplirse.

— Vendrán las personas que nombró y también algunos socios de su empresa, ya sabes.— dijo encogiéndose de hombros y lo miré incrédula.

Thomas, yo me crie en el lado negativo de la familia.

Lo pensé pero no lo dije.

— Mierda.

Todos estallaron en carcajadas y comprendí que mi hermano se había burlado de mi, en mí cara. Le enseñé mi dedo corazón junto a una falsa sonrisa y él rió.

— La práctica hace al maestro.— comentó Pierce dirigiéndose a un parlante y conectó su móvil al mismo.— Comencemos.

Pequeño Demonio: El Comienzo ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora