- Capítulo 20 -

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Apoltronado en el enorme sofá del centro del salón, Thion miraba un punto inconcreto en las repisas con molduras donde descansaban de nuevo los objetos recuperados por Mortimer. El pequeño reloj de péndulo llenaba con su incesante tic tac el vacío silencioso de su casa y también su mente, aunque ésta no se hallara precisamente vacía.

Desde la noche anterior no había podido dejar de pensar en ella, no había manera. Era como si, de repente, se hubiera puesto en marcha un mecanismo, un engranaje, una chispa, algo que le había abierto los ojos respecto a ella.

Él no era ningún casanova y nunca lo fue. Podría decirse que no había rechazado a las mujeres que habían llegado a su vida pero tampoco había perseguido a las que se habían ido. Y si estuvo con mujeres en el pasado fue porque ellas daban el primer paso, no él.

Pero Alice NO era como las demás; ella era sensible y prudente. Era gentil, sencilla, trabajadora y sacrificada. Venía de un mundo completamente distinto al suyo pero en aquel momento las vidas de ambos se hallaban del revés y entrelazadas. Ella no podía hacer nada para cambiar su situación, no estaba en su mano. Y en cambio él, que sí habría podido tomar las riendas de su vida, prefería no hacerlo y mantenerse allí oculto por voluntad propia.

Sí, eran parecidos, pero a la vez eran diferentes y aquello de lo que Alain le había advertido era cierto: cuando los problemas de Alice se resolvieran ella se marcharía de allí. Y entonces, ¿qué haría él? ¿Sería capaz de ir con ella con todo lo que eso implicaba: dejar Wonderland atrás y regresar oficialmente? ¿De dónde sacaría el valor para ello? Y lo más importante, ¿aceptaría ella todo cuanto Thion estaba dispuesto a ofrecerle?

A pesar de aquel miedo casi irracional a sufrir por un desengaño y a estar confundido en cuanto a sus sentimientos debido a su desentreno en las lides del amor, a Thion le pesaba la duda y necesitaba creer en lo que su corazón le decía. Eso era lo más justo para él. Pero lo que estaba claro era que si se limitaba a esperar a que fuera Alice quien diera el primer paso, teniendo en cuenta las circunstancias en las que vivía y bajo el nivel de estrés en el que lo hacía, es que era aún más cándido de lo que creía. Y había decidido no serlo más.

Si la conclusión era que para ser justo consigo mismo debía convencerse de que lo que sentía era verdad, entonces también valdría la pena armarse de valor para acercarse a ella en otros términos más allá de la amistad.

Pero, ¿era correcto hacerlo? ¿Era justo también para ella? ¿No se lo tomaría como si él pretendiera aprovecharse de su vulnerabilidad psicológica y anímica para abrirse paso en su corazón?

¿Y si se enfadaba con él?

Lo cierto era que no se consideraba en posición de afirmar que la conocía lo bastante como para responder a todas esas preguntas. En realidad no lo hacía, no sabía prácticamente nada de Alice. Y ese misterio era tan tentador y atrayente que le consumía.

Agitó las rodillas, nervioso, y se mordió el labio. No, de ninguna manera podía permitir que algún malentendido les alejara.

Thion dejó caer pesadamente la cabeza sobre el respaldo y cerró los ojos, componiendo un gesto de hastío. ¡Oh! Pero él ansiaba tanto ese final feliz que había imaginado entre ambos...

Suspiró y se enterró aún más en el mullido asiento. Eso era lo único de lo que estaba convencido después de tanto romperse la cabeza y privarse de sueño: el final, uno distinto a la simple amistad que mantenían ahora. Él quería ser su apoyo, y cuidarla, y protegerla.

Pero para Thion todas las vías que llegaban a ese final suponían un esfuerzo sobrehumano debido a su propia timidez y su torpeza, y por esto mismo llevaba una hora con el teléfono en la mano, tratando de estructurar perfectamente la conversación que pretendía tener con ella cuando Alice descolgara del otro lado de la línea.

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