Zoisite

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Lita dormía como un bebé, con los brazos alrededor de la almohada, cuando él se deslizó en su cuarto. Por un momento la observó. Entonces, sonrió con picardía. Esta era la oportunidad perfecta para vengarse un poco. Girándose fue al cuarto de baño volviendo un minuto más tarde con un vaso de agua.
-Despierta, Rayo de sol. ¿Vas a dormir todo el día? -con esas palabras le salpicó la cara con el agua.
Ella se despertó agitando los brazos y piernas y maldiciendo.
-Qué diablos... -se quitó la maldita agua de los ojos, lo miró y entonces estalló -¡Yaten eres un idiota! ¿Por qué has hecho eso?
Yaten simplemente sonrió ante la lucha de su hermana, con las sábanas enrolladas alrededor de las piernas intentando lanzarse contra él.
-La venganza puede ser una perra, te lo debía -respondió él apartándose.
Ella se había liberado y ser agarrado por Lita normalmente resultaba ser una experiencia muy dolorosa. Al igual que su hermana Mina, Lita nunca mostró ninguna vacilación en un ataque... era más fuerte y dura que su hermana pequeña, Taiki era el único de los tres hermanos al que ella nunca había derrotado en una pelea y eso era solo porque él pesaba unos 45 kilos más que ella.
-Verás que no te eché todo el vaso, como debí hacerlo. Tú una vez me tiraste encima un cubo de agua.
Apartándose el pelo con los dedos, ellan gruñó.
-Fue porque era para ti y Taiki, él es muy grande, necesité todo el cubo. Además, casi no te mojaste, me escuchaste llegar.
Yaten puso el vaso en la cómoda. Estaba observando un reflejo dorado en sus ojos y su forma comenzaba a oscurecerse. Mejor cambiar de asunto.
-¿Por qué duermes como los muertos? Alguien podría haber entrado aquí.
-Ni tú lo crees hermano. Eres la única persona aparte de mí, que conoce el código de seguridad del sistema de alarma que está lo suficientemente alto como para despertar a los muertos.
Finalmente liberada de las sábanas se levantó y cogió la bata. Al contrario que los humanos, los lobos no se sentían incómodos desnudos, pero las mañanas eran frías en las montañas.
-Debería patearte el culo desde aquí, hasta que llegaras a Idaho.
-Olvídalo -dijo Yaten gesticulando en dirección a la bata en la parte inferior de la cama -
Ven a correr conmigo, hace mucho tiempo que no corremos juntos.
Moviendo la cabeza Lita sonrió cuando sintió que la irritación con su hermano desaparecía.
Yaten tenía razón. Hacía mucho que no corría con él o cualquier otro miembro de la familia, algo que extrañaba más de lo que quería admitir.
-Me encantaría, vamos.
Una niebla gris cubrió a Yaten e inmediatamente se disipó. Un lobo plateado apareció en su lugar... con una camisa roja cubriendo por completo su cabeza.
Lita comenzó a reírse.
-¡Idiota! Eso es lo que consigues por intentar exhibirte. Papá es el único que puede cambiar de forma con sus ropas.
Después de usar las patas para quitarse la camisa de la cabeza el lobo se dirigió a ella.
-Taiki también puede. ¿Piensas que papá lo consiguió a la primera? La práctica hace la perfección sabes. Ahora date prisa y transfórmate, así podremos correr. Estoy deseando entrar en el bosque.
-Vete -respondió Lita yendo hacia la sala de estar -Quiero poner la alarma nuevamente.
-¿Problemas?
Ella se encogió de hombros al cerrar la puerta.
-No lo sé. Había un agente de la CIA en mi despacho preguntando por Taiki, aunque no sabía su verdadero nombre. Tenía un archivo falso y se lo di, pero no sé si se lo habrá creído.
-Una de las razones por la que estoy aquí. Papá recibió tu mensaje.
Ella miró fijamente a su hermano.
-Telefoneé a papá ayer. No puedes haber llegado tan rápido desde Nueva York. ¿A partir de cuándo tienen alas los hombres lobo?
La luz se reflejó en los blancos colmillos cuando Yaten abrió la boca en lo que solo podía ser una risotada.
-Yo estaba en casa de Mina, así que no tuve que viajar mucho.
Una niebla gris más clara apareció cuando Lita se transformó en un lobo blanco.
-No puedes atraparme -desafió a su hermano y saltó en dirección al bosque.
Con un grito feliz, Yaten salió tras ella. Dioses, como le gustaría que todos sus hermanos estuvieran allí, así podrían correr juntos. Había pasado mucho tiempo desde que habían corrido como una manada.
Horas después con la lengua afuera siguió a su hermana hasta un pequeño claro donde un dulce olor a agua fresca inundaba el aire. Habían corrido un kilómetro tras otro persiguiendo a los ciervos, conejos y a un oso negro de dos años de edad, por el simple placer de hacerlo. Más de una vez Lita aulló feliz de correr libre, los escalofríos recorrieron con rapidez la columna vertebral de Yaten. Nunca, en todos sus viajes, había encontrado un Were o un lobo con una voz tan hermosa como la de su hermana. Su padre les contó que la voz de su madre había sido hermosa y la primera vez que escuchó a Lita aullar cuando era niña, supo que su voz era como la de su madre. Por eso es por lo que la había llamado así.
Después de dejar que su hermana bebiera de la pequeña corriente, Yaten sumergió la cabeza y comenzó a lamer sediento. Fue el puro instinto lo que lo hizo saltar hacia atrás, salió catapultado a través de la espesura. Sin embargo, Taten no fue lo suficientemente rápido. Los dientes del otro lobo no le acertaron, pero su hombro golpeó el costado de Yaten haciéndole caer. Levantándose, se giró para enfrentarse a su atacante. Mostrando los dientes, gruñó una advertencia. No quería luchar con un hermano del bosque, pero lo haría si lo obligaban.
Gruñendo estruendosamente, un gran lobo gris moteado lo encaró, sus ojos amarillos ardían de rabia.
Taten no desvió la mirada fija en el otro macho. Cristo, este realmente debía ser territorial.
Obviamente Lita y él no iban a poder salir de esta sin pelear. Oh bueno, con ayuda de su hermana, podría someter a este lobo sin hacerle demasiado daño... esperaba.
Sin embargo antes de que el otro lobo pudiera atacar, Lita se transformó y se puso ante ellos.
-Maldición Zoisite, detente.
Los ojos del lobo nunca abandonaron a Yaten cuando respondió:
-Tú eres mía. Este macho no tiene ningún derecho sobre ti.
Antes de que Yaten pudiera reaccionar ante el comentario, su hermana se puso las manos en las caderas y señaló al gran lobo gris.
-Este macho es mi hermano, mi familia, de la misma camada. ¡Maldición, los lobos son idiotas!
El lobo salvaje dejó de gruñir y miró el rostro de Lita.
-¿Es tu hermano?
-Es lo que acabo de decir, cretino.
El insulto dio de lleno en el lobo. Lamiéndose la saliva de sus labios, se sentó e inclinó la cabeza.
-Mis disculpas, hermano de mi compañera. No lo sabía.
Transformándose en humano Yaten cruzó los brazos sobre el pecho y dirigió su total atención a su hermana.
-¿Compañero? ¿Hay algo que no le has dicho a la familia, Lita?
Maldiciendo larga y ruidosamente, Lita se dio la vuelta marchándose al otro lado del pequeño claro. Luego se giró.
-¡Maldita sea, Zoisite, obstinado, idiota, estúpido burro! No soy tu compañera. No quiero ser tu compañera. No voy a dedicar el resto de mi vida a vivir en el bosque, sin cuartos de baño, fútbol o chocolate. ¿Cuántas veces tengo que decírtelo? ¡No! ¡No! ¡No! ¡No soy tu compañera!
Su hermano miró al lobo.
-Eso para mí suena a un no.
El lobo miró a Yaten.
-No la entiendo. No tengo la cabeza de un cerdo. No me parezco a un burro. Y no sé qué tipos de animales son idiotas y estúpidos y ella no me lo dice.
-¡Ohhhh! ¡Eres un como un grano en el culo, imbécil! -golpeando con el pie y arrastrando una serie de maldiciones tras ella, Lita giró y retrocedió al otro lado del claro nuevamente. Oír reírse a su hermano, la enfureció más. ¡Maldito fuera este lobo Zoisite! ¿Por qué no podía aceptar un no por respuesta? Ella no quería ser su compañera, ni ahora ni nunca. El no era su macho.
Ahora bien, si su mundo se tambaleara cuando lo mirara a los ojos no lo pensaría dos veces para unirse a él, aunque eso significara renunciar al chocolate. Pero no lo hacía. El lobo en su interior no aullaba de placer cuando Zoisite aparecía. Tal vez Yaten podría convencerlo para que la dejara en paz.
Volviéndose una vez más pidió a su hermano:
-Por favor ¿Podrías decirle que no quiero ser su compañera? No me escucha.
En vez de la compasión que esperaba, Yaten sonrió.
-Yo no sé, Lita. El es un lobo bien acomodado. Podrías haber escogido a alguien peor.
Cuando ella se quedó con la boca abierta, él continuó:
-Y sabes lo persistentes que son los lobos. Aunque yo le diga que te deje en paz no va a funcionar. Solo tienes que ser paciente. Al final se cansará de esperar... con el tiempo.
Cerrando la boca de forma brusca, Lita no dijo nada durante unos minutos. Luego:
-¡Machos! ¡Los dos idiotas! Me voy para casa -una niebla plateada la rodeó nuevamente y el lobo blanco que era Lita corrió hacia el sur.
Cuando el lobo ceniza fue a seguirla, Yaten lo agarró por el cuello deteniéndole, solo lo soltó cuando mostró los dientes y se giró para morderlo. Levantando las manos, Yaten dijo:
-Mis disculpas, hermano del bosque, pero si sigues molestando a mi hermana, tendré que defenderla.
El lobo lo encaró con su mirada amarilla.
- Las leyes de la manada permiten que corteje a cualquier hembra sin ñ pareja, que yo desee.
Ella no está... no tiene compañero, sino que también dejó su manada natal hace mucho tiempo.
Aunque seas su hermano, no tienes derecho a negármela. ¿Has vivido entre los humanos durante tanto tiempo que has olvidado las leyes?
Yaten agitó la cabeza.
-No las olvidé, hermano del bosque, pero el vivir entre humanos hizo que mis hermanos y yo estuviéramos más unidos de lo normal. Todavía luchamos por los nuestros, no importa los kilómetros que nos separen.
El lobo ladeó la cabeza durante un momento.
-Te reconoceré eso, si tú reconoces mi derecho a cortejarla.
Suspirando Yaten se pasó la mano por el pelo. De acuerdo con la Cuarta Ley de la Manada, el lobo tenía el derecho ya que ninguno tenía compañero.
Esperaba que las negativas de Lita funcionaran y ese macho se buscara una compañera en otro lugar.
-Reconozco tu derecho.
Levantándose el lobo movió la cabeza.
-Bien. Dejaré que vayas al encuentro de tu hermana por el momento. Pero volveré por ella.
-Que así sea -dijo Yaten preparándose para transformarse.
Yaten miró fijamente los ojos dorados ñ del lobo.
-Había un hombre observando la cabaña ayer.
Yaten se puso rígido.
-¿Qué hombre?
-Nunca antes lo había olido, pero se sentó entre los pinos de la colina y miró abajo a la cabaña con un objeto negro que sujetaba ante sus ojos. Espero haberlo asustado, permití que me viera.
Tenía una de esas varas que escupen fuego y muerte así que me escondí de él. Pero sospecho que no tuve éxito en mi intento de asustarlo.
-¡Mierda! -Yaten musitó para sí mismo. Luego mirando al lobo inclinó la cabeza - Gracias, hermano del bosque. Apártate de ese hombre, puede ser peligroso.
-Yo protegeré a mi compañera.
Suspirando, Yaten agitó la cabeza. Estaba empezando a entender porque Lita estaba especialmente frustrada con este lobo en particular.
-Le daré tu advertencia a ella -la niebla lo cubrió y el lobo gris plateado que era Yaten se fue en la dirección que había tomado Lita.
Zoisite lo vio desaparecer. Este lobo tenía suerte de ser pariente de Lita, en caso contrario ahora mismo sería un lobo muerto. Moviendo la cabeza, Zoisite lanzó un solitario y largo aullido.
Hacía mucho tiempo que se encontraba solo. Lita llenaría el vacío en su corazón. Estaba seguro de eso.

CALOR SALVAJE (+18) - (FINALIZADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora