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[...]

Los días pasaron desde esa fiesta, recordaba absolutamente todo y por alguna razón no estaba arrepentida, sólo sentía pena por Peter, por hacerle eso.

Justamente Peter, que después de haberme llamado 5 veces estos días, recién le iba a contestar.

-¿Peter?-

-¡Jennifer, oh Dios, que alegría que estés bien!-

Me senté en la silla de mi escritorio, tenía bastantes trabajos pendientes.

-Si, sólo estaba ocupada, estos días han sido muy agotadores-

-Comprendo, Jenn, ¿Cuándo podemos vernos?, debo hablar contigo seriamente-

Justamente eso quería, muy bien universo.

-Hoy en la noche-

-Perfecto-

Cortamos de una ves, se le oía tenso, ¿Se habrá enterado que le fui infiel?, y si es así, ¿Cómo y de quién se habrá enterado?. Salí de mi hogar, debía ir a la biblioteca por información de uno de mi casos, además comprarme un nuevo libro no estaría mal. Llegué a la estación de trenes, compre mi boleto, el tren saldría a las 17:56 y eran las 17:45, el recorrido atravesaba la ciudad, era agradable no estar en el tráfico constante. Subí al tren, vi como un hombre algo robusto se despedía de sus nietos, además de su hija, subieron al tren y este dio marcha, sólo serían 15 minutos, pero serían los más relajantes de todo este mes.

-Hola-

Me paralice, esto debía ser una broma de muy mal gusto.

-Amelia-

Ella beso mis labios, quede paralizada, ¿Qué estaba ocurriendo?.

Amelia!, ¿Qué haces?-

Mi tono fue brusco, ella me miro apenada, está mujer es una caja llena de sospresas.

-Sólo hago lo que quiero-

Esto está mal.

-Amelia, no puedo, no nos conocemos bien y...- avergonzada baje mi cabeza, mirando nuestros pies, yo tenía unos tacos negros, ella unas chinitas con flores y corazones, sus tobillos eran delgados y sus piernas algo gruesas haciendo voluminoso su trasero, en cambio yo tenía todo mi cuerpo delgado, tenía figura, pero no era nada del otro mundo.

-Tienes novio, lo sé-

-¿Qué haces aquí aún?-

-Me gusta el tren, esto es una enorme coincidencia-

Algunas personas nos miraban, estaba avergonzada, enojada o molesta por su acto, ¿Cómo podía ser así?.

-No puedes volver a besarme, ¿entiendes?-

Nuevamente me beso, fue un beso fugaz, la mire molesta, ¿Qué le ocurría?.

-No puedo detenerme, me gustas-

Estaba colorada, confundida, ¿cómo podía ser tan directa?. Negué y trate de irme, pero tomo mi mano y me hizo quedarme ahí.

-Tu también gustas de mi, no lo puedes negar, es extraño, pero realmente me encantaste tan sólo al verte, estaba loca por ir a verte pero me tenían ocupada con tanta gente, apenas si te había visto-

Sonrió, iba a hablar pero sólo puso su dedo en mi boca.

-Fue algo del destino que llegase a verte, si no fuese por tu amiga insistente, jamás hubiese sabido que es el amor a primera vista-

Era una mujer demasiado directa, eso me estaba gustando y me daba miedo, ¿qué pasaría con Peter?. Era mi estación, debía bajarme, aún así me quedé ahí, mirando las facciones de Amelia, que me sonreía de oreja a oreja.

-Perdí mi estación-

-En la próxima vamos caminando hasta la biblioteca-

Faltaban 5 minutos para la siguiente estación, y eran 20 minutos a pie para llegar a la biblioteca, espero esto sea la mejor desicion.

-¿Qué quieres de mi?-

se quedó callada, mirando mis labios, quite la mirada, estaba colorada, esto no podía estarme sucediendo. Llegamos a Yancey city, un nombre extraño, pero hacia referencia a la cantidad de edificios modernos y variados, yancey fue el apellido de uno de los primeros fundarores de uno de los edificios modernos.




Oh, ShitDonde viven las historias. Descúbrelo ahora