Sexo.

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Al otro lado del teléfono, Mina miró fijamente la pared.
—El destino está ciertamente jugando con nuestra familia —murmuró para sí misma.
Primero habían perdido a su madre, lo que hizo que su padre se convirtiera en un solitario durante años, hasta que había encontrado a Luna. Antes de que ella aceptase, su hermano Darien había tenido que esposar a su compañera Serena a la cama, y el propio Seiya tuvo que superar sus prejuicios sobre el hecho de que su madre fuera una loba y no un Were. Taiki y su compañera Ami habían sido separados durante años porque sus padres tenían los mismos prejuicios y habían forzado a Ami a casarse con un macho que le pegaba antes de que ella y Taiki pudiesen estar juntos. El lobo interno de Lita había ahora escogido a un humano que quería encerrar a Taiki en una celda y tirar la llave. Maldición, su familia había tenido su parte de problemas y tribulaciones, antes de encontrar a sus compañeros. Era mejor hacer como Yaten, cavar un agujero y esconderse por el resto de su vida, se dijo para sí misma, de esta manera, la montaña rusa del destino volvería su pelo ceniza en blanco.
Sobre el alfeizar soleado, Luna (la gata) levantó la cabeza. Vive tu vida día a día.
Mina miró de reojo a la gata.
—Eso es fácil de decir para ti —murmuró —tú eres una gata.
Luna (la gata) lamió Una de sus patas con su lengua rosa.
-La vida no es fácil. La vida no es dura. La vida es de la manera que es. Levantándose, la gata se estiró y saltó a suelo.-No sé lo que es la filosofía, pero sé lo que es vivir. Come, duerme, emparéjate. Eso es todo. Eso es suficiente.-
La voz triste de Lita se deslizó en la oreja de Mina.
—¿Qué dices? Mina, ¿Estás aún ahí? ¿Con quién hablas? ¿Qué es lo que voy a hacer?
Suspirando, Mina volvió su atención a su hermana.
—Luna dice come, duerme, emparéjate. Tal vez debas seguir su consejo.
—¿Consejo de una gata? ¿Mi vida se está rompiendo y tú estás hablando con tu gata?
Mientras Mina miraba a su gata pasear por el suelo hasta la cocina, se concentró en su hermana. Lita era una de las mujeres más poderosas que conocía. Ella nunca había sido así de insegura sobre nada. Incluso cuando su madre había muerto, Lita reunió su fuerza de voluntad, guió a su hermana y hermanos y apartaron a su padre de seguir a su madre por los caminos de la luna. Después de entrar en el mundo humano, Lita siempre había estado allí para Mina, no importaba cual fuese el problema. Esta debía ser la primera vez en sus vidas que Lita no sabía lo que hacer.
Mina se mordió el labio. Lita era una mujer fuerte, y siempre había confiado en sus instintos antes. No era que no supiese lo que hacer. Ella no quería hacer esto.
—Lita, tú tienes confianza en ti misma. Nosotros somos más lobos que humanos. Confía en la loba de tu alma. Ella sabe lo que estás haciendo.
No habría escogido a ese hombre si él no lo mereciese.
—Eso es fácil de decir para ti. Tú te enamoraste de un hombre lobo. ¡Este tipo es humano!
¿Cómo piensas que reaccionará cuando me quede toda peluda, especialmente cuando está cazando a Taiki para encerrarlo y que el gobierno pueda diseccionarlo?
Mina se concentró en una única palabra. ¿Amor? ¿Tú lo amas? —hizo una mueca al escuchar —¡Oh joder! -y soltó el teléfono de su oreja.
Al otro lado de la línea, Lita empujó el teléfono lejos de su oreja y miró su mentón caído.
Entonces gritó.
—¿Amarlo? ¿Estás loca? ¡Casi no lo conozco! ¡Sólo he hablado con él tres veces!
Y te masturbaste mientras él miraba, además de derretirte prácticamente sobre él hace quince minutos. Tus pezones aún están duros —dijo su conciencia en tono astuto —aparéate ahora —continuó su alma de mujer lobo.
—Esto no es amor, es lujuria —murmuró mientras colocaba de nuevo el teléfono en su oreja.
—¿Qué dices sobre lujuria? —preguntó su hermana.
—Nada. Has entendido mal.
—Lo dudo. La lujuria fue la primera cosa que vino a mi mente la primera vez que vi a Seiya.
—¡Pero Andrew es humano! —repitió Lita.
—Y Luna también —respondió Mina —y mira lo feliz que son ella y papá. Además, el intercambio de sangre realzará sus habilidades e instintos naturales lo suficiente para aguantar cualquier cosa que hagas.
—Es extranjero.
—¿A quién le importa eso? Solo intentas buscar excusas. Seiya y Serena son nativos americanos blancos—argumentó Mina.
—¿Y qué pasa con que intenta cazar a Taiki?
—Una vez que tu compañero tenga tu sangre —la risa de Mina sonó por el teléfono —él será un were casi igual que Taiki. No pienso que quiera ser un estudio científico.
Tu compañero. Tragando en seco, Lita pestañeó para apartar una lágrima. Incluso a ella sus excusas le sonaban patéticas.
—¿Y si él no me quiere?
Al principio hubo un silencio. Después la voz de Mina rugió por el teléfono.
—¿No quererte? ¿Estás de broma? Diablos Lita, ¿Qué es lo que está mal contigo? Eres la que tiene mayor confianza en sí misma de la familia.
Escúchate. Te estás lamentando como un niño abandonado en la lluvia.
—No lo estoy.
—¿Entonces cómo llamarías a esto?
Lita se miró fijamente en el espejo ¿Qué había de malo en ella? ¿Por qué estaba dudando de sí misma, de su loba interna? Maldición, estaba actuando como una de aquellas insípidas y estúpidas heroínas de un libro de romance. La porción de su alma que era loba pura, nunca se había equivocado. De alguna manera, de algún modo, Andrew Furuhata era su compañero, le gustase a ella o no, le gustase a él o no.
Miró fijamente su rostro pálido en el espejo. Que así fuese.
—¿Te vas a quedar ahí toda la noche? —Un golpe en la puerta interrumpió sus pensamientos.
Reorganizando sus pensamientos, Lita se concentró en el teléfono una vez más.
—Mina, tengo que irme. Gracias por escucharme. Has sido de gran ayuda.
Antes de que su hermana pudiese responder, Lita colgó el teléfono.
Su mirada se posó en la máquina de preservativos de la pared.
Se mordió los labios.
Compañero, compañero, compañero—gruñó su alma.
—Parece que voy a tener que volver a tomar té de acónito de nuevo o me quedaré embarazada la próxima vez que esté en celo —murmuró mientras buscaba en el bolso algunos centavos.
El hombre del corredor tropezó hacia atrás por la sorpresa cuando Lita salió del baño de hombres.
—Disculpe, pero yo realmente necesitaba usar el baño —sonrió con los hombros erguidos.
Pasando frente al hombre, volvió al bar.
Andrew estaba inclinado contra la barra de roble. Cuando lo abordó, le mostró una jarra de cerveza.
Cogió la cerveza y la dejó en el bar. Entonces le quitó la suya a Andrew y la puso también en la barra.
—Ponlas en mi cuenta Bart —cogiéndolo por la muñeca, intentó empujarlo a la parte de atrás—Vamos.
—Cuando compro bebida para una mujer estoy acostumbrado a que ella se la beba —él no se movió.
—Ya he tenido suficiente y tengo algo más que decirte —continuó Lita desesperada.
Esto le interesó como había supuesto.
—¿Qué?
—Fuera de aquí si no te importa -continuó —¿Por favor?
Por un momento la miró fijamente. Entonces movió la cabeza.
—Bien. Imagino que es sobre el caso en el que estoy trabajando.
Lita movió la cabeza. Esta vez cuando lo empujó, la siguió.
—¿Por qué por la puerta de atrás?
—A veces Nephrite piensa que es mi padre.
—¿Nephrite?
—El Sheriff —Ella apuntó en dirección a la mesa en la que dos matrimonios de mediana edad estaban disfrutando de la comida.
Empujando de nuevo a Andrew por el corredor que llevaba a los baños, Lita pasó por ellos y empujó la puerta del final del corredor saliendo a la calle. En cuanto Andrew estuvo fuera, cerró la puerta.
La luz era débil, sin embargo los hombres lobo veían mejor que los humanos en la oscuridad.
No tuvo ninguna dificultad en ver la anticipación en el rostro de Andrew. Tuvo el presentimiento que estaba anticipando algo completamentw diferente de lo que iba a conseguir.
—Entonces lo que quieres…
Lita no le dio la oportunidad de terminar. Empujándolo contra la pared moldeó su cuerpo contra él, envolvió los brazos alrededor de su cuello y lo besó… larga, lenta y completamente.
Deslizó la lengua alrededor de sus labios y cuando abrió la boca, se rió por lo bajo.
A pesar de estar tenso no luchó contra ella.
¡Mío! el lobo en su alma aulló de felicidad.
Cuando deslizó la lengua en su boca sintió el pene endurecerse contra el muslo. Sin embargo no cayó directamente en sus brazos.
Envolviendo los brazos alrededor de Lita, separó su lengua y la empujó.
—¿Qué diablos estás haciendo?
Lita miró fijamente su rostro. Solo era una pulgada más alto que ella, por lo que mirarlo a los ojos no era un problema. Maldición, debía de tener un gran control para separarse de aquel beso. Por dentro, ella estaba agitada y derritiéndose como gelatina.
—Te estoy besando —dijo finalmente, ligeramente perturbada y con voz jadeante —¿Sabes lo que es besar, verdad? ¿O te has pasado toda tu vida adulta persiguiendo personas?
—¿Por qué? —dijo ignorando su comentario.
Estirando el labio inferior, Lita forzó un suspiro y sopló algunos mechones de cabello fuera de la cara. Mierda, era terco.
—Porque eres el hombre más sensual que he conocido. ¿Por qué luchar con la atracción?
Cuando sonrió y lamió el labio superior con la punta de la lengua, Andrew sintió que su pene ya duro se endurecía más. Tener aquella lengua en él…
Sus bolas se apretaron.
Luchó contra el deseo de envolverla en sus brazos.
—¿Por qué? —preguntó nuevamente.
—Te acabo de decir el porqué.
—No, ¿Por qué la atracción? Ciertamente no estaba ahí el primer día que entré en tu oficina.
El lento encogimiento de hombros levantó sus pechos antes de dejarlos caer. En la oscuridad él podía ver sus pezones contra la camisa.
—Creo que me has conquistado —ya que la mitad inferior de su cuerpo estaba aún contra él, rozó su muslo contra el duro pene —Creo que te he conquistado también.
—Escucha —Andrew movió la cabeza.
—¿Puedes parar de analizar esta atracción y divertirte? —inclinó el rostro hacia él, deslizó la lengua por sus labios y rozó las caderas contra el muslo y el dolorido pene.
—¡Joder! —se puso rígido y respiró profundamente.
Olvidando la regla, un día irrompible de nunca enrollarse con alguien que estuviese investigando, Andrew cedió a los impulsos que sentía cada vez que veía a Lita Chiba. Rodeándola, la empujó contra la puerta y atacó su boca.
Ella contraatacó apuñalando la lengua en su boca y chupándosela.
Sus dientes batieron. Sus lenguas lucharon por el control.
Él cogió los pechos de ella y los apretó.
Ella se estremeció y envolvió una pierna alrededor del muslo de él.
Gimiendo, Andrew abrió más la boca haciendo que su lengua danzase con la suya. Su polla estaba más dura de lo que había estado nunca y sus bolas quemaban. Nunca había querido nada tanto como enterrarse en aquella mujer lo antes posible.
De alguna manera Lita deslizó la mano entre ellos, algo que no pensó que fuese posible, considerando lo cerca que estaban sus cuerpos, abrió sus vaqueros y deslizó la mano por el frontal de sus pantalones, agarró el pene y lo dejó libre, con solo su caliente mano rodeándolo y acariciándole la cabeza.
—Me vas a hacer gozar demasiado pronto —gimió Andre en su boca.
—Sácatelos. Sácate los malditos vaqueros —exigió ella contra su boca mientras bajaba la pierna y empujaba los pantalones. La parte superior de su pene se movió libre —¡Está muy duro!—murmuró contra su boca —Necesito tu polla.
Con mucha más fuerza de la que él pensó que podía tener una mujer, ella lo giró de forma que su espalda estuviese contra la pared, se puso de rodillas, empujó sus pantalones y calzoncillos hasta sus tobillos y lo chupó.
—Oh Cristo —gimió él. Abrió las piernas y se movió contra la pared golpeando con los puños.
La lengua de ella era mágica, el calor de su boca lo derretía mientras chupaba y mordisqueaba.
Empujó las caderas hacia adelante y ella lo chupó de nuevo.
Deslizó el pene en lo más profundo de su boca a medida que ella chupaba. Suavemente pasó los dientes por el pene mientras lo deslizaba hacia dentro y hacia fuera. La presión afilada hizo que los músculos de su estómago se moviesen. Ella chupó la polla y sustituyó los dientes por la lengua.
Andrew gimió y enterró los dedos en su cabello.
Cuando ella deslizó la lengua a su alrededor, acarició sus bolas y las cogió con la mano.
Era demasiado. Tuvo la necesidad de enterrarse dentro de ella.
Agarrando sus hombros, Andrew apartó la boca de su pene, deslizó las manos bajo los brazos de ella, y se giró, de manera que su espalda estuviese contra la pared.
—Ropas. Fuera. Ahora.
Él no esperó a que ella se desnudase. Empujando la camisa encima de sus pechos, abrió el sujetador por delante, se curvó y pellizcó un tenso pezón, entonces lo chupó.
Cuando pellizcó el pezón, Lita golpeó el puño contra la pared. ¡Oh dioses, nunca había deseado tanto a un hombre!
Ella abrió los botones de sus vaqueros, rompiendo algunos en el proceso. Empujando los vaqueros hacia abajo por sus caderas, le agarró nuevamente el pene.
Cuando deslizó la mano entre los muslos de Lita, se arqueó contra él al ver que sus dedos se deslizaban dentro de ella. Se sentía reducida a polvo.
—Cristo, estás mojada.
Acurrucándose en su cuello, Lita le pellizcó el lóbulo de la oreja.
—Te quiero dentro de mí. Ahora.
—¡No tanto como yo quiero estar dentro de ti! —el frotó el pene contra la parte interna del muslo.
—Preservativo —jadeó ella —¡En mi bolso!
Solo le llevó un momento inclinarse, coger el envoltorio de plástico de su bolso, abrirlo y ponerle el preservativo.
—Ahora nena. Ahora estoy preparado para ti —él respiró en su oreja mientras enterraba el rostro en su cuello.
Lita abrió más las piernas y entonces maldijo de frustración al ver que los vaqueros se le habían enredado alrededor de sus tobillos, impidiéndole levantar las piernas para envolverlas alrededor de las caderas de él.
Era el inconveniente de usar botas.
Sus vaqueros no eran un impedimento. Agarrándola por el trasero, Andrew la levantó contra la pared y, usando sus rodillas para abrirla tanto como pudo, la bajó sobre su dura polla.
Rodeándole el cuello con los brazos, Lita sollozó cuando sus músculos internos se estiraron para acomodar su grueso pene. Se estremeció cuando la levantó y la empaló nuevamente.
Apretando sus músculos internos, movió las caderas mientras le pellizcaba el hombro.
—Sí, oh sí. Más duro. Más duro.
La levantó y la penetró.
El trasero de ella se frotó contra la madera de la pared.
No le importó.
Con el cuerpo apretado contra ella, Andrew continuó moviendo las caderas introduciendo su pene en ella tan profundamente como podía.
—Diablos nena, tu coño está caliente y mojado. Eso, apriétame. Mueve las caderas. Eso mismo, más rápido.
El olor a sexo los cercó y la mujer lobo en el alma de Lita aulló de placer. Mordió el otro hombro y lo apretó más fuerte.
—Más hondo. Más duro —gimió.
Sus dedos se deslizaron hacia abajo, hasta el trasero de él.
Cuando la presión se hizo más fuerte, sus pezones se endurecieron en el aire fresco. Los músculos de su abdomen se estremecieron.
—Ahora. ¡Oh ahora! —sollozó Lita.
La luz relampagueó tras sus ojos.
Andrew movió las caderas y la penetró repetidas veces. No estaba siendo suave, pero como ella continuaba mordiendo su cuello y hombros, comprendió rápidamente que le gustaba el sexo duro.
A él no le importó. Sus bolas en llamas estaban apretadas contra su cuerpo y su polla estaba preparada para explotar. Ella se estaba retorciendo contra él, con su caliente y apretado coño apretando la polla más firmemente de lo que cualquier mujer hubiese hecho.
Quería prolongar su placer y el de ella, pero su cuerpo se negaba a cooperar. No podía contenerse. Cuando Lita gritó: ¡ahora!, la penetró una última vez. Su gemido hizo eco con el grito de ella cuando un volcán de calor estalló por su pene. Un rugido llenó sus orejas y sus rodillas temblaron. Enterrando el cuello en ella, se vio forzado a inclinarse sobre Lita para no caerse.
Cristo, ninguna mujer lo había afectado así.

CALOR SALVAJE (+18) - (FINALIZADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora