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-Solo quedate un momento-

No sabía cómo había llegado a este punto, estaba en la habitación de amelia con media taza de café, los nervios por el cielo y su rostro totalmente confundido mirándome. ¿¡Que se supone que haces en esta situación tan incómoda!?

-¿Te gusta el suelo?-

Oh dios mío más humillante no pudo ser. Caigo en cuenta que no puede ser peor, bote el café para usar mis manos para tapar mi rostro avergonzado. Yo, Jennifer Clark, abogada con honores y sobre todo muchas recomendaciones de peces gordos esta tan patética como con su primer caso jurídico.

-Si, está muy seco, gracias por preguntar-

Quite mis manos de mi rostro para ver su brillante sonrisa, esta iba solo dirigida a mi, quizás a unos cuantos fantasmas que deben ver lo humillante de mi persona pero no más que eso. Palmeo un espacio en la camilla para sentarme junto a ella. Mi cuerpo estaba ansioso de estar junto al suyo, en mi interior no podía dejar de escuchar las miles de razones por la cual esto saldría mal, pero no podía evitarlo,  mis piernas se movían solas, cada parte de mi ser atento a los movimientos del suyo.

-Tranquila, por ahora no muerdo-

Al acercarme más a ella podía ver que tenía un leve hematoma bajo su labio, las ojeras de un día para otro se habían marcado más, pero estas no opacaban sus bellos ojos color avellana. No hizo falta hablar mucho más, me gane a su lado unos minutos acariciando su cabeza, dándole consuelo y fuerza, sabía que ella podría con esto por alguna razón, no quería creer lo contrario o tal ves solo deseaba que fuese así. No pude embriagarme más con su leve olor a perfume por la enfermera que nos había interrumpido, ella debía revisar por última vez Amelia. Me levante sin despegar la vista de sus ojos y ella de los míos, aunque no sirvió de nada ya que tomo mi mano con fuerza y miró rápidamente a la enfermera que nos miraba con notable incomodidad.

-¿Puede quedarse, por favor?-

Ella titubeante le negó la petición, pero vaya que debió arrepentirse ya que el rostro de Amelia cambio de un segundo para otro, mostrando su molestia.

-Solo quiero algo de compañía, no me siento segura para sobrellevar esto sola-

La enfermera nos miró a ambas una vez más para luego asentir de manera lenta, no era como si pudiera negarse de todas formas, la compañía durante estos procesos no está prohibida, sólo las visitas están restringidas. Estuvo evaluando todos sus signos vitales durante un tiempo que no medí, solo me limite a mirarla realizar su trabajo mientras que mi querida Amelia solo cerraba sus ojos esperando terminará todo. 

-Se encuentra bien señorita, el doctor pronto vendrá a informarle todos sus horarios para su atención-

Rápidamente se fue de la habitación, en sus mejillas se notaba lo ruborizada que estaba, esto es increíblemente extraño.

-Eso significa que descansaras en tu casa-

-No lo sé, realmente me haría bien algo de compañía-

No pude evitar enrojecer, volviendome su centro de burla.

-Perdoname Jenn, me refería por el cáncer, no quiero tener más accidentes-

De manera rápida apuntó el hematoma debajo de su labio, pero mi mirada solo pudo mirar los labios de ella, no muy grandes, algo rojos aún por su pintalabios, pero de la manera que se viera, podría decir que su textura sería suave.

-Querida, por favor, no vamos a aplicar mucho más que amigas con derecho, asi que retrocede un poco con tus ideas-

Un pequeño pero notable dolor llego a mi pecho, fue algo extraño, una mezcla de decepción y tristeza. Al ver llegar al doctor solo fui capaz de apuntar hacia la salida, no pude articular ni dos palabras cuando me percate que ya había huido. ¿Como unas palabras tan ciertas pueden dolerme tanto?, apenas nos conocemos, mucho menos entiendo que es esto, ¿porque esperaría más si soy yo quién en primer lugar negó el afecto?. Quizá deba irme de una vez, ya puedo estar tranquila, estará bien, tiene familia y amigos, no me necesita.

-¿Y qué tal si tu si la necesitas a ella?-

Mire asustada hacia todos lados, respire aliviada cuando vi al chico del otro día en las bancas de la parte exterior del edificio. 

-No entiendo como apareces en mis peores momentos sin que me de cuenta-

-Puedo estar en cualquier lugar, soy tan rápido como una señora al enterarse que hay descuentos en su tienda favorita- Reprimí una risa esperando continuará con su estupida forma de comparar su persona con una señora cuando apoyó su cabeza en mi hombro, dejándome perpleja- Quizás debes saber que huir no es la mejor manera de lidiar con tus problemas, abogada Jennifer, quizás debas lanzarte a ese mar de emociones al que tanto le temes-

-¿Para salir lastimada, muerta o humillada?, no gracias, tengo mejores cosas en la vida que eso-

-El amor tiene un precio, es el dolor, y es la mejor manera de probar que estamos vivos-






Oh, ShitDonde viven las historias. Descúbrelo ahora