Capitulo 4

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Hasei

Me encontraba sentado en la mesa de la cafetería Aoi recargó su cabeza en mis piernas mientras jugaba su celular.
Me miró y frunció el ceño, luego de tocar y pellizcar mi cara. Me empezó a regañar en silencio.
Edward y Luis jugaban entre ellos y Alonso y Makoto que habían aparecido de la nada estaban viendo algo en su celulares. Yo por mi parte seguía igual o peor, el timbre que sonó un momento después me perforaba el cerebro como si estuviera con el a un lado encerrado en una habitación sin ventanas.



Cada vez me sentía mas cansado, el dolor en mi cabeza aumentaba gradualmente. Me levante de la silla. Luis y Edward me siguieron hasta el salón donde siguieron jugando.
En ese instante me tropecé agarrandome de la puerta y me mareé Edward volteo a verme e intento sostenerme a lo cual le empuje y me levante enderezando la postura.

—¿estas seguro que te sientes bien?— pregunto e intento tocar mi cabeza, y no era que me incomodara que me tocara simplemente no quería que supieran lo mal que me sentía.

—si, callate — pegué en su mano para evitar que me tocara, el se separó y trato de sostenerme por igual para obligarme a ir a la enfermeria.

No iría a la enfermería primero, el doctor me regañaría y segundo, pues son todas le diría a la directora quien también me regañaría y posteriormente le dirían a la mamá de Aoi que también me regañaría.

Edward

Me encontraba sentado en una banca con Hasei, Luis,Aoi y otros chicos que llegaron
Hasei tenía entrecerrados los ojos y Aoi se recargaba en sus piernas jugando su celular y derrepente le picaba la cara a Hasei, lo pellizcaba etcétera. Luis jugaba ala paloma conmigo y si perdía me jalaba las orejas.

—Me, Me, Me, Me subo a torre, toco la campana, el padre me regaña, me hace una pregunta, yo sé la contesto así, Era una paloma, punto y coma, que venía de Marte, punto y aparte, que perdió su nido, punto y seguido, pobre animal.-Luis me metió un putazo y gritó—¡punto final!

Hasei se levantó ala par de el timbre y camino hacia el salón dejando a Aoi tirado el cual se levantó y lo siguió, Luis también se levantó para ir al salón y yo termine siguiéndolos.
Luis y yo nos adelantamos lo suficiente para entrar como dioses al salón pateando la puerta, sentí un golpe en mi espalda  por lo que volteé.

Hasei se sostenía débilmente de el marco de la puerta recargando su cabeza el su mano, suspiró, me acerqué a él intentado sostenerle pero me empujó enderezando su cuerpo, parecía de explotaría y saldría un demonio de Tasmania o se dividiría en muchos de él pero chiquitos y correrían por todas partes; algo iba a pasar muy cabron.

Hasei volteo hacia afuera donde apareció un Alonso con una bolsa con brownies le guiñó un ojo a Hasei y le dio uno.
—Sigue creyendo que puede meter droga a la escuela, pero solo lo dice para asustar al profesor, ya llamaron a la guardia civil para registrarlo una vez—Dijo Luis a mi lado.

Pasó un rato y estábamos en clase, El estaba sentado en su lugar dormido encima del escritorio, parecía tranquilo y nadie le decía nada solo hizo un ruido al moverse una especia de quejido que... bueno fue una clase de gemido.

Uno de nuestros compañeros, desconocía si nombre, se acercó y tocó su cabeza.
—Hasei, tienes temperatura.— dijo uno de nuestros compañeros sin soltar su cabeza. Todos se acercaron a tocarlo, y antes de que pudieran seguirlo tocando Hasei despertó.
—¡¡¡DEJEN DE MANOSEARME !!!— gritó alejando a todos los cuales se fueron rapidamente.
—Señorito Jousuki— habló el profesor— por favor no grite en clase, vaya a enfermería— obviamente lo ignoro y se volvió a sentar.

Me senté en mi asiento, saque mi cuaderno y voltee a ver a Hasei quien se había perdido en su burbuja

Cuando sonó el último timbre aproveché.

—¡oye! ¿te acompaño?— pregunté caminando por su lado, tratando de acoplarme a su paso.
El solo me ignoró, obviamente yo insistía.
—por favor no te sientes bien, necesitas atención médica.— puse una mano en su hombro, el la apartó y me miró con odio en sus profundos ojos que en realidad no eran negros como yo pensaba, si eran profundos pero eran grises, eran claros por fuera pero se oscurecían haciendo verse negros.
—No quiero tu caridad—volteó la cara y siguio caminando.

No logre hacer que me dejara acompañarlo, subí a mi auto y conduje hasta el departamento, no sin antes pasar a comprar algunas cosas demorándome un poco.

Llegue al edificio y subí las escaleras pasando por el piso 3 vi a Hasei caminando con un cigarro en la mano. Al principio no ubique el cigarro, luego pensé, me va a quemar con el cigarro y luego dije, me va hacer cosas peores sin el.

Rápido me acerque por atrás y le toque los hombros los cuales estaban calientitos.

Antes de que yo pudiera decir su nombre en un intento por asustarlo, muy rápido metió su cigarro a mi boca, provocando que Inhalará el humo y empezará a toser.

—¿qué haces aquí? Idiota— dijo sacándome el cigarro de la boca y lo volvió a poner en su boca.

—¿yo *toser* aquí vivo se te olvidó? — dije

—ya te puedes retirar —  empezó a caminar

Camine delante de él con la intención de saber a donde se dirigía, ósea se que se dirigía a su casa pero quería saber en qué depa vivía.

Caminaba yo saltando mirándolo con su cansancio.
Mientras Caminábamos por el pasillo del piso 3 yo intentaba hablar con Hasei mientras este solo me ignoraba, de nuevo. Tiro su cigarro lo apago, lo volvió a recoger y lo metió en la basura.
Por un momento me adelanté saltando y luego escuché un golpe cuando volteé y mire a Hasei en el piso inconsciente.

—Has- sei — me exalte nunca había tenido la suerte de ver a alguien desmayarse estando yo solo, toque su frente y me espante aun más —¡Oh por dios! si tienes fiebre.

Rápido lo alcé con mis brazos cual novia y lo lleve a mi departamento, corrí y lo recoste en mi cama mientras buscaba pastillas y corría de lado a lado pensando en que hacer

Hasei
Desperté, sin tener un momento claro en el que me dormí.
Me duele la cabeza.

Me levante y mire a mi alrededor, esta no era mi casa.

Mire el reloj y me di cuenta de que no estaba en mi cama ni en mi habitación, primero entré en pánico pensé ¡Estupida mi virginidad idiota!, luego recordé que no soy virgen, y que soy una zorra, siguiente lo acepte. Me secuestraron y me van a prostituir, espero que cobren bien yo no pienso que me paguen una miseria.

—¡ah! veo que despertaste— volteé a la puerta. Y pues que chistoso me salió el autor ¿no?

—a ver... ¿que hago aquí? ¿Que me hiciste?—

—¿que te hice de que? No te preocupes no te violé ni nada parecido — respire por fin, me asustaba pensar el lo gruesa y grande que la podría tener la polla este tipo y no sabía si espantarme por eso o alegrarme, digo es de tono humilde y mide como dos meteos.

Edward se acercó con una bandeja de comida que olía muy bien, pero por mi malestar solo me provocaba náuseas.
—antes que nada come — dijo sentándose en la cama.

—me retiro— intente levantarme.
—no te levantaras hasta que hallas comido todo, a, y te tomas estas pastillas—sentiría que estoy hablando con mi mamá pero no era como que mi madre se preocupara tanto por mi.

—¿me quieres drogar?— para que o que, ósea si lo haría pero no aquí ¿ok? Obviamente no le dije eso.

El solo sonrió.
—esta bien pero si me pasa algo te juro que te castro... y si me muero te jalo las patas—

Después de comer me obligó otra vez a recostarme no lo habría hecho si no estuviera tan cansado, me empezó a acariciar la cabeza y sin mas me quede dormido. Como guajolote.
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Diferentes finales  (no corregida)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora