Cuando Lita tropezó en la entrada y fue a la cocina de su tía, Andrew golpeó con una mano sobre la mesa.
—¡Tía Hotaro!
—¡Compórtate ! Esta es mi casa y esta mujer es bienvenida. Quieres descubrir lo que te pasó. ¿Quién mejor para explicarlo?
Andrew pasó la mirada de un rostro de mujer a otro. Tía Hotaro, en la cual confiaba más que en nadie y a la que amaba más que nadie en la tierra. Lita…
Confiaba en Lita, ¿cierto? Pero, ¿cómo se sentía sobre ella?
Cerrando los puños continuó mirando fijamente el rostro de la mujer que había arruinado su vida. Ahora estaba más enfadado de lo que había estado nunca con alguien, incluyendo a su jefe que lo había mandado a esta misión estúpida de perseguir a un hombre lobo. Y ahora tenía que mirarse. Él era una aberración y si la CIA lo descubriese lo encerrarían y harían experimentos con él. Melody estaba segura de esto. Si hubiese llevado a su hermano de vuelta a Washington, habría sido encerrado y vigilado con una seguridad mayor que en Fuerte Knox.
¡Lita! Maldita perra. ¿Que tenía que hacer con ella? Más que nada, Andrew quería que se fuese. De otra manera se iría él. Si Hotaro no le pedía que se marchase, entonces se iría él. No quería estar cerca de ella.
Pero incluso así…
Cuando reunió fuerzas y ordenó a su cuerpo que se levantase de la silla, su estómago se revolvió. El sudor lucía en su frente. Manchas negras aparecieron delante de sus ojos. Aunque quería atravesar la cocina y salir, no podía. Algo no lo dejaba. ¿Pero qué? Le había llevado años controlar su cuerpo y sus emociones. En los últimos cinco años había sido totalmente imparcial en todos los trabajos que había hecho. Pero todo había cambiado desde que Lita Chiba le había dado su sangre.
No, dijo la voz insidiosa de su conciencia. No has sido completamente imparcial en este caso desde la primera vez que la viste sentada en su oficina. Te has mentido a ti mismo desde aquel día.
¿Por qué no te fuiste cuando conseguiste la información que ella te dio? Tú sabías que eran falsas, pero podías haber descubierto la pista sin ellas. Sin embargo te quedaste… por su causa. Te quedaste y miraste cuando ella se masturbaba en la habitación. La seguiste a aquel bar. ¿Por qué la desafiaste al billar si sabías que no podía ganar? Cuando ella cogió tu muñeca, ¿por qué te dejaste arrastrar por ella a la parte de atrás del bar? Y cuando ella te amarró con correas en aquella cama de hospital no luchaste salvo con la palabra. Todo esto pasó antes de saber lo de la transfusión. Admítelo. Sé honesto contigo mismo. Quisiste tener sexo con ella.
—¡Diablos! —dijo Andrew cuando agarró con los dedos la parte de atrás de una silla.
—¡Andrwq! —protestó su tía por el ruido de la madera rompiéndose.
Él miró el pedazo de silla en su mano.
—Eres más fuerte que antes —dijo Lita en voz baja.— considerando tu entrenamiento tendrás que ser cuidadoso.
—No quiero ser más fuerte —gruñó Andrew tirando la comida al suelo.
—Ahora suenas como un niño malcriado —dijo Hotaro con voz dura —lo hecho, hecho está.
Para de poner morros.
—No estoy…
—Sí, lo estás haciendo —su tía se giró a Lita —¿El cambio es permanente?
—Lo siento mucho —Lita bajó los ojos y confirmó con la cabeza.
—¡Lo sientes! —Andrew se dirigió hacia ella —¡Lo sientes mucho! ¿Tú lo sientes? ¿Cómo demonios piensas que me siento? Por lo que me dices ahora nunca tendré una vida normal.
Estaba perfectamente feliz con las cosas como estaban, pero tu sola decidiste cambiarlo todo, ¿no es cierto? Has arruinado mi vida.
Cuando terminó de gritar, Andrew estaba de pie frente a Lita. Ella permaneció con la cabeza inclinada y él podría haber jurado que vio una lágrima caer al suelo.
—Perra —gruñó. Su obvio arrepentimiento no tuvo efecto alguno.
Fue la gota que colmó el vaso. Con las fosas nasales ardiendo Lita apretó los puños en sus costados para evitar la burla en su rostro y levantó la cabeza.
Aquello era demasiado. Ella había seguido a este hombre centenares de millas porque su alma lo llamaba. Pero no sería humillada por él, aunque fuese lo más importante de la tierra para él. Ella era un were, y ninguna hembra permitía que su compañero la tratase de otra manera que con respeto. Dejaría cicatrices en él antes de que eso pasase.
—Es verdad —gruñó ella en respuesta—soy una perra. Mi madre era una loba y, al igual que otras hembras relacionadas conmigo, me enorgullezco de ello. Tú lanzas esa palabra de forma insultante, pero para mí o cualquier otra were, esto es una realidad. —abriendo el puño derecho lo puso en su pecho —En cuanto a arruinar tu vida, ¿Qué piensas que he hecho con la mía? Era perfectamente feliz con mi vida hasta que tú entraste en mi oficina como si fueses el dueño.
¿Piensas que me gusta estar emparejada contigo… un humano? ¿Crees que te habría escogido? —
golpeó su pecho de nuevo y él dio un paso atrás —Piénsalo nuevamente idiota. Quería emparejarme con otro were, alguien que me entendería y me amaría por lo que soy. ¿Pero a quién escogió mi alma de lobo? Tú… un humano. —Otro golpecito en el pecho y Lita continuó.
—¿Tienes alguna idea de lo que es ver tu interior retorciéndose porque tu compañero no está cerca? ¿Sabes cual se la sensación de que tu compañero te deje sin una palabra de despedida?
¿Puedes por lo menos empezar a entender lo que sentí al ver que mi compañero estaba caído en una charca de sangre en peligro de muerte? ¡Maldición! No tuve elección. O que esperabas, ¿Qué te dejase sangrar hasta morir? —le golpeó con el dedo nuevamente.
Andrew dejó de apartarse y se inclinó en su dirección.
—No tenías que darme tu sangre, especialmente cuando sabías lo que haría conmigo. ¿Has oído hablar del libre albedrío?
—¿No me has escuchado? —Lita puso las manos en las caderas y le pisó un pie —Tú eres mi compañero, la otra mitad de mi alma. Te estabas muriendo y yo estaba aterrorizada.
—¿Aterrorizada? Parecías tener un buen control de ti misma antes de eso.
Ella se inclinó hacia él hasta que sus narices estaban casi en contacto.
—No te ibas a morir, ¡maldición! La sangre de hombre lobo te curaría más rápido que cualquier otra cosa. Hace tres días y casi no notas una herida que debía mantenerte en una cama de hospital, ¿No es cierto? No, te di la oportunidad de elegir. Estaba equivocada y lo siento mucho, pero nunca he tenido elección tampoco. El vínculo entre nosotros era muy nuevo. No conseguía controlarlo. Aún no puedo. —Lita se enderezó, levantó el mentón y lo miró directamente a los ojos. —No tienes ni idea de lo que odio eso.
Lita le devolvió la mirada. Ella levantó el dedo para tocarlo nuevamente en el pecho pero él le agarró la mano antes de que ella pudiese hacerlo. Había tenido suficientes golpes y quería terminar con ellos en ese momento.
En el momento en que Andrew le envolvió la mano con la de él lo que parecían descargas eléctricas danzaron alrededor de sus manos y sobre su brazo. El estómago se le revolvió y aquella cosa oscura en su alma surgió. Esta vez, sin embargo, algo diferente estaba pasando con su cuerpo. Su estómago se revolvió nuevamente y su corazón empezó a latir más rápido. El sudor apareció inesperadamente en su frente. Cuando la oscuridad apareció en sus ojos, otra cosa se apretó alrededor de ella, luchó, peleó con ella. Su estómago se revolvió nuevamente y se apretó en un nudo.
Arqueando las cejas, Andrew cerró los ojos. Todo su cuerpo empezó a temblar.
—¿Andrew? —Librándose de su mano, ella le cogió el rostro con las manos —¿Estás bien?
Abriendo los ojos, Andrew miró fijamente su rostro, con los ojos mirando fijamente los ojos verdes de ella que ardían con manchas doradas. Tenía que besarla. Su vida dependía de eso. Antes de poder tener la oportunidad de rechazarlo, Andrew empujó a Lita en sus brazos y capturó la boca de ella con la suya. Cuando su olor lo rodeó, el placer estalló en su cuerpo y la fea oscuridad, el mal que luchaba para controlar su cuerpo desapareció.
Inclinado la cabeza, Andrew apretó la boca firmemente contra la de ella y deslizó la lengua entre sus labios. Los dientes chocaron y sonaron. Su beso no era suave, pero no podía hacer nada.
Necesitaba mantenerla lo más cerca posible. Si pudiese la habría tragado entera. Gruñendo chupó su labio inferior y puso de nuevo la lengua en su boca.
Mientras sus lenguas se batían en duelo, ella gimió y se apretó más firmemente contra su pecho. Con aquella pequeña victoria, él tomó el control, sus besos exigían una respuesta hambrienta, ardiente. El invadió su boca, empujando su lengua contra la de ella en una danza que se volvió cada vez más sensual. Necesitaba conquistarla, dominarla.
Manteniendo la mano alrededor de su cintura, pasó los dedos de la otra mano por su pelo y le acercó aún más la cabeza.
Nuevamente los dientes se golpearon y las lenguas se batieron en duelo.
Los dientes de ella se deslizaron por sus labios.
El gusto metálico de la sangre avanzó por la lengua de Andrew. Su necesidad absoluta de Lita se identificó como una llama ardiente en sus venas. Preso en un beso que parecía arrancar el alma de su cuerpo. Andrew se sumergió en un remolino de deseo.
Ella deslizó las manos por su espalda hasta tocarle el trasero firme bajo los vaqueros. Intentó decir algo, pero con las lenguas en la boca del otro no podía entender nada.
No importaba. Sus acciones hablaban mucho más alto. El nudo en su estómago explotó en fuertes llamas. Con los nervios en ebullición, su pene se endureció. Gimiendo profundamente en su garganta, deslizó de nuevo la mano hacia abajo, agarró el trasero de ella y le empujó las caderas contra su dura erección.
¡Ella era suya!
Lloriqueando, ella se frotó contra su muslo y acunó la erección entre las piernas.
Jadeando, ella apartó su boca y echó la cabeza hacia atrás.
—Sí. —susurró ella.
Él quiso arrancarle la ropa y arrojarla al suelo para terminar el acto sexual allí.
El sonido de su tía Hotaro tosiendo… ruidosamente, más de una vez, penetró en el cerebro nublado por la pasión de Andrew. Empujando a Lita, dio un paso atrás. Intentó normalizar la respiración y miró primero hacia ella y después a su tía.
Con los ojos vidriosos por la pasión, Lita cogió una silla para no caerse.
—Que…
Sin una palabra, Andrew se giró y huyó a otra parte de la casa. Él nunca había experimentado los sentimientos que recorrían su cuerpo. Tuvo que apartarse de Lita, tenía que llegar a algún lugar dónde pudiese pensar sin que le distrajese su presencia.
¡Mío! ¡Mío! ¡Mío! ¡Aparéate ahora! Aulló el alma de Lita mientras se movía para recuperar el equilibrio.
—¡Andrew!
—Déjalo ir. —dijo la tía de Andrew cuando Lita dio un paso tras él. Uso la mano en el brazo de Lita para apartarla cuando esta se giró y gruñó. —Apartándose levantó ambas manos
—Paz. Necesita pensar. No está huyendo.
Respirando profundamente varias veces, Lita miró a la tía de Andrew y luchó para recuperar el control de su cuerpo. El beso que acababa de compartir con Andrew había sido distinto a cualquier otro que hubiese dado antes, incluso aquellos que le había dado a él. Este le había sacado el alma del cuerpo, había mezclado el alma con la suya y vuelto con parte de ambas. Él era su compañero verdadero y ahora era suyo.
Ella juntó el cabello atrás de su rostro. Ahora todo lo que él tenía que hacer era reconocerlo y no luchar contra lo que no podía ser cambiado.
—Ha pasado algo importante, ¿no es cierto? —preguntó la tía de él.
—Estamos unidos —Lita asintió con la cabeza. —soy parte de él ahora le guste o no. No sé exactamente lo que hizo con él la transfusión o que parte de su sangre Vudú se despertó, pero él es mi compañero. No tengo duda, y si deja de luchar consigo mismo también lo sabrá.
—Mi Andrew está acostumbrado a controlar su vida —Hotaro movió la cabeza. Levantando un recipiente herméticamente cerrado, se lo ofreció a Lita.
—¿Qué es esto?
—Mi Jambalaya. Tu vete a la habitación de un hotel próximo y pasa allí esta noche.
—No voy a abandonar a mi compañero.
—Vamos niña —la tía de Andrew continuó —Andrew no se va a ir a ninguna parte, pero no te quiere ver ahora. Tiene que pensar en esto solo. —ella sostuvo el recipiente —Aquí. Vete a cenar, ten una buena noche de sueño y vuelve mañana.
Lita apartó el cabello del rostro nuevamente. Tenía su inquieta alma bajo control ahora y podía pensar. Tal vez la tía de Andrew tuviese razón.
Su estómago gruñó cuando el atormentador aroma del Jambalaya en el fuego rodeó la cocina.
Ella hizo una mueca cuando Hotaro sonrió.
Lita suspiró. El recuerdo de la mirada final de shock e incredulidad surgió en su mente.
Hotaro tenía razón. Andrew necesitaba tiempo para pensar, reconocer y aceptar lo que había pasado.
Cogiendo el recipiente de Jambalaya, Lita se giró en dirección a la puerta de la cocina.
—Volveré mañana.
Hotaro movió la cabeza.
—Tengo la seguridad de que Andrew estará aquí esperando por ti.
Una vez fuera de la casa, Lita se deslizó en su coche alquilado y colocó el recipiente en el suelo entre los dos asientos. Cogiendo las llaves de su bolso encendió el coche y se apartó de la casa. Conduciendo lentamente por la carretera de la casa de Hotaro, buscó el móvil en el bolso que había dejado en el asiento y marcó el número de su hermana.
Mina respondió casi inmediatamente.
—Mina, lo he encontrado. Hemos hablado. Creo que su tía me va a ayudar. —Pisó el freno —Oh mierda —continuó al teléfono —hay un árbol. Creo que tendré que salir y sacarlo del camino, pero no te preocupes, es un árbol pequeño. No cuelgues, vuelvo en un instante.
Lita puso el móvil en el asiento del pasajero y abrió la puerta del coche.
Apenas había salido cuando la agarraron.
Su gruñido era audible por la conexión del teléfono de su hermana.
—¿Quienes sois vosotros? Soltadme. Lo que tu…
Lita no tuvo la oportunidad de terminar. Un trapo empapado en algún líquido ilegal fue empujado sobre su boca y nariz. En menos de un minuto, ella estaba inconsciente.
Al otro lado de la línea, Mina dejó caer el teléfono de su mano. Deprisa terminó la llamada y marcó otro número.
Lita ha sido secuestrada.
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CALOR SALVAJE (+18) - (FINALIZADA)
Про оборотнейAndrew Furuhata cree que el hijo de puta de su jefe en la CIA le envió a una persecución inútil. ¿Cazar a un agente de igual graduación, que es un hombre lobo? ¡Menuda broma! Lita Chiba estaba contenta con su vida, era buena en su trabajo como inves...