Capítulo 20

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Capítulo 20

   Su indiferencia me mató lentamente. Él ya no deseaba saber nada de mí. Y era tan obvias las razones...Una mentira era para él.


_ Kevin...Eran dos hombres los que se llevaron a George. El tercero me interceptó con un arma que guardaba oculta en su chaqueta...Melissa y yo no pudimos hacer nada al ver el lobby del hotel lleno en ese instante y con familias con niños. No podíamos poner más vidas en peligro...

_ Ahora es momento de hacer lo que nunca hice y voy a necesitar su ayuda._ expresó Kevin aún más decidido_. Esta vez me toca a mí dar el golpe final.

_ Sabes que cuentas con nuestro apoyo..._ expresó Melissa dispuesta a luchar en aquella misión que aún no había terminado para ella.

_ Tenemos las coordenadas en donde pueden estar. El FBI incluso nos va a brindar su ayuda..._ dijo Valerie.

_ ¿De qué hablas?_ preguntó Alexander al tomar ánimo_. ¿Cómo que sabe en donde están?

_ Podríamos considerarlo como un error de un agente que nunca supo como hacer su trabajo..._ agregó Kevin, explicando al mismo tiempo, sobre aquello que habían encontrado en la papelera que tenia Joshua en su habitación, antes de este marcharse sin saber que sospechaban de él_. Por lo que antes de irse sin que nos percatáramos de su ausencia y al ver que no tenia suficiente tiempo, solo se limitó a botar algo que nos ha sido tan valioso... Él nunca se imaginó que sospechábamos de él, por lo que no creyó tan importante el destruir por completo ese documento... Ahora nos toca actuar. Éste será nuestro plan.


   Kevin dio la orden de cómo se ejecutaría aquella misión. No podrían perder ni un minuto más. Habían dos vidas que estaban en juego.


   Quería tanto cambiar aquel instante, no por mí, sino por George. Aún lo amaba, aun cuando supiera que él jamás me perdonaría, si salíamos vivos de allí. Ya no valía la pena desnudar mi alma ni el hecho de que el viera quien era realmente. Mis sueños se hacían grises, sin esperanzas... El mentir y el enamorarme de él, ahora me daban facturas y en aquel instante empezaba a pagarlas...


_ Esto es algo que debo hacer con mis manos... antes de deshacerme de ustedes._ dijo Isabella al tomarme de un brazo y al levantarme, después de que uno de sus hombres me desatara los pies.

_ Primero cambia su nombre y ahora actúa de la manera más cobarde con alguien que no se puede defender. ¿Por qué no me desata también las manos?

_ ¿No le dijeron cuando era agente que hablaba mucho?

_ Eso no le importa a usted... ¿No lo cree? Un ser tan cobarde como usted deja mucho que pensar... ¡No le tengo miedo! Si tengo que morir en sus manos, no le dejare verme débil... ¡Moriré con la frente en alto! ¡Golpéeme! ¡Sacie su furia si con eso es feliz!_ expresé con un tono valiente que disgustó a Isabella.

_ ¿Con que valiente?_ me dio el primer golpe con un puñetazo en la costilla que tenía herida, tras la lucha anterior que había mantenido con aquel hombre en mi hogar._ ¡Vamos a ver que tan fuerte eres!_ otro golpe más fuerte_. ¡O si eres solo palabras!_ una sonrisa cínica se observó en su rostro, mientras me daba el tercer golpe con un rodillazo en el vientre, que me hizo caer al suelo_. ¿Cómo que eres de palabras?_ un cuarto golpe me quitó el aire, al haberme dado una patada en el estómago.

_ ¡Déjala!..._gritó George al no soportar más.

_ Por supuesto amor... Por supuesto que la dejare en paz. Es tu turno...


   Estuve tendida en aquel suelo por no sé cuánto tiempo. Hasta que intenté levantarme en aquel instante en que sentí que había recuperada un poco de aire. Pero fue en vano, mis manos aún estaban atadas con un fuerte nudo que debía desatar. ¿Podría desatarme a tiempo? ¿Acaso tendría tiempo para hacerlo?


_ Es momento de que ella te vea morir... Ver con sus propios ojos que el trabajo de protegerte no le sirvió para nada. ¡Siempre fuiste una presa tan fácil para mí!... ¡Suéltenlo y colóquenlo frente a mí!... ¡Al fin culminare con mi objetivo!


  Joshua apareció en ese instante, desatando a George, después de sonreírle a Isabella. Su gran amiga. Su hermana mayor, por parte de madre.


_ Ahora es tu momento, hermana... ¡Te lo dijo en bandeja de plata!


   Miré aquella escena con impotencia. Él estaba allí y yo no podía hacer nada. Tenía aún las manos atadas, y por más que intentaba desatarme, no lo lograba.


_ Es momento de decir adiós... Si quieres decir tu último deseo, creo que es el momento.


   George la miraba sin miedo. Sus ojos miraban los ojos de Isabella como si la desafiara a disparar y acabar con todo eso. 

Sin PromesasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora