Nesecitan Sangre.

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Lita respiró profundamente varias veces. Una vez que su corazón dejó de intentar salir de su pecho, jadeó.
—Déjame bajar.
Después de una respiración profunda Andrew se apartó de ella y sacó las manos de su trasero cuando estuvo seguro de que las piernas de ella la sostendrían.
Ella posó las manos contra su pecho y pasó las puntas de sus dedos por él.
—Creo que deberíamos volver a mi cabaña.
—Mi habitación del hotel está más cerca —murmuró Andrew, entornando los ojos cuando sonrió.
Le cogió la nalga y se la apretó.
—Humm. Oh sí. —ella mordió su cuello.
—Nunca me imaginé que mordieras.—su mano apretó la nalga de ella.
—¿No te gusta? —ella arrastró la lengua por el lugar que acababa de morder. Mumm, él tenía un buen sabor.
—Me gusta —gruñó. Le produjo escalofríos moviéndose de arriba abajo por su columna.
—Vamos —Lita deslizó la mano bajo el brazo de él.
Alejándose de ella, se metió el pene en los vaqueros.
Cuando ella se arregló sus propios vaqueros, Lita se rio.
—¿Está apretada?
—Lo suficientemente apretada. ¿Estás preparada? —le devolvió la sonrisa y le extendió la mano.
Colocando el sujetador sobre sus tiernos pechos, Lita lo sujetó, puso la camisa en su lugar y deslizó la mano en la de él.
—Más de lo que piensas —la loba en su alma prácticamente estaba gruñendo de satisfacción y la sonrisa que le dio en la oscuridad hizo que los músculos de su estómago se apretasen de nuevo.
Se estremeció.
—¿Frío?
—Anticipación —movió la cabeza.
La carcajada ronca de él dejó su alma de lobo aullando por tener sexo allí mismo, en la calle, nuevamente.
Lita controló el deseo. Una vez por la noche, contra la pared áspera de madera era suficiente, especialmente cuando una confortable cama estaba cerca.
En el callejón, una sombra oscura asomó contra el brillo de las luces del tejado del porche del bar.
—¡Tú, puta perra! ¡Puedo olerlo en cada parte de ti! ¡Tú eres mía!
El gruñido de Lita resonó fuera del callejón. El olor de su atacante era inconfundible.
—¿Cuándo te va a entrar en esa cabeza dura que no pertenezco a nadie Kenny?
—¡Si yo no puedo tenerte no serás de nadie! —el brillo de un cuchillo se reflejó en un rayo de luz perdido.
Cuando Lita se movió hacia adelante, Amdrew intentó al mismo tiempo empujarla tras él y avanzar para defenderla. Su movimiento le hizo perder el equilibrio y ambos cayeron.
Colocando el cuchillo hacia abajo, Kenny saltó en dirección a ellos. Su aullido sobrenatural rompió la paz relativa de la calle cuando cortó un músculo.
Andrew gruñó cuando la sangre salió del corte profundo en el interior de su muslo.
—Hijo de puta —gritó cuando se desenredó de Lita y avanzó. Su puño dio en el mentón de Kenny y el otro hombre voló hacia atrás.
—Maldición Andrew, para de moverte. Estás sangrando —gruñó Lita mientras se ponía delante de él.
—¡Vuelve antes de que te apuñale a ti también!— le ordenó Andrew mientras contenía la herida e intentaba levantarse. Sabía que estaba sangrando demasiado a juzgar por el líquido caliente y pegajoso que se escurría entre sus dedos. El hijo de puta debía de haberle cortado una arteria.
Intentó agarrar a Lita con su mano libre, pero ella lo evadió.
Mientras el caliente líquido corría por su pierna, tropezó. Reuniendo fuerza, se movió tras Lita. Nuevamente tropezó y cayó de rodillas.
—Diablos, esto es peor de lo que pensé—murmuró. Movió su mano libre hacia el tobillo en lo que le pareció una eternidad y cogió el revólver escondido bajo sus vaqueros. Con la vista borrosa consiguió agarrarlo en su tercer intento y sacarlo de la funda. Levantándolo pestañeó para fijar la vista, movió la cabeza y pestañeó nuevamente. Su mano tembló y maldijo. No podía disparar contra Kenny con Lita tan cerca. No podía garantizar su puntería. Solo había una cosa que pudiese hacer. Apuntando con el arma al lado opuesto de la pared disparó. La explosión hizo eco en el callejón.
Cuando la pistola cayó de su mano, se desmoronó contra un cubo de basura. El disparo había hecho el suficiente ruido para despertar a los muertos y ellos estaban en el callejón próximo al restaurante donde estaba cenando el sheriff. Él no iba a ignorar lo que había oído. Si Lita se pudiese apartar de aquel cuchillo y aguantar un momento…
Una vez más Andrew pestañeó para aclarar la vista y maldijo silenciosamente. Estaba perdiendo sangre muy rápidamente. Lita y su atacante no eran más que una niebla blanca y marrón frente a él.
Pestañeó e intentó concentrarse en la pelea que no acertaba a ver.
En algún lugar cercano un perro gruñó.
Cuando se inclinó contra el bidón de basura, Andrew gruñó. El ladrido de un perro. Bien. Era una ciudad pequeña, las personas se acercaban cuando ladraba un perro.
Entonces otro disparo agitó el silencio de la noche y la oscuridad lo envolvió.
Cuando el sonido del primer disparo explotó alrededor de ellos, Lita le sacó a Kenny el cuchillo de la mano mientras él se congelaba momentáneamente. El cuchillo voló por el aire y se deslizó lejos, en la oscuridad.
—Bien cretino, ahora lucha justamente.
Sin molestarse en sacarse la ropa, Lita cambió. La niebla blanca plateada se movió a su alrededor cuando la ropa cayó al suelo. Segundos más tarde, un lobo blanco gruñó y saltó en dirección a Kenny.
Después de tropezar por el ataque de Lita, su oponente también se había transformado.
Sin embargo él había cambiado enredándose con su ropa humana. Cuando los dientes de Lita le hicieron un corte profundo, gruñó de dolor.
Mostrando los dientes, Lita saltó lejos de Kenny y se giró para volver a atacar. ¡Había atacado a su compañero! ¡Iba a morir!
No obstante, antes de poder aproximarse a él, otro disparo quebró el silencio de la noche y cerca de ella una bala dio en el suelo y rebotó en la pared exterior del restaurante.
¡Transfórmate de nuevo Lita! —le ordenó el sheriff en voz baja —¡Ahora! Antes de que ningún humano te vea. ¡Es una orden! Tu también Kenny.
Gruñendo de disgusto, Lita tuvo que aceptar. El sheriff era el alfa de la manada y ella debía obedecerlo.
—¿Qué diablos está pasando? —gruñó el sheriff una vez que ellos volvieron a su forma humana.
Ambos quisieron hablar al mismo tiempo.
—Ella folló con otro…
—Él lo apuñaló…
—¿Puñal? ¿Quién ha sido apuñalado?
Mientras se ponía la ropa Lita se congeló. Andrew estaba extrañamente quieto.
—¡Andrew! —Medio vestida saltó de vuelta a la oscuridad.
Cuando Lita lo encontró, el corazón pareció salirle de la garganta.
Estaba sentado en un charco de su propia sangre, un charco que estaba aumentando lentamente.
Mientras buscaba su herida, las otras dos voces de los hombres la seguían en la oscuridad.
—Ella folló con un humano, sheriff. ¡Ella es mi compañera y folló con un humano! —Gruñó Kenny —¡Él merece morir!
Su agudo oído notó el sonido de pasos rápidos y de un cuerpo siendo lanzado contra una pared sólida.
—¿Morir? —El sheriff gruñó —¿Lo has matado? ¿Has matado a un agente de la CIA? ¡Cretino hijo de puta! Has puesto a toda la manada en peligro. Debería meterte una bala en la cabeza ahora mismo.
El sonido de la escopeta de Bart siendo preparada sonó en la oscuridad del callejón. Él debía de haber llegado por la puerta de atrás. Su voz era baja y mortal.
—Solo salga de mi camino, sheriff. Me ocuparé de eso por usted.
Cuando ella deslizó la mano por el muslo de Andrew, movió su mano de lado. La sangre manó contra su palma.
—Sheriff, envíe a buscar al doctor. Andrew está perdiendo sangre por la femoral.
—Ya está de camino. Envié a Dan a llamarlo antes de venir. Mantén la mano en la herida Lita, es lo mejor que podemos hacer hasta que llegue el médico. Y tu Kenny, si él muere, tú también mueres. Has comprometido la seguridad de la manada. Esta ciudad podría acabar llena de agentes federales. Todos los Weres tendrían que marcharse.
—¡No me importa! ¡Es mi compañera! ¡Mía! ¡Ningún otro puede tenerla! ¡Ni were ni humano!
Los mataré a todos primero —la respiración jadeante de Kenny quebró el silencio.
—Está loco sheriff. Mejor librarlo de su miseria —dijo Bart.
Lita notó el suspiro del sheriff mientras apretaba con ambas manos la herida de Andrew.
—Aunque quisiese, Bart, no puedo. Tiene derecho a defenderse delante de la manada y ellos tienen derecho a decidir. Lo encerraré hasta que podamos reunirnos.
—¿Me necesitan? —una nueva voz se unió a la del sheriff.
—Por aquí. Andrew está sangrando hasta casi morir —Lita no le dio al sheriff la oportunidad de responder.
—Kenny apuñaló al agente de la CIA —continuó el sheriff —Lita dice que la herida parece grave. Después de encerrar a Kenny, me acercaré a la clínica para ver cómo va, doctor.
Un rayo dividió el cielo y retumbó un trueno.
—Paren de hablar, ¡Maldición Cail, ven aquí!
Segundos más tarde el doctor estaba arrodillado a su lado.
Bart llevó la escopeta de vuelta al edificio y volvió con una linterna grande, colocándola en la herida de Andrew.
—Cristo, esto es malo —murmuró el doctor —Lita, mantén la presión en la herida mientras le hago un torniquete alrededor del muslo. No puedo hacer nada más aquí —cuando los primeros auxilios fueron aplicados, miró a Lita de reojo —Es mejor que te termines de vestir, antes de que Ben y Dan lleguen aquí con la camilla. Los necesito concentrados en llevar a este tipo a la clínica y no en mirar tus pechos.
Otro rayo iluminó el callejón. Un nuevo trueno sonó en el cielo.
Lita sacó los ojos del rostro pálido de Andrew.
—¿Qué? —Sus desnudos y pálidos pechos, manchados de sangre, brillaban con la luz de la linterna —Oh sí. Es verdad. —levantándose encontró su camisa y se la pasó por encima de la cabeza y la bajó hasta cubrirse los pechos. Estaba metiendo el sujetador en un bolsillo del pantalón cuando los dos humanos llegaron con una camilla. Cuando la pusieron al lado de Andrew, Dan jadeó y se puso pálido con la vista de la sangre. Un nuevo flash brillante de un rayo iluminó el cielo. Un nuevo trueno resonó. Una gota de lluvia gruesa cayó sobre el brazo de Lita.
—Justo lo que necesito —gruñó el doctor —la previsión del tiempo es de tempestad toda la noche. No hay manera de pedir un helicóptero para que se lleve a este tipo, y dudo que esté lo suficientemente estable para llevarlo en un vehículo —miró a los hombres con la camilla —Maldición, Dan. Es mejor que no te desmayes. Has ayudado al carnicero lo suficiente para que la visión de la sangre no te afecte.
—Pero no era sangre humana Doc —el sonido de Dan tragando en seco fue audible para todo el mundo.
—Cristo, Bart, dale a Dan la linterna y ayuda a Ben a colocar a este tipo en la camilla.
Cayeron más gotas de lluvia.
—¿Qué tengo que hacer? —preguntó Lita.
—Solo quítate de en medio.
—Espera un momento, Cail. Andrew es…
—Maldición Lita. Eso puede esperar. ¡Si lo quieres vivo, ponte fuera de mi camino!
Tenemos que llevarlo a la clínica antes de que llueva más fuerte. Esta herida es lo suficientemente grave. La última cosa que necesita es mojarse y coger una pulmonía.
Gruñendo, Lita dio un paso atrás. A su manera, el doctor era tan Alfa como el sheriff.
Dioses, la mayoría de las veces odiaba a los Alfas.
Cuando se llevaron a Andrew la lluvia cayó más fuerte.
Media hora después, el doctor miró fijamente a su paciente y movió la cabeza.
—Esto es lo mejor que puedo hacer. He cosido la arteria lo mejor que he podido. Debe sersuficiente hasta que pueda llevarlo a un hospital, pero necesita más sangre. —Movió la cabeza hacia las bolsas casi vacías próximas a la cama de Andrew—Es la última bolsa que tengo.
Lita paseaba de un lado a otro. ¡Andrew podía morir!
Mío, aulló su alma. ¡Él es mío! ¡Ayúdalo!
Lita no vaciló. Si Andrew se moría, ¿Cómo vivir sin él?
—Dale la mía.
El crujido de una tabla en la otra habitación fue más audible cuando el sheriff y el doctor miraron fijamente a Lita.
—Me has oído —puso las manos en las caderas y los miró fijamente.
—Lita…
—No me vengas con Lita, Cail. Él es mi compañero. —sus fosas nasales se abrieron y se inclinó hacia delante —Él tendría mi sangre de cualquier manera.
—Pero Lita…
—Tampoco le voy a escuchar a usted, sheriff.
El doctor se apartó de la cama y se paró frente a Lita.
Él encontró su mirada sin vacilar.
—Lita, él tiene que aceptarte a ti y a tu sangre con libertad. No puedes forzarlo.
Ella movió la cabeza. Su alma de mujer lobo estaba aullando con dolor y furia. ¡Sálvalo! ¡Sálvalo! ¡Sálvalo!
—No lo estoy forzando. Le estoy salvando la vida.
El doctor pasó los dedos por el cabello.
—No. —dijo Lita antes que él o el sheriff pudiesen decir nada. —Sé que ambos quieren los mejor para mi, pero es Andrew. Todos los dioses saben que he luchado contra este aparejamiento.
Por el amor de Dios, es humano y quiere entregar a mi hermano al gobierno. ¿De verdad pensáis que quería que esto pasase?
Nadie respondió.
—Está hecho. Él es mi compañero. Vosotros sabéis lo que es eso. Si vuestras compañeras estuviesen en la misma situación, vuestras almas se partirían si no pudieseis ayudarlas, y lo sabéis.
Ambos hombres suspiraron.
Un largo temblor recorrió el cuerpo de Lita. Las lágrimas cayeron e intentó contenerlas.
Algunas escaparon y cayeron en sus mejillas.
—Cail, por favor, es mi compañero.
El doctor suspiró nuevamente y movió la cabeza.
—Ella tiene razón. —El sheriff levantó su sombrero negro de una silla —Ella no podrá vivir consigo misma si no lo ayuda. —Se puso el sombrero en la cabeza, contrajo los labios y sonrió —Además, cuando tenga un poco de su sangre, prácticamente será un were. No entregará a su hermano al gobierno, no si él no quiere volverse un experimento.
Después de algunos segundos de mirar fijamente al rostro muy pálido de Andrew, el doctor movió la cabeza.
—Bien. Acuéstate en la cama cerca de él, Lita. Un poco de tu sangre será como si fuese más del doble que la de un humano y su herida se curará lo suficiente para que no tenga que ir a un hospital en cuanto la sangre were esté en su sistema. Añádele el hecho de que tu madre era una loba pura, bien, vamos a observarlo cuidadosamente.
La tensión abandonó el cuerpo de Lita cuando sus músculos y su mente se relajaron. Con su sangre Andrew viviría.

CALOR SALVAJE (+18) - (FINALIZADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora