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Descendimos en medio de un lugar desierto, a pocos kilómetros de la civilización, esto no luce para nada bien

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Descendimos en medio de un lugar desierto, a pocos kilómetros de la civilización, esto no luce para nada bien.

—¡Esta es mi casa! —exclamó con orgullo—.

Frente nuestro se encontraba una especie de construcción con una material sólido que jamás en mi vida había visto, tenía un aspecto grisáceo pero la forma era divertida.

—Es genial, —mentí un poco, desde dentro de la casa se escuchó un ladrido, después un perrito salió de la misma—, y tienes un perro. —me agaché a acariciarlo, era tan tierno—. Es lindo.

—Me alegro que te guste... —sonrió—... Porque desde hoy esta es nuestra nueva casa.

—¿Disculpa? —no, no, no, no, debí haber escuchado mal—.

—Aquí viviremos nosotros tres. —informó, después me tomó del brazo y me obligó a entrar—. Esta es la cocina, donde prepararás muchas cosas deliciosas. —¿por qué no podía reaccionar?, ¡Ann haz algo!—. El salón principal donde veremos la televisión. —dudaba mucho que ese televisor siquiera pudiese encender, después tiró de mí escaleras arriba—. Esta es mi habitación, —señaló una a la derecha—, y esa es la tuya. —esa estaba a la izquierda. Pff, menos mal... Aguarda, ¡no!, yo no puedo quedarme aquí—. ¡Seremos muy felices, ya lo verás!

Me liberé suavemente de él, debíamos hablar y dejar todo claro de una vez.

—Oye, tú... —lo llamé a lo que él se giró a verme—... ¿Por qué me trajiste hasta aquí? —pregunté un poco asustada—.

Me tomó por los hombros y yo tuve que mirar hacia arriba para verlo a los ojos; demonios, éste chicle rosado es muy alto.

—Te traje aquí porque ahora eres mía o mi esposa, como prefieras; —fruncí el ceño ante esa respuesta, esto era malo—; y me vas a cuidar, alimentar y vestir, veremos mucha televisión y, y, y... —paró de pronto—. ¿Por qué no estás emocionada?

Retiré sus manos de mis hombros.

—Yo no soy tuya y no puedo quedarme contigo. —lo miré esperando que me comprendiera y en lugar de eso un extraño vapor comenzó a salir por los orificios de su cuerpo—. ¿Q-Qué pasa?

Majin Buu comenzó a quejarse, se estaba molestando.

—No quieres quedarte conmigo. —parecía un niño haciendo rabieta, a excepción de que él podría destruir el mundo si así lo quería—.

Me sentí palidecer cuando extendió su palma hacia mí, ¿planeaba matarme?

—No, no es eso, yo... —pensé en una excusa—... No puedo quedarme porque no soy tu esposa, ya que antes no me has pedido matrimonio.

¿No se me pudo haber ocurrido una mayor estupidez?

—¿Eh?, ¿primero se hace eso? —preguntó confundido, pero mucho más calmado, a lo que asentí—. Bueno, te pido matrimonio —me abofetee mentalmente—.

Bien hecho, genia. Ahora piensa en otra cosa.

—¡No! —exclamé—. Antes de eso debemos ser pareja.

Él se rascó la cabeza con confusión.

—¿Pareja? —asentí—. Pues seamos no-

—¡No!, —lo interrumpí—, antes de ser pareja debemos de salir juntos.

—¡Ahh! —exclamó feliz—. ¡Eso sí lo podemos hacer! —me tomó de la mano y tiró de mí hasta la puerta, después salimos de la casa—. ¡Listo!, ¿ya podemos ser pareja?

Suspire con desespero. ¿Esto se supone que es una amenaza para el universo?

—Me quedaré sólo unos días, ¿está bien? —Buu asintió con gran velocidad y después comenzó a danzar de emoción—.

Me acababa de meter en un problema muy grande.

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Al comenzar a escribir esto recuerdo que sentía una leve incomodidad, y ahora adoro considero una de las historias que más me han gustado escribir; siento que éste personaje tiene muchísimo potencial.

Espero les guste y si no, son libres de dejar de leer.

La novia del monstruo [Majin Buu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora