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Ya habían pasado alrededor de seis días y no había noticias de ninguno de mis hermanos, ¿debería preocuparme?

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Ya habían pasado alrededor de seis días y no había noticias de ninguno de mis hermanos, ¿debería preocuparme?

Majin Buu salió hace un rato, no sin antes hacer que me prometiera que no convertiría a la gente en golosinas; no creo que confiar en él sea una buena idea. Salí para observar el desolado lugar, el cachorro que Buu rescató salió desde detrás mío con una pelota, rápidamente entendí lo que quería así que comencé a jugar con él, corría y ladraba alegremente hasta que cayó al suelo después de que se escuchara el sonido del disparo de un arma.

Corrí hasta él, para encontrarlo bañado en sangre y apenas respirando.

—No, no. —comenzaba a ponerme nerviosa, no tenía idea de que hacer—. ¡Resiste!

El sonido de otro disparo se hizo presente; una presencia se posó cubriéndome, la bala rebotó en su barriga. Buu lanzó incontables ráfagas de poder al lugar desde donde nos estaban disparando. Después se acercó hasta mí y observó al cachorro que ya estaba agonizando; colocó sus manos sobre él y un destello se presentó.

—¿Qué haces? —pregunté con inquietud—.

Él no respondió, sólo luchaba porque la vena en su frente no explotará. Ese humo blanco salía de nuevo por sus poros.

—Buu. —acerqué mi mano hasta su brazo, la aleje de inmediato cuando sentí lo caliente que era. El rosado dejó de producirlo cuando el perrito por fin se levantó—.

—¡Está vivo! —exclame con felicidad, pero Buu no lo estaba en absoluto—. ¿Estás bien? —pregunté confusa por su actitud—.

Durante el resto del día se comportó de la misma manera; no cruzamos ninguna palabra después de eso.

De cierta forma Ann se preocupó por la actitud que adoptó Buu y el cómo reaccionó su cuerpo, había salvado al cachorro, sí

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De cierta forma Ann se preocupó por la actitud que adoptó Buu y el cómo reaccionó su cuerpo, había salvado al cachorro, sí. Pero su ki también había llegado a niveles que ella jamás pensó poder sentir.

¿Eso sería algo malo?, ¿estaba bien que se preocupara por ese monstruo?

—Buu, ¿tienes hambre? —interrogó al verlo revisar los anaqueles de la cocina—.

El rosado asintió. A lo que la saiyajin tomó algunos paquetes de fideos y simplemente colocó una olla con agua en la estufa. Se quedó ahí esperando a que el agua hirviera, pero no contó con que él también lo haría. Suspiró incómoda y comenzó a mover su pie derecho con la intención de ignorar el raro ambiente que se había formado.

A pesar de sólo haber esperado tres minutos le pareció una eternidad. Retiró la tapa de los envases y colocó el agua en ellos, genial, ahora debía esperar otros cinco minutos.

—Oye... —se giró hacia Buu, quién la observaba fijamente—... Quiero disculparme por como me comporte ayer. Cuando me enojo no suelo controlarme muy bien.

Ann se encontraba incrédula con los ojos bien abiertos. Asintió nerviosa.

—No hay problema, Buu. —respondió simplemente—.

El rosado sonrió y se acercó más hacia ella. Ann retrocedió lentamente con incomodidad.

—Éste... —habló, mirando hacia otro lado—... Creo que el perrito se quedó afuera, iré por él.

Y rápidamente salió ahí. ¿Acaso intentó besarla?, ¡ni hablar! Esa masa gigante está demente, pero, por alguna razón, su corazón seguía latiendo apresuradamente.

Una vez en el exterior comenzó a llamar al animalito, lo escuchó ladrar unas veces en la parte posterior de la casa; le pareció raro así que fue hasta el lugar. Apenas giró hacia la derecha cuando una bala hirió su pierna, no pudo evitar soltar un grito y caer al suelo.

—¡Eso es por traicionar a los humanos! —escuchó exclamar al sujeto unos metros frente a ella—.

Observó su herida, sangraba mucho pero le parecía una tontería, ¡una simple bala jamás la había dañado! Entonces fue que recordó que había disminuido su ki hasta estar al mismo nivel que el de un insignificante humano. Otro disparo la hizo volver a la realidad, esta vez dando en el hombro derecho. Gritó de nuevo.

—¿Por qué no mueres?

Con rapidez aumento su poder de pelea y extendió sin piedad la palma hacia el humano. Iba a eliminarlo. Pero no fue capaz de hacer nada; Majin Buu fue más rápido. Lo tomó por el cuello y apretó sin consideración. El humano seguía disparando aunque no fijase un objetivo, por suerte todas sus balas fueron a dar al suelo o a las montañas. Ann quería observar el fin de la vida de ese miserable, pero no pudo; se sentía muy mal y demasiado débil.

Probablemente se sentía más humillada al encontrarse en ese estado por dos simples balas. Pero claro, sólo a ella se le ocurría descender tanto su nivel de poder. Ahora entendía el porqué nadie la tomaba como una verdadera peleadora. Sintió al cachorro lamer su rostro y llorar, Ann sonrió antes de cerrar sus párpados que ya sentía demasiado pesados.

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Ya sólo me quedan dos capítulos de reserva jsjsjs. Escribiré más en unas semanas, cuando entregue mis proyectos escolares. Espero disfruten de la historia.

La novia del monstruo [Majin Buu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora