Capítulo 4

3.5K 350 0
                                    

Capítulo 4

   Una mañana me dirigí a la oficina de Kevin. Me había llamado para reunirnos en privado en aquel lugar.


_ Pasa. Cierra la puerta, por favor..._ su tono de voz y su rostro me hacían ver que estaba algo molesto_. Siéntate, tenemos que hablar.

_ Eso lo supongo, ¿Podría saber sobre que asunto?

_ No es obvio, Amelia._ expresó al levantarse de su asiento, en aquel escritorio, y dirigiéndose aún en silencio a la ventana de su oficina._ ¿De qué otra cosa podríamos hablar?

_ No lo sé... Es lo que quiero que me digas.

_ Te hice venir con un solo fin... tal vez el único, si vamos al grano..._se giró a mirarme, aún manteniéndose en aquel lugar_. Necesito que abras ese sobre que está en tus manos... ábrelo y dame tu opinión.


   "¿Qué había dentro de él?", me preguntaba aún algo sorprendida, al no entender la reacción de Kevin. Tomé aquel sobre en mis manos y empecé a abrirlo lentamente, sintiendo que mi corazón latía más de lo normal. ¿Acaso era la manera en que él me sacaba de aquella misión? ¿Acaso me haría firmar mi renuncia? En parte era lo que antes había deseado. Y si acaso era aquello, en vez de sentirme feliz, una parte de mí sentía que mi mundo se derrumbaba.


_ Ábrelo... Necesito que lo leas, Amelia._ expresó al ver que no reaccionaba, tras aquellos pensamientos que sin saber por qué, estaban en aquel instante en mi mente, haciéndome sentir desvanecida en mi misma.


   Un minuto, fue más eterno de lo que se pudiese pensar. Un minuto que en aquel instante cambiaba una vez más a mi vida.


_ Tuve la misma impresión al verlo._ dijo al colocarse a mi lado_. Espero que con esto, ahora puedas entender lo importante que eres en esta misión.

_ ¿Cuándo llegó? ¿Él lo sabe?

_ No... Su mayordomo se lo entregó personalmente a sus guardaespaldas. Y ellos posteriormente a mí.

_ Otra amenaza... ¿Es otra amenaza? Y...

_ Estás involucrada de la misma manera en que lo está él... Han amenazado con hacerte daño. Y aún más, cuando creen que eres su novia...

_ ¡Esto es absurdo!... Kevin, yo puedo...

_ Sé que tú puedes defenderte por ti misma. Eso lo sé... aún así, no necesito que te veas tan obvia. Contrate a un agente viejo... Se hará pasar por tu guardaespaldas.

_ Kevin..._ expresé no muy contenta.

_ Ya debes de conocerlo. Su nombre es Alexander Montgomery... Estuvo en una misión secreta hace dos años contigo. Y ha vuelto a nuestro equipo.

_ ¡Esto es absurdo!...

_ No lo es, cuando estamos aún más cerca de nuestro enemigo. Pronto ni te acordaras de que sucedió todo esto...

_ ¿Y cuando se hará pasar por mi guardaespaldas?_ agregué irónicamente, algo más enojada.

_ Desde hoy...

_ ¿Hoy?..._coloqué mis manos en mi frente. Todo aquello me aturdía.

_ Solo falta poco, Amelia... Ya tenemos más pistas y en pocos días...

_ ¡No quiero escuchar más! No más..._dije al levantarme, mientras las lágrimas bañaban mi rostro_. Sé que debo ser Michelle McAdams junto a George. Sé que mis sentimientos no se deben involucrar en esto... Pero debiste escucharme cuando..._ hice silencio. Un corto silencio_.Olvídalo.... Ya no importa._agregue sin meditar en lo que expresaba, mientras salía de aquel lugar.


   Alexander Montgomery, había sido un viejo compañero. Y sabía que no tenía nada de que preocuparme. Podía confiarle mi vida y la vida de George con los ojos cerrados.


   Ahora mi vida se agitaba, haciéndome sentir aún más asfixiada. Michelle McAdams pronto dejaría de existir. Eso lo sabía en cada minuto, en cada segundo y en cada instante. No obstante, mi corazón no estaba preparado para eso.


_ ¿Podría pasar?_ me expresó George, al instante en que abrí la puerta de mi apartamento, al escucharlo tocar.

_ Sí, por supuesto. ¿Qué sucede? 

_ Sé que es demasiado tarde... No obstante, debía hablar en persona contigo.

_ Toma asiento... ¿Quieres algo de beber?_ expresé asustada. ¿Acaso había conocido algún detalle de todas las amenazas que lo rodeaban?

_ No... Solo quiero hablar contigo.

_ Me asustas... ¿Qué sucede?


   Mis manos temblaban, haciendo que mi cuerpo se sintiera incómodo ante todo aquello. Al mismo tiempo, en que mi ser ignoraba que era la primera vez que me encontraba frente a George en pijama.


_ Me han ocultado sobre las amenazas que he seguido recibiendo. Había pensado que habían terminado, después de los tres meses que pasaron de la muerte de mis padres... No tan solo me lo ocultaba mi mayordomo, sino también uno de mis mejores amigos...

_ ¿De qué me hablas? No entiendo nada...

_ Lo siento... Tienes razón. No debes entender nada._ colocó sus manos en sus rodillas, mientras pensaba en cómo decir aquello, que sin el saberlo, ya yo lo sabía. Sabía que alguien cercano a él había contratado a Kevin, aun cuando yo no conocía quien era esa persona. Siempre cuando George planeaba presentármelo, ese amigo se encontraba de viaje o en una reunión importante. En parte siempre me gustó conocer quien era, porque un verdadero amigo hacía lo que estaba haciendo él.


   Lo deje pensar, hasta que él empezó a contarme todo. Todo aquello que yo hubiese no querido escuchar más.


_ Y esa es toda la verdad... Ahora me da rabia, más que impotencia, el haberte involucrado sin tener nada que ver con todo esto._colocó una de sus manos, en su frente, como un gesto de angustia_. Me han informado que han contratado un guardaespaldas para ti... Quería decírtelo, para que no te asustaras. Perdóname por hacerte parte de todo esto.


  "¿Qué le podía decir?" Daba igual mi respuesta. Mi ser ya se encontraba involucrado desde hacia mucho que él aún ignoraba.


_ Estaré bien...No tengo nada que perdonarte, sino más bien agradecerte. No sabía nada de eso. Has sido muy valiente en decírmelo._ mentía una vez más. Mentía por el bien de él y por el bien mío_. Será mejor que ahora descanses. Es mejor que descanses aquí esta noche... Iré a buscarte unas cobijas y unas almohadas.

_ No sería correcto... Es mejor...

_ Sólo será por esta noche. Estás muy aturdido por todo lo que me has dicho y yo no estaría el resto de la noche tranquila... si te dejo ir.

Sin PromesasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora