Capitulo 17

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Go

Si mal no recuerdo estaba en mi casa, tranquilo, sin preocuparme por nada, más que esto.

¿Como mierda paro el sangrado?

¡Como mierda arranco de mis manos el cuchillo con el que me rebané las piernas.¡

Este era el resultado de un episodio.

Un episodio de "Depresión Grave con tendencia al suicidio"

No era la primera vez que me pasaba, tomé calma y camine.

¿Que no lo que quería en realidad era morirme? Lo pensé y me senté de nuevo en el piso.

¿Alec se pondrá triste si muero? Pensé en el llorando.

Le volví a levantar, enrollé mis piernas con vendas y me subí al microbús, llegue con mi psicólogo, siempre dispuesto a verme.

—Hola Arigo, ¿cómo estás? ¿Como te has sentido?— pregunto entusiasta.

—Hola, bien, ahí andamos ¿no?—

—¿que te trae por aqui?— baje mis pantalones, el me miró raro, pero dirigió la vista a mis piernas y a los vendajes con sangre— ¡Pero Arigo! ¿Como se te ocurre venir aquí y no directo a un hospital? ¡Llamaré a un médico!—

—No, No es...

—¡Siéntate y no te muevas, tienen que suturarte!—

—Yo solo quería...

—¡¿te lo hiciste tú?!— asentí— pensé que ya habíamos hablado de las autolesiones.—

—Yo solo quiero saber si... Alec se pondrá triste si me muero—

—¿pero que tonterías dices?— se acercó a mi— Oh Go, No solo Alec, todos nos pondríamos tristes si te pasa algo malo.— asentí.

El doctor me suturo las heridas que verán muy profundas y me puso crema en las que solo eran raspones, el psicólogo me sermoneó mucho pero ya estaba mejor, le tuvieron que comprar una Coca-Cola porque se le había bajado el azúcar y un bolillo para el susto.

También ese día me despedí de él, Alec quería que lo acompañara a Japón, con sus padres y hermano, al ser mis tutores legales se me otorgó un permiso. No hablaba súper bien el idioma pero podía expresarme, era suficiente.

Alec jamás se enteró de mis lesiones y estaba bien así, sin ser un estorbo en su vida.

Aquella vocecita en mi cabeza comenzó a chillar en cuanto subí al avión.

Me están viendo raro, seguro es por que soy bajito, por Dios mírate eres un tapón de alberca, tu crees que eso le va a gustar algún día a Alec. Riete para que no llores.

Rodé los ojos, y aunque me dolía aquella voz que hablaba en el ruler a persona y en tercer a la vez parecía tener toda la razón.

Cuando mi corazón latía rápido, cuando esta vocecita hablaba, sabía que no estaría bien, tenía una solución para eso.

Dormir, dormí 15 horas de viaje, Alec me dio pastillas para dormir, el cree que temo a los aviones, tal vez solo me temo a mi mismo. Rece por ya no despertar, con gusto podía abrir una puerta y tirarme al océano, los peces se comerían mi piel y cuando saliera sería irreconocible. Si no se sabe de quien es el cuerpo entonces no hubo ningún delito.

Delito, Tirar basura en el océano.

¿No les encanta burlarse de sus problemas? Juguemos a la ruleta rusa, pero que a mi me toque con bala por favor.

Cuando vi a Edward después de casi 5 años parecía no haber cambiado nada, puesto que había cambiado todo.

Ahora Edward era mucho más alto, o tal vez yo me hice mas pequeño, este me levantó como si no pesara nada.

Nuestras cosas llegaron antes, el departamento era grande pero no cabían todas nuestras cosas, varias las dejamos en la sala, incluyendo un espejo de cuerpo completo, un espejo mágico que me deformaba cada que me veía en el.
Ahora era más gordo, ahora era más bajo, ahora las manchas de mi cara y mi acné resaltaban, cada imperfección, haciendo imposible verme en el.

Alec

Hasei? Que bonito nombre, que bonito todo es el.

Vi más perfección en su rostro que en toda la vida de Kyle Jenner.

El llego y camino a la cocina parecía haber sido convencido por mi hermano, se sentó por un lado de la mesa calmado y escuchando, dando paso libre a una amena plática con mi hermano, o bueno, una platica entre mi hermano y Go.

—¿y tu? Go ¿que tal tu último día en Mexico?—

—bien, casi muero hoy— rió y metió un pedazo de comida a su boca

—¿y eso porque?—

—nada en especial, tuve un accidente y me rebané las piernas y me tuvieron que suturar—
Seguía pensando en el asiático cuando mi cerebro recapituló esto último.

—Espera— lo detuve—¿que te paso que?—

—Tuve un accidente y me rebané las piernas y me tuvieron que suturar— dijo lentamente.

—¿Y se te ocurre decirlo hasta ahorita?— Dijo mi hermano.

—¿porque no me avisaste? ¿Al menos fuiste a un hospital?— dije

—no pensé que fuera nada agrave así q us fui con Caleb el psicólogo a preguntarle algo y el llamo a unos paramédicos— me recargue en la mesa, soñé mi frente.

—¡¿Como  se te ocurre arriesgarte así?! ¡¿Pudiste haber muerto?!— desesperado comenzará gritar, no fue intencional, pero ustedes sabrán qué estaba muy preocupado. Sus ojos se cristalizaron, bajo la mirada.

—¡Ey! No le grites así, el sabe que hizo mal tus palabras sobran aquí— me regaño mi hermano jalándome.

Respire.
—Si, ya ya. Go Entiende que debes cuidar tu salud, pudiste provocarte un accidente—lo abrace y jale a mi.

—Lo lamentó— susurro.

Go

¿puedo hablar contigo un momento?— Hasei llego detrás mío, y me llevo ala habitación.
—¿de que querías hablar?—

—puede que ellos sean unos idiotas pero yo no, muéstrame esas piernas— baje mis pantalones mostrándole mis piernas, las heridas suturadas y los raspones claramente hechos con un Chi chillo— Go, Autolesionarse no es bueno para ti, mira, cuando te sientas triste solo háblame, no estás solo, entiendo si no quieres confiar en ese par de tarados, pero de Depresivo a depresivo yo te entiendo.— asentí, el me abrazo y me llevo a la sala. Evadió las preguntas de los chicos, el era una persona que sabía llevar las riendas de su vida, o al menos eso parecía.

Diferentes finales  (no corregida)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora