Luna inhaló el rico olor a café, mientras se dirigía a la cocina. Hummm. Nada como el café recién hecho para ponerla de buen humor por la mañana.
Ronroneando ligeramente, tomó una taza y vertió el delicioso y oscuro líquido, bebiéndoselo a continuación. Nada de leche o azúcar para ella. Le gustaba el café puro. Levantando la mano acarició la hiedra que crecía en la jardinera del alfeizar de la ventana de la cocina. La planta se estiró, abrió algunas nuevas hojas y se enredó en su dedo. Ella sonrió. La sangre lobo que obtuvo de Artemis despertó su poder adormecido de hada. Las plantas la seguían adonde fuese. Las flores crecían más dulcemente, un bonus añadido, ya que ellos solo usaban plantas para hacer los perfumes.
Todavía sonreía cuando desenredó el dedo de la hiedra. Luna bebió más café y miró por la ventana solo para mover la cabeza mientras observaba a una familiar figura andar a pasos largos a través del patio. ¡Artemis! ¿Cómo había conseguido escabullirse de la casa sin que ella lo supiera?
Habría jurado que estaba en la cama. Observó como cruzaba el jardín hasta las puertas de vidrio correderas. Luego tocó ligeramente con una sonrisa de lado a lado de la cara.
Moviendo la cabeza caminó hasta la puerta y la abrió. ¿Cuándo aprendería este hombre a salir por la puerta delantera y a regresar por ella, y no por las puertas que estaban cerradas?
La abrió, entró y las cerró nuevamente contra el frio de la mañana.
—Pensé que todavía estabas en la cama —murmuró Luna, aproximándose a él. El olor de una de sus colonias la rodeó. Ella inhaló. Artemis normalmente no usaba colonia, hasta estar vestido para ir a trabajar. Era sábado y no trabajaba. Oh bueno, a ella le gustaba mucho cuando el olor de la colonia se mezclaba con su olor personal.
Dejando la taza a un lado, Luna enrolló los brazos alrededor de su cuello pegando el cuerpo contra él. Ella se estremeció. Este hombre, este hombre lobo era más fascinante y excitante que cualquiera que hubiera conocido. Cuando levantó la boca, él bajó la suya. Sus labios se encontraron, ella suspiró de satisfacción.
Casi inmediatamente se puso rígida. Tan de cerca podía notar su olor sobre el aroma de la colonia.
Era…extraño, era igual pero diferente.
Su lengua la tocaba de una manera nueva.
El beso era distinto.
¡Este hombre no era Artemis!
Antes de que se pudiera apartar, fue arrastrada de sus brazos y apartada del hombre suavemente a un lado. Entonces, Artemis cogió por la camisa al extraño y lo lanzó contra las puertas de cristal. Este se rompió y cayó sobre las losetas del patio cuando el extraño saltó y rodó hasta el borde de la hierba.
Aun con la sonrisa ladeada, se levantó y comenzó a retirar los trozos de cristal de su ropa.
—Podrías haber sido un poco más suave al lanzarme, hermano.
—Tócala de nuevo y rasgaré tu garganta —gruñó Artemis. Con las manos en las caderas, permaneció en la entrada rota, su pecho soltaba gruñidos bajos.
—¡Hermano! —Luna exclamó yendo al lado de Artemis y mirando al hombre del patio estremeciéndose cuando le vio quitarse trozos de cristal del pelo. Una gota de sangre cubrió su mejilla.
—¡Hermano! —Gritó de nuevo —¿Tienes un hermano? —Ella miró de un rostro idéntico a otro —¿Un hermano gemelo? —girándose para encarar a Artemis, le dio un puñetazo en las costillas.
Él no se inmutó.
—Ahora no, Luna.
—¡No me vengas con “ahora no, Luna”, Artemis Chiba! —gruñó ella —¿Por qué no me has dicho que tienes un hermano gemelo?
—No era necesario —dijo mientras fusilaba con la mirada al otro hombre. Luego dijo con un gruñido maligno —Te ha besado.
Luna se quedó con la boca abierta y luego la cerró. Según aumentaba su ira las plantas comenzaron a balancearse. Tallos, hojas y ramas estallaban cuando brotaban sin orden. Su voz resonó en la cocina y traspasó el cristal roto. Las flores de colores en tiestos de cerámica comenzaron a moverse y agitarse.
—¡No era necesario! ¡Me beso! ¡Idiota, cabeza dura! ¿Te has parado a pensar que si me lo hubieras dicho nunca habría tenido oportunidad de besarme? —apartándose de su marido, Luna atravesó la puerta rota, extendiendo la mano.
Él saltó tras ella.
—¡Luna, vuelve aquí!
Ella continuó de espaldas a él, ignorando su orden.
—¡Vete a cazar un gato! —Volviendo la atención al hermano de su marido dijo —Soy Luna.
Por favor perdona a Artemis —le echó una mirada por encima del hombro —A veces es un cabezota.
Apretando la mano que ella le extendió e ignorando el gruñido profundo de Artemis, levantó la mano hasta sus labios.
—Soy consciente de las deficiencias de mi hermano. Crecí con él. Siempre tuvo mucho genio —besó nuevamente la palma de la mano de ella.
Otro gruñido más alto, más fuerte vino de Artemis.
El hermano soltó la mano, pero su mirada permaneció en ella.
—Tristán Chiba. Disculpa el retraso, pero felicidades por tu boda y bienvenida a la familia.
Luna movió la cabeza. Estaba hablando con una versión más mayor de Yaten.
—Hombres —se dijo con un suspiro —Contigo como tío, ahora comprendo mejor a Yaten.
Echando la cabeza hacia atrás, Tristán se rió largamente en alto.
Todavía agitando la cabeza, Luna tomó del brazo a Tristán.
—Entra y déjame que te cure la herida de la cabeza —dijo mirando a Artemis —¿Tienes algún problema porque lo cure?
Él no se movió de donde estaba bloqueando la puerta.
Luna se paró, enderezándose dijo con voz muy clara:
—Te juro Artemis Chiba, que si no te apartas de ahí, lo lamentarás hasta el día de tu muerte.
Lentamente dio un paso atrás permitiendo que Luna llevara a su hermano a la cocina. Nada más entrar la luz del monitor para bebés parpadeó y el sonido del alboroto de sus hijas gemelas le llegó. Suspirando empujó a Tristán en una silla y se giró hacia Artemis.
—Si él no está sentado en esa silla… vivo, cuando baje aquí…
Tras una última mirada, ella salió de la cocina.
—Es digna de ti, hermano.
Con la marcha de Luna, Artemis se esforzó por relajarse.
—Deberías evitar besar a la compañera de otro lobo, especialmente a la mía.
Sonriendo, Tristán se encogió de hombros.
—Ella me besó primero. Pero creía que eras tú. No es la primera vez que pasa.
Agarrando la cafetera. Artemis bufó. Debería de haber hablado a Luna de su hermano. Pero nunca había encontrado el momento oportuno. Miró a Tristán. Maldición, pero Yaten cada día que pasaba se estaba pareciendo más a él. Seguramente Yaten encontraría pronto una compañera que lo mantendría en vereda. A menos que Yaten fuese verdaderamente igual a Tristán. Su hermano nunca había encontrado a su compañera. Tal vez ese fuese también el destino de Yaten.
Volviéndose, Artemis le dio una taza de café a su hermano.
—¿Por qué me mandaste llamar? —preguntó Tristán, cuando aceptaba la taza de café.
Todos los pensamientos sobre Yaten abandonaron la mente de Artemis y un gesto sombrío apareció en su rostro.
—Lita fue secuestrada.
Con la taza a medio camino de la boca, Tristán se quedó quieto. Sus palabras eran bajas y peligrosas.
—¿Ella está libre?
Artemis movió la cabeza.
—Yaten y el compañero de ella la rescataron.
Tristán arqueó una ceja.
—¿Compañero?
Artemis sonrió.
—Dejaré que Luna te lo cuente todo.
—¿Y el secuestrador?
Artemis tragó un sorbo de café.
—Escapó.
Con un aleteo nasal, Tristán preguntó.
—¿Dónde?
—Nueva Orleans.
—¿El Alfa de la manada? —Tristán continuó, ignorando el café.
—Cooperará —respondió Artemis —Ese hombre, Naraku, mató a miembros de la manada de allí, pero no pueden cogerlo.
—¿La Jerarquía?
—Están todos de acuerdo. Naraku secuestró y asesinó a hombres lobo. Solo hay una respuesta para sus transgresiones.
Tristán asintió con la cabeza y esperó.
Artemis lo miró directamente a los ojos.
—Cazador, eres libre.(Nota Extra)
Note que algunas personitas quieren la continuación de esta saga, por lo que decidí pasar el último capítulo u.u
Notarán que la narración da a entender que continuará pero lo sierto es que no.
No quise pasar este capítulo por que trae nuevas incógnitas y personajes nuevos, que probablemente no podamos ver en una continuación.
Sin más preámbulos dejó por terminada la Saga "Calor en la manada"
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CALOR SALVAJE (+18) - (FINALIZADA)
WerewolfAndrew Furuhata cree que el hijo de puta de su jefe en la CIA le envió a una persecución inútil. ¿Cazar a un agente de igual graduación, que es un hombre lobo? ¡Menuda broma! Lita Chiba estaba contenta con su vida, era buena en su trabajo como inves...